Capilla

Tengo un recuerdo bueno y uno malo de este bar, aunque del último, ellos no tienen nada que ver… El bueno, son los bocadillos de patatas fritas con mahonesa que comprábamos gran parte de los alumnos del cercano instituto Juan de Garay por, atención, ¡18 pesetas!; claro, en ese tiempo, mediados de los ochenta, nos daban 25 pesetas para almorzar y eliminando las 7 pelas del Fortuna suelto (¿os acordáis?) era todo lo que te podías permitir…
El malo el mucho más reciente y como digo, se trataba más de una coyuntura personal que del propio local. Hacía mucho tiempo que no iba por allí y estando ingresada mi abuela, se hizo hora de cenar y mi primo y yo acabamos en este bar. Era un día lluvioso. El local no había cambiado demasiado y aunque era un poco tarde, prestos nos prepararon un plato combinado de embutido, patatas fritas y huevo ídem (¡festival del colesterol!). La verdad que nos atendieron bastante bien y tengo hecha la promesa de volver para quitarme ese mal sabor de boca, por supuesto con alguno de sus bocadillos míticos.

El Bar Capilla ha sido una institución en el barrio durante años. Especialistas en arroces, tapas, buenas raciones, siempre ha sido un punto clave de muchas reuniones familiares y de amigos. Además, es un bar que está escondido pero ha encontrado su rincón. En concreto, el Capilla está en la calle Gaspar Aguilar número 14, justo a dos pasos del Hospital Universitario Dr. Peset.
Quizás esta posición siempre le ha permitido contar con un público muy fiel. Familiares y trabajadores del hospital aprovechan para comer aquí y descansar un poco del trabajo. En mi caso debo decir que «mi familia es un poco peculiar». Si hemos tenido algún familiar ingresado, cuando el médico salía para darnos buenas noticias, la celebración siempre tenía lugar a dos pasos del hospital, en el Capilla.
Es uno de esos bares que se conserva casi como desde el principio y tiene un salón comedor con un aforo bastante amplio para comidas y cenas. Además, como siempre, lo mejor es el precio que es uno de lo más económicos de la zona. Por menos de 10 euros puedes haber comido de tapas e incluso por 6 euros un menú diario completito y cargado.
Aunque yo prefiero siempre de tapas, el Capilla siempre ha sido un referente en arroces: la paella o el arroz al horno. Además no os preocupéis que no van a escatimar en raciones que aquí se come bien y nunca te dejan a medias.