Cafetería del Rectorat de la Universitat de València

La peor cafetería universitaria en la que he estado.
La parte de bocatas esta bien pero lo que es el menú es caro y malo. Y le añades lo antipaticas que son… Me alegró de no estudiar allí.
La última vez que estuve me cobraron 3 €por tres sardinas porque a las 15:30 no les da la gana hacerte precio de medio menú. Cuando digo tres sardinas, son tres sardinas de verdad (para ser totalmente sincera con un puñado de patatas fritas incomibles), ni bebida, no postre y al ir a coger un pedazo de pan (un trozo de una barra que creo es ilrgal) me lo cobraban. Esto es una anécdota, pero otras veces que he ido (por obligación) comida mala y cara sumado a servicio pesimo

He ido un par de veces a tomar algo y merendar. Es verdad que es muy barato. Las cosas como son. Tiene terraza y la calidad de la comida, es la que es.
Mejorable: el hombre que cobra podría sonreir alguna vez. En cambio el chico de la barra es un encanto.
Lo bueno: el precio de los bocatas y la rapidez del servicio, cuando no hay cola, porque en horas punta eso se pone que pega un esclafit. Terracita muy agradable.

Es probablemente lo mas barato por la zona. Calidad/​precio: aprobado. El menu diario son 6,50 € e incluye 1°, 2°, postre y bebida. (el café aparte). A la hora punta acuden los universitarios, profesores y personal del Hospital Clinico pero pese a tanta gente la atencion es rapida y los camareros son agradables.

Santiago y Mercedes regentan desde hace años esta cafetería situada en uno de los edificios claves de la Universitat de València. Y lo hacen, como dicen los andaluces, con mucho salero, porque si algo tienen este matrimonio es gracia para el trato con el cliente. O bien él o bien ella, o los dos, suelen estar merodeando por el local vigilando y hablando con los clientes para asegurar que todo marcha bien.
A Santiago lo reconoceréis fácilmente porque tiene una barriga parecida a la de Papá Noël, siempre va con pantalones y tirantes. Dice que se va a operar para adelgazar poniéndose la cabeza del revés de tal forma que la barriga sea el culo, así tendrá menos. Imaginad lo guasón que es…
En fin, es una cafetería adecuada para estudiantes porque tienen menú diario a precio económico. Los días que hace frío siempre suelen tener un plato de caliente y para los desayunos preparan zumo de naranja natural al instante.
Lo único que no me gusta de esta cafetería es que al estar al lado del Hospital Clínic, muchos y muchas enfermeras acuden con la bata puesta. Sinceramente creo que es una asquerosidad, porque después están con los enfermos y llevan toda la polución, microbios y demás dentro del centro.
YA SABEN SEÑORES ENFERMEROS, como reza el cartel en esta cafetería «AL BOCATA SENSE BATA».

Reseño este lugar para aquellos estudiantes que, como yo, se harten con facilidad de la obligación de quedarse a comer fuera de casa. Los horarios de las clases en ocasiones no hacen viable otra alternativa, y en su día habría agradecido que alguien me hubiera hablado de esta cafetería.
De entre las de las diversas facultades de Blasco Ibáñez (Psicología, Filología e HIstoria), esta, anexa a la de Medicina, es la que mas me agrada, con diferencia. También la que cuenta con el menú más caro, en torno a los 6 euros. Pero realmente considero que merece la pena comer aquí, si no todos los días de la semana en que debas, a causa del precio, al menos sí cuando busques unos platos mejores.
No obstante, en relación con la cantidad y la calidad, he de opinar que no me parece cara, en absoluto: siempre he terminado saciado, con un primero, un segundo, el postre y la bebida. Mi primero favorito es una ensalada muy completa, con taquitos de pavo, queso y aliñada con mayonesa. Si está disponible, la recomiendo. Como de segundo recomiendo los arroces o la fideuà, sinceramente: deliciosa.
Una última cosa, por cierto: en un día de sol, trasladar el yantar a la terraza ¡roza el lujo!