2254

Amazing experience. Delicious food, friendly service. Seafood is fresh, meat is perfect.

Restaurant was last stop on a Barcelona Food Lover tour, simply amazing experience! We had a 6-​course dinner, with items ranging from olives, pasta, soup, fish, and beef. Chef’s technique is modern and inventive with their interpretation of the tapas experience. Service was very attentive, always keeping the wine glasses full and explained all the dishes very well. Location was on a street that was right off the Ramble street (not in the Las Ramblas area).

The best dining experience I had in Barcelona. The food was fabulous — delicious and beautifully presented. Casual, fun… great energy. Loved this place!

2254 has excellent food in a casual atmosphere, and is exceptional value. My wife and I had the 65 euro tasting menu and love almost every dish. The 17 euro matching wines were also good, though note that you’re getting generous portions of a few wines, not a small taste of 12 different wines to match each course. The theme of the wine is consistent with the food, a mixture of Italian, French and Catalonian.
My favourite dishes were the foie gras mousse with truffle butter (not too rich, which is important for me as I don’t really like foie gras), chef’s tagliatelle (essentially a carbonara) and the 72 hour oxtail.
The service was excellent too — our waiter spoke great English and the restaurant was flexible with switching our dishes or wines for others.

Solid tapas with some innovative twists. We got there early (8:00 PM) and the highly attentive service did wane some as other diners started pouring in. We sat at the communal table and had a great dinner with our kids in an atmosphere that still made us feel like we were having an evening out. Glad we ordered desert as they were some of the best tapas of the night.

2254 son los kilómetros por carretera que hay entre Palermo y Barcelona. Una ruta que, sin duda, nos deleitaríà la vista y el gusto. Y aquí es donde su chef nos pretende transportar. Sabores, texturas y olores del Mediterráneo, de la costa italiana, española y detalles de la Francia más patriótica. Escogimos el menú degustación, disponible para dos personas. En general las cantidades son copiosas, id con el estómago vacío o sino os perderéis los postres (uno de los mejores platos). Todo empieza con un cucurucho de gorgonzola. Delicioso pero muy potente, quizás demasiado cargado para abrir el apetito. Berenjena con café, curioso pero no apto para todos los paladares. Gambas con salsa de
Bogavante, maravilloso y uno de nuestros platos preferidos. Canelón con brandada y detalle de butifarra negra, sutil brandada, como una nube de azúcar. Sardina ahumada con guacamole, si te gustan los ahumados este es tu plato. Tartar de carne con tres helados, todo mezclado resultaba ser exquisito pero llegados a este punto nuestro estomago iba a explotar. Pulpo con alubias blancas, buena cocción, pero demasiado copioso tras el tartar. Y de postre una deconstrucción de tiramisú y nubes de queso de cabra. El tiramisú no lo parece… Merece la pena por el helado de Baileys, pero la deconstrucción está excesivamente deconstruída. Las nubes resultaron ser sorprendentes, la textura, el tacto… Buen experimento!
La atención fue excelente. Amables, atentos, buenas explicaciones y muy simpáticos.
Volveremos para probar algunas tapas, pero creemos que el menú degustación necesita más equilibro, los platos son copiosos y pesados, echamos en falta algo más ligero, más verduras o ensaladas.
Buen comienzo para llevar tan sólo dos meses abiertos ;)