Bar Leo

Visitar a Leo debería ser obligado a cada paso por la Barceloneta.
Acercarse al barrio siempre es una buena opción, sobretodo los meses de verano cuando el calor aprieta y uno quiere tener la playa cerca. Cierto es que ninguna de las playas de Barcelona son un oasis de paz y relajación, pero no todos tenemos siempre la ocasión o el tiempo necesario para alejarnos de la gran ciudad.
Paseando por las callejuelas de la Barceloneta, se nota crecer la alegría en el ambiente al cruzar la plaza del mercado y acercase por la calle Sant Carles. Resulta difícil llegar al local por la tarde/​noche y encontrarlo despejado, pues Leo ha conseguido con el paso de los años que el homenaje a Bambino que ha construido en forma de bar no pierda ni un pellizco de la magia y arte que siempre ha tenido.
Sin lugar a dudas es uno de los pocos sitios que conozco en la ciudad que ha sabido mantenerse autentico. Siempre que tengo ocasión aprovecho para tomar unas cañas bien frías y algo de picar. Leo siempre anda ajetreada entre que todo funcione como debe y conciliar el lugar con los vecinos para mejorar la convivencia. Eso sí, si al día le acompaña poder tener una charlita con ella, es imposible irse sin una sonrisa de gratitud de oreja a oreja.
Un brindis bien alto por este lugar!

Hacía mucho que no pasaba por la Leo… El fin de semana pasado comí con mi mejor amiga por el centro y no teníamos plan para la tarde. Me acordé de mi querida Leo y para allí que nos fuimos :) Mi amiga nunca había estado y fue todo un acierto llevarla.
Llegamos sobre las 17h de un sábado y ya empezaba a verse ambientillo. Ya estaba todo preparado para el concierto rumbero. Nos cogimos un par de sillas del corro y allí nos quedamos hasta que comenzó. Pues eso, otro concierto simpático, familiar y casero, con 8 o 10 sillas alrededor de los artistas mientras otros bailaban y tocaban palmas de pie, ¡qué bien nos lo pasamos! Igual hacia más de un año que no iba y todo sigue extactamente igual: mismo ambiente, mismo espectáculo y misma esencia. Me encantó el momentazo en que la Leo salió de la barra para bailar unos segundos en medio de la pista, ¡¡¡qué graciosa y qué arte!!! (he colgado video ;)
Puedes leer mi reseña del 2012 ya que todo sigue igual. Solo puntualizar que es un sitio muy auténtico, de barrio y que merece la pena ir al menos una vez, aunque no sea de tu rollo. Seguro que al menos lo pasas bien.
¡Larga vida al Bar Leo!

Creo que puedo decir sin equivocarme que éste es el bar más peculiar en el que he estado en Barcelona. Está en pleno corazón de La Barceloneta y esconde tras un aspecto casi de bar cutre un ambientazo los fines de semana y una experiencia que no olvidarás.
Leo es una señora de Granada y fan hasta la médula de Bambino. Supongo que por eso decidió dedicarle toda la decoración de su bar. En las paredes y rincones se agolpan fotos, recortes de periódicos, trozos de revistas… casi todas de este cantante pero que se entremezclan con imágenes de Camarón, Marilyn Monroe o estampas de vírgenes o toreros.
Este bar con solera se llena hasta la bandera los sábados por la tarde. A las 17 llega un grupo de rumba catalana a cantar en directo y se arma el lio del bueno. No te esperes nada en plan concierto; lo que proponen es mucho mejor. Un círculo, todos a tocar palmas y quien quiera que se animé a cantar o bailar música catalana.
Las cinco estrellas son más que merecidas por su ambiente, su autenticidad y esa personalidad que lo hacen un lugar irrepetible. Eso sí, no vayas buscando esquisiteces para comer.

Bar Leo was a great spot to get some beers and decent food at a good price from really cool people on a sunny Sunday and meet ‘el rincon de «Bambino“‘. Love you mama.
Go here on your way to the beach and on the way back too.

Siempre que voy a Barcelona intento pasarme por aquí, es un sitio único y lleno de magia. El local repleto de fotos de Bambino entre algunas imágenes de la Macarena, el jukebox donde la gente va alternando rumbas con canciones de rock o radiofórmula, el carisma de la Leo que es genio y figura, el cachondeo y el canalleo que hay, sobre todo los sábados y domingos por la tarde. Un Bar de los que deberían ser patrimonio, donde se está increíblemente bien y parece que nunca va a tocar volver a ir a trabajar el lunes.

Bambino, Bambino, Bambino! Mola mogollón este pequeño, auténtico sitio del barrio. Te sientes como si estuvieras en casa: buenas cervezas, música andaluza, y la oportunidad de quedarte con tu bebida y tus amigos en las ventanas, respirando del buen aire del mar mientras goces de este sitio maravilloso. Es especial en su autenticidad, acogedor. Si buscas pasarlo bien y quieres un descanso de la saturación turística de la Barceloneta, Bar Leo es para ti!

No venga a comer, la comida es terrible.
Todavia para beber algo y ver los amigos, Bar Leo es tremendo!

Después de estar en el bar de al lado decenas de veces, descubro que al lado está el famoso Bar Leo. Digo famoso porque tengo entendido que allí se montan unas fiestas de lo más divertido y hasta la propietaria, una señora llamada Leo, acaba bailando muchos días en medio del local.
No tuve la suerte de estar uno de los días en los que se hacen conciertillos rumberos, pero sí de conocer a Leo. Estaba esperando en la barra para pedir a uno de los camareros y apareció una señora que casi no se veía detrás de la barra, para nada pensé que podía ser la propietaria o una camarera hasta que me preguntó qué quería pedir. Muy simpática y agradable la señora :)
El local es bastante viejo y cutre, pero pese a todo tiene su encanto y estuvimos allí buena parte de la tarde. Estuvo llenísimo desde que llegamos hasta que nos fuimos, pero por suerte, pudimos sentarnos en una de las mesas del rincón, junto a una de esas máquinas con latas de frutos secos a un euro.

Lo primero a destacar que me dejó alucinada fue La Leo! madre mía con la Leo! jejejejeje aún sigo riendo, igual rie que igual te manda a tomar viento! una mujer súper genuina. Perfecto bar para ir a desayunar, hacer el vermuth o ya las copas después de la comida… local de música rumbera! si tienes suerte hasta tienes un conciertillo flamenquito! me quedé fascinada con sus paredes! forradas de periódicos y fotos de Miguel Vargas Jiménez, alias Bambino. Si queréis pasar un buen rato sin ningún tipo de lujos «eso sí» todos pa el Bar de la Leo!

Ai la Leo…
Este local inspira y respira magia por todos los lados. No he comido nada nunca, bueno, miento, sus patatas al alioli están muy ricas, pero yo aquí no he venido a hablar de las patatas.
He venido a hablar de la Leo, un mito de la Barceloneta.
Es un bar de viejos? Si.
Hay viejos en el bar?! No.
Su Jukebox y las fotos de bambino es la magia de este lugar. Sus momentazos poniendo Los Chichos y a su vez el siguiente tema sea uno de Metallica, solo han provocado delirios etílicos y fiestazas sin parar.
Su vermouth roza la perfección (de acuerdo, no estamos hablando de un vermouth de 50 euros la botella, estamos hablando de un vermouth de 3 € el tubo pero bien llenito hasta arriba y DE-​LI-​CIO-​SO). Y de la magia de la Leo capaz de abrazarte y a la vez estar mandandote a tomar por culo o hablando de que está hasta el coño de todo.
Si esperais finez, aquí no la vais a encontrar. Ahora, si buscais magia y carisma, aquí le sobra por los cuatro costados.
Si quieres comer, vete a los miles de buenos sitios que hay en Barceloneta, eso si acuerdate que antes de acabar, diga eso de: Vamos a tomar la penúltima a la Leo no?

El día que descrubrí este bar fue como descubrir un tesoro de Barcelona, para mí es como el Palentino en Madrid si me puedo permitir está comparación.
Pero sí, me encanta, Bar Leo es un lugar maravilloso y auténtico de Barcelona, además en la Barceloneta.
Es pá verlo.

El Leo es a Bambino lo que La Concha a Sara Montiel. Esto es: un sanctasanctórum. Es evidente que su decoración, entonces, se basa en recortes de periódico y fotos de época (y de todas sus épocas) del gitano. Algo que lo hace muy especial es la gramola donde puedes escoger entre lo más granado del flamenco/​pop/​petardo de esta, nuestra piel de toro. Porque, se quiera o no, estas cosas unen y ayudan a crear el ambiente familiar y de cachondeo que encontrarás en el Leo.
Yo que tú no pediría comida aquí. Lo he intentado varias veces y es que no hay nada que esté realmente bueno… No sé si es que yo soy muy exigente o ha sido mala suerte pero en el tema de la comida no es un buen lugar. Para todo lo demás, es EL bar.
El sitio perfecto para irte de after cuando llega el buen tiempo y todo el mundo se tira por las aceras de alrededor y se vuelven locos poniendo temas de Extremoduro. El ambiente es una mezcla de petardeo, gente muy normal que sabe lo que es un buen bar y algún pies negros, ojo. Ni rastro de modernos pero mucho me temo que acabarán llegando tarde o temprano… Pero, por el momento, es un imperdible de La Barceloneta.

Los ojos de Bambino me observaban mientras apuraba mi primer quinto de la tarde del viernes. Lo ojos de Bambino me seguían mientras me acercaba la jukebox para escoger una canción de Los Chichos. Las pupilas encendidas de Bambino me vigilaron desde los recortes de periódico envejecidos mientras cruzaba el bar para ir al baño. La mirada ardiente de Bambino, volvió a recalar en mis vítores mientras brindaba por la rumba catalana con mis colegas, de la que sabía más bien poco. Y ya sin darme cuenta, ante los párpados entornados de un Bambino en el escenario, estábamos todos palmeando y bailoteando anárquicamente sobre el serrín del suelo, como inflamados por una extraña energía telúrica, mientras la Leo, bajita y menuda, nos miraba con paciencia y servía más quintos. Salimos del bar como despertando a la noche, con un leve hormigueo aflamencado en el cuerpo, un desasosiego de cantar o de llorar. No sé.
Luego me di cuenta de que habíamos sido hipnotizados por la mirada de Bambino, por las decenas o centenas o miles de pares de ojos de Bambino que nos proyectaban su alma rumbera desde todas las fotos y recortes de periódicos pegados en las paredes del bar Leo. Otra vez!

Advertencia, absténgase aquellas mentes bienpensantes y seres remilgados. La Leo es un sito para tipos duros, se ha llegado a escuchar (y me lo creo) que las cucarachas campan por los botes de aceituna como Pedro por su casa.
Pero quitando lo de las cucharas (un tema menor), la Leo es el bar de tus sueños. La encarnación viviente de lo que se viene a conocer como un bar de culto. Un sitio con gramola y no cualquier gramola, pues tiene temas de Azúcar Moreno, Miguel Bosé o Julio Iglesias (¡los grandes!). Un sitio repleto de fotografías de Bambino. Y un sitio con una de las camareras (supongo que la misma Leo) más inefables que se han visto por este lado del Mediterráneo.
Si sois tipos duros, amaréis la Leo.

A simple vista, el bar Leo puede pasar desapercibido entre el resto de locales y el ambiente que se respira en las callejuelas de La Barcloneta. Pero si tenemos la suerte de pasar por delante y asomar la cabeza, descubriremos un local completamente único que nos transporta directamente a la Barcelona rumbera y canalla de los años 60. Más que un bar, una forma original de ver la vida a base de palmas y con mucha alegría. Sin duda, una especie en peligro de extinción.
La decoración no tiene desperdicio y nos ofrece un mosaico a base de fotos del gran Bambino y otros cantantes muy acordes con la banda sonora habitual del bar. A nivel gastronómico esta tasca ofrece lo de siempre: todo tipo de tapas y comida casera a un buen precio. Asimismo, también es un buen sitio para disfrutar con un desayuno suculento.
El mejor ambiente, sin duda, los viernes y los fines de semana. Lleno de gente de todas las edades muchas ganas de pasarlo bien. Evidentemente, la playa queda muy cerca y es un sitio perfecto para el vermú en los días veraniegos.

Perfectamente puede pasar que alguien se arranque por bulerías a media mañana. O que algún colgado de los que aún no ha dormido decida cantar una saeta con voz ronca. Los domingos de vermut sin pasar por el Bar Leo ni pinchan ni cortan.
El batiburrillo es cuanto menos peculiar: fritanga y ritmos flamencos se juntan con crestas punks y gafas Ray-​Ban; copas y puros de madrugadores se abrazan con vermuts mal agarrados y caretos de resacas inhumanas o de ganas de fiesta temprana. Señores que sobrevuelan los 60 lanzan miradas furtivas a un sector treintañero que no ve momento de la tarde para frenar la cuenta de las cervezas. Todo eso es el Bar Leo, un mejunje que impregna los vermuts de la Barceloneta de una magia sobrenatural que quizá duerma en las paredes del lugar, forradas de imágenes de Bambino o en los estantes llenos de botellas con esa mítica capa de sucieautenticidad.
La Leo: dueña, mujer torbellino y lianta mayor de este espectáculo vermutero se está ganando a pulso una calle en la Barceloneta, o un monolito/​plaza/​parque, o algo que quede por siempre y para la posteridad, y no solo en nuestros pensamientos/​corazones/​irraciocinios domingueros.