Aulameda

Academia de música en una localización excelente, muy accesible desde cualquier punto de Valencia. Las instalaciones no son muy grandes pero están muy bien y muy cuidadas. Las cuotas son muy aceptables. Yo llevo un mes en clases de batería y la verdad es que estoy contentísimo con Felip. Nunca había esperado los lunes (es cuando tengo las clases) con tantas ganas. Por ahora doy 45′ de clase, pero puedo ampliar a 1h más adelante. Para niños también hay cuotas de solo 30′, ya que se cansan antes.

Escuela de música con más de 20 años de tradición en el barrio de Llano del Real. Sus instalaciones son modernas e impecables, con salas para audiciones, clases de intrumentos y una más espaciosa donde ensaya el coro que lleva su nombre «Alameda» y del que es un orgullo para mi formar parte. Desde que entré en la agrupación coral ensayamos en este local y la dirección nos trata maravillosamente, cediéndonos cada miércoles esta sala más grande para nuestros ensayos.
Disponemos de un piano y sillas de sobra para acomodarnos. El local, además de estar en un lugar privilegiado donde (excepto los días de fútbol) sobra aparcamiento, tiene aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, para que no se te congelen las notas en la garganta ni te suden las corcheas con los calores valencianos.
En ocasiones hemos solicitado espacio en otras salas más pequeñas para hacer ensayos extra y siempre nos la han cedido amablemente. Todas tienen un piano y sillas. En cuanto a los servicios que ofrecen, es muy amplio el abanico y siempre se ve trajín de músicos de todas las edades. Ofrecen clases de instrumentos de cuerda, viento y percusión a todos los niveles y en todos los estilos (clásico y contemporáneo): violín, viola, violoncello, guitarra, flauta, oboe, clarinete, fagot, cajón flamenco, tuba, saxofón… son solo algunos de los instrumentos que puedes aprender a tocar en Aulameda. Si quieres transmitir a tus hijos valores a través de la música, en «Aulameda» encontarás un entorno ideal que les llenará de vida y pasión.

¿Nadie ha tenido nunca la sensación de intentar decir algo y saber que con sólo palabras nunca podría conseguirlo?
Entre que dejas de mandar en tu propia mirada (porque crees que estás mirando fijamente y a lo mejor ya no es ni eso) que la respiración empieza a faltarte, que el oxigeno no encuentra el camino del cerebro y que se suponía que lo que tenías que decir era algo sincero, que lo tenías apartado a un ladito, hasta que llegara el momento, pero que ahora, cuando le toca salir se ha tropezado en la garganta, se ha caído y parece que se ha hecho daño…al final te hubiera salido más cuenta quedarte callado, o decirlo cantando.
No es idea mía, se le ocurrió a una amiga para su propia boda. Su intención era, además de ser todo lo original que a una novia le está permitido, que las palabras que tenía que decirle a su marido en público, no sólo sonaran sinceras, si no que sonaran además de la mejor manera. Decidió decírselo cantando y para hacerlo bien, se apuntó a esta academia.
Aquí no enseñan sólo a cantar, también dan clases de música en general, en todas sus facetas. Organizan conciertos, actividades musicales, grabaciones, venta y distribución.
El caso es que la novia eligió esa canción, esa que ella sabia, y librándose de un manotazo del miedo escénico, se la cantó al novio, tan afinada como se la habían enseñado. Le gustó tanto la experiencia, que ahora, tiempo después de sus cinco minutos de gloria, le ha cogido gusto y sigue yendo a la academia. Como ya no tiene nada pensado para cantar, puede escoger cualquier instrumento, desde la batería a la guitarra eléctrica, y cualquier estilo, desde el clásico hasta el jazz.
Hace bien en continuar, hay que estar siempre preparada para dar la talla en cualquier evento.