Si alguien es fumador y añora esos locales donde entrabas y te quedaba el olor a tabaco en la ropa, el pelo, etc… le recomiendo que vaya a este relojero. Veamos, su trabajo lo hace bien. O sea, repara relojes, pone pilas, cambia cadenas y esas cosas. Pero la tienda huele a tabaco que tumba de espaldas. Y eso que solo hace tres meses que abrió. O que recogió el testigo del anterior inquilino. Suerte que hace buen tiempo y está la puerta abierta. No quiero pensar que será en invierno, con todo el olor concentrado ahí… En fin, cada uno en su casa hace lo que quiere, pero yo, en esa tienda no se si volveré a entrar.
Laia O.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Se acabaron los tiempos de dejar el reloj en un cajón diciendo«vaya, se le ha acabado la pila, tengo que llevarlo a que se la cambien», para que el reloj se quedara olvidado en ese cajón, haciendo compañía a otros relojes que habían corrido la misma suerte. Tempus Fugit reza el cartel de este taller de relojería. Ya no tengo excusa. Por otro lado, y aparte del utilísimo servicio de este negocio, he de decir que tiene una decoración muy mona, muy de relojería, cuidado, detallista.