Ya tengo spot preferido en Barcelona. No está al lado, al lado de mi casa, pero no me pilla nada mal. Dos paraditas de ferrocarril y ahí lo tengo: ese pequeño pedazo de cielo en la Calle Laforja. Victorias Cakes es el local de Victoria Ballesta, una arquitecta del amor que construye maravillosas obras de azúcar y que ha inventado un nuevo concepto de repostería: el pastel joya. Entre las muchas cosas que oferta en su local, está la de personalizar pasteles para todo tipos de eventos(obviamente, el que más triunfa es el pastel de boda): a partir de la personalidad y gustos de los clientes, diseña una pequeñita obra de arte cargada de glucosa para rematar un día único. En el precioso local tiene expuestas algunas muestras de sus diseños, lo que combinado con la decoración naïve y afrancesada le da al sitio un rollo de habitación de sueños de la que no te quieres marchar nunca. Quieres morir de un subidón de azúcar allí. Y luego, claro, están los pequeños protagonistas: los cupcakes, de los que destaco su curiosa masa, la más ligera y suave de todos los que he probado. La selección es infinita: de frambuesa, cookies, cheesecake, carrotcake, flor de azahar, fresas del bosque y esencia de rosa, té verde con chocolate blanco y así hasta el infinito. Además, existe la posibilidad de participar en talleres y cursos de repostería periódicos. Si esto no es morir e irse al Cielo, que venga Dior y lo vea.