Verdú

Siempre se han situado entre mis establecimientos favoritos aquellos que abren a mediados de primavera para vender productos asociados al verano: los más populares son las heladerías, aunque hoy en día ya son mayoría las que funcionan todo el año rompiendo un poco la magia que supone adivinar la llegada del calor en síntomas extrameteorológicos como el levantamiento de persiana de la heladería del barrio. En Verdú siguen mirando el calendario y helados, horchatas, granizados y demás llegan con la primavera; en invierno, turrones.
Personalmente soy bastante fanático de la horchata y, faltaría más, me considero un gourmet de esta bebida; no me conformo con cualquiera, soy exigente, pero sé apreciar la que merece la pena. La que sirven en Verdú quizás no es la mejor de Barcelona pero es muy correcta, y su precio es verdaderamente competitivo. Los helados son también de nivel y la decoración, con esa barra metálica mate, los dispensadores de cañitas, etcétera, nos lleva a nuestra más preciada patria: la propia infancia.