María Mandiles

This is the cutest café & restaurant I’ve ever been. It starts from the decoration. It felt like I had just walked in my grandmother’s little cabin in the woods. In addition and most importantly, the food was so good and so flavorful. You get the full experience here!

La verdad es que pocas veces me he dejado llevar tanto por la imagen de un local como con éste. Desde que ves el restaurante por fuera te dan ganas de entrar a cenar en buena compañía.
He estado dos veces y ambas me ha encantado la comida que he probado. Ensaladas, montaditos y tapas preparadas con muy buen gusto y platos más bien agradecidos.
Si no le doy 5 estrellas es por el servicio recibido en la última visita. Un camarero nos atendió estupendamente, incluso sentándonos en una mesa para 4 a dos personas, algo que es de agradecer. Sin embargo, la chica que tomó nota y sirvió nuestros platos no fue nada simpática ni atenta. Dejaba los platos como quien le echa la comida al perro. Y sentíamos que tenía prisa por acabar. No obstante, no dejamos que eso arruinara la cena. Disfruté como un niño de los sabores de la mozzarella de bufala, cebolla caramelizada, morcilla de Burgos y postres riquísimos (¡Recomiendo la tarta de queso!).
Si a esto le añades que los precios son asequibles, es más que recomendable el lugar.
Seguro que volveremos a disfrutar del local y de la comida y quizá, con suerte, de un mejor trato.

Rapport qualité/​prix excellent. Accueil très sympa, c’est d’ailleurs la deuxième année que nous venons. Nous vous le conseillons fortement

Tuve la suerte de poder estar en este restaurante para celebrar mi cumple, que a pesar de ser en verano, me lo pasé genial porque pude comer bien y a buen precio.

Fuimos a cenar. Tuvimos la mala suerte de coincidir con un despedida de soltero/​a mixta que ocupaba medio restaurante, lo cual hacia que nosotras, que éramos una mesa de seis, no pudiéramos escuchar más que a la que teníamos al lado y el servicio fuese también más lento.
Pero salvando este contratiempo todo lo demás muy bien. Tienen una carta bastante variada: montaditos, ensaladas, tempura, fajitas, carne trinchada… Todo muy bien cocinado.
La decoración del restaurante es de cuento, parece que estés en casa de la abuela de Caperucita.

Si quieres tomarte un desayuno, este sitio es muy tranquilo. 2,40 € café con leche + tostada de tomate. Esta última es un poco diferente a las tostadas de tomate que acostumbramos, tiene un toque de ajo.
La decoración es diferente y especial. Personalmente adoro los sitios que tienen una identidad diferente, un estilo propio.
Las chicas que atienden son super majas.
Hoy estuve mirando la carta, a ver si consigo ir algún día a comer algo.

No puedo valorar mucho la gastronomía de este local, porque me he limitado a venir a desayunar un par de veces, porque lo tengo cerca de trabajo. Pero en ambas ocasiones me he sentido muy a gusto.
Por un lado la decoración es muy curiosa, porque parece la salita de estar de tu tía soltera, que tenía todos los muebles llenos de tapetes y cojines de ganchillo, pero al mismo tiempo con una sensación de limpio y cuidado que se agradece.
El desayuno de café con leche y una buena tostada de pan-​pan con aceite o tomate, vale sólo 2 €. Lo más barato de los alrededores.
Así que repetiré e intentaré venir a cenar un día para probar sus tapas.

food not good, too much mayo. patata bravas had too much and no taste beer was good,.

Me gustó la atención un 10 y la comida muy buena otro 10. La comida en su punto de todo, pocos restaurantes puedo decir que tienen no tres B (bueno, bonito y barato) sino cuatro B ((Buenos camareros)).
Muchas gracias y cuando vuelva a Valencia mi sitio de comida para mi y mi familia es este.
GRACIAS.

Después de casi dos años diciendo tengo que ir, tengo que ir… Hoy por fin hemos ido a celebrar mi cumpleaños y estoy encantada.
Hemos pedido:
Lupita la niña de Loli, que por el nombre no se sabe pero es: Pan, tiras de pollo, cebolla caramelizada y queso brie se que hay otros de la carta que me hubieran gustado más, pero no estaba nada mal.
Patatas bravas con Mandil: y sin mandil también, patatotas caseras con allioli y una salsita (nada brava para mi gusto) por encima.
Quesadilla de crema de puerros, bacon y cuatro quesos: ¡Im-​pre-​sio-​nante! muy muy rica y bastante ligerita.
Lomo de buey trinchado con patatas: la mayor desgracia es que le echen por encima Salsa meri o lo que es lo mismo (aceite y perejil) que no le va nada al plato y a mi me fastidia por que soy alérgica al perejil, pero lo he podido probar en los trozos no «infectados» lo cierto es que para su precio 16,50 € no vale mucho la pena, el trozo de carne tiene mucho desperdicio.
El Brownie de chocolate con bola de helado de vainilla ¡está increíble! también hemos probado la tarta de queso y lo que más me ha gustado es la mermelada de arandanos de encima, el resto no ha terminado de gustarme.
Luego unos cubatillas para bajar la cena. La caipirinha está muy muy buena, los cubatas, no tienen misterio ;)
Le pongo 4 estrellas por que en general me ha gustado, también la atención de las camareras y creo que eligiendo otros platos triunfaríamos seguro, se ve comida hecha con mimo.
Como dice Arnold Schwarzenegger en Terminator… ¡volveré!

Lo primero que debo decir de este restaurante es que es monísimo!!! Está todo decorado de rosa y blanco, las columnas son árboles y está lleno de detalles decorativos dignos de ver!
Una vez me recuperé de la belleza del lugar, me centré en la carta: llena de platos más que interesantes! nos decantamos por tres tapas y un plato principal a compartir. El camarero nos comentó que era mucha comida y redujo el pedido a una tapa y el principal.
Debo reconocer que fuimos escepticos con la reducción de platos, pero decisimos esperar y ver las porciones.
De entrante nos pedimos la quesadilla con salsa de puerro y aluciné con que un plato tan sencillo fuera tan sabroso! y la porción interesante, casi tamaño pizza estandar!
Como plato principal pedimos buey trinchado con patatas, muy buena elección y muy buena ración! Las patatas estaban geniales y la carne rica y sabrosa!
y ahora os preguntaréis… tenía razón el camarero y habíamos pedido una barbaridad de comida? Pues si, lo hicimos! Nos quedamos bien, aunque debo reconocer que si mi acompañante se anima y pide la morcilla de Burgos con compota de tomate, algo hubiera picado.
Conclusión: local súper bonito, servicio muy agradable, comida sabrosa y buenas raciones! La pena fue probar tan pocos platos, pero tiene fácil solución: volver!

No se cuánto tiempo hace que está abierto el restaurante en esta ubicación, yo había ido un par de veces al que tienen por la plaza Manises y este me gusta bastante más.
Para empezar, el local es más grande, con una decoración muy particular, es todo de color rosa y blanco y en la mitad del local las columnas son con forma de árbol de color blanco, o te gusta mucho o te horroriza, es imposible llegar a un término medio.
En cuanto a la comida, que es lo que importa, esta muy buena, no tienen una carta muy extensa pero tienen lo justo para poder cenar más que bien, le tengo que dar una mención especial a la ensaladilla rusa, hacía tiempo que no comía una taaaaan buena, casi supera a las que hacen por la zona de Murcia (para mi las mejores), también pedimos enchilada, huevos rotos, tempura de langostinos y fajitas, todo muy bueno y en unas raciones bastante grandes, de hecho tuvimos que decirle a la camarera que no nos sacará los montaditos porque estábamos todos llenos.
El precio de toda la cena con vino y postre fue unos 18 eur, que está bastante bien, y la atención muy buena, así que sí no tienes miedo al rosa… Te lo recomiendo.

He de confesar que la primera vez que pasé por delante me horrorizó tanto rosa. ¡Y es que es un color que no me va lo más mínimo! Con la tontería, fui a cenar con unos amigos. ¡Ay, amigos! ¡Qué delicia de lugar! Cada rincón es un detalle. De hecho, cenamos debajo de una gallina enjaulada (de coña, está claro). La tención, genial. La comida, deliciosa. Nos volvimos locos pidiendo y casi salimos rodando. Y la guinda: ¡Mi cerveza favorita!

Con un menú del día asequible, con unas raciones correctas y un sabor completo, el María Mandiles de la plaza de Manises únicamente tiene, a mi entender, un detalle en contra: la decoración rosa y blanca, con unas columnas fantásticamente camufladas de árboles. Da la impresión de que en cualquier momento va a aparecer o un pitufo o un oso amoroso.
Sin embargo, metidos en harina, todo cambia. La cocina es variada, desde platos ligeros en plan ensaladas a cosas más contundentes en plan lomo asado. Muy reseñable un revuelto de morcillas con manzana (!), de esas cosas que no te esperas pero que resultan sabrosas. Mi acompañante cantó alabanzas de la fideuà (de menú), así que supongo que también habrá que mencionarla.
Punto positivo: el menú incluye café y postre, sin necesidad de decidir si uno o el otro. En materia de postres, escasos en variedad, al menos hoy: dos tipos de frutas o natillas caseras. Las natillas con su galleta María, pero sin canela (¡ay!).
En fin: la comida no iba a ser ahí, llevábamos otro sitio en mente, entramos, nos asustamos por lo rosáceo del lugar (¿comeremos gominolas?) y nos fuimos francamente sorprendidos y gratamente satisfechos.