Esta tienda de alimentación regentada por pakistaníes es uno de mis supers de cabecera. Aquí no hago la compra semanal, pero la frecuento casi cada día porque está abierta prácticamente a todas horas desde muy temprano. El único punto negativo es que cierra a partir de medianoche. Que no tenemos pan para cenar, no hay problema aquí siempre tienen barras. Se acabó el papel higiénico, no pasa nada bajo al paki y de paso subo pilas para el mando de la tele. Y así un largo ectcétera con cientos de productos básicos que siempre me olvido de comprar en los caprabos, eroskis y consums del barrio. Aquí trabaja toda la familia y allegados. Es raro ver a la misma persona dos días seguidos atendiendo el local. Algunos no hablan ni una pizca de castellano, ni mucho menos de catalán, pero saben teclear la máquina registradora y una mirada señalando la caja les basta y les sobra para entablar una conversación visual. Nunca les falta una sonrisa cuando entras o sales de su tienda y eso es un punto a su favor que hace que no me desplace al Opencor si ellos tienen aún su puerta abierta.