Es una de las tiendas clásicas del carrer Àmple, no sé cuántos años debe hacer que está allí, pero un montón. Cuando era más jovencita le tenía un poco de manía porque sus zapatos me recordaban a los zapatones que me ponían mis padres para ir al cole(las típicas merceditas pero muchísimo más rústicas). Pero hoy por hoy se valora un producto que se sale de la fabricación en cadena y en el que se antepone la comodidad y la artesanía a otras consideraciones llamémoslas más frivolas o como mínimo menos coherentes. Aunque la coherencia en un mindo como el actual depende en gran medida del uso que les vas a dar…
Cristina G.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Desde la típica alpargata o espardenya(como la prefiráis llamar) hasta mocasines de señora o caballero. También hay botas, zapatos de uso diario y en verano, una colección de sandalias con un denominador común a todo el género de la tienda: la calidad. Un calzado cómodo repercute mucho en nuestra salud, por eso merece la pena invertir algún euro de más cuando salimos a comprar zapatos. Lo bueno que tiene esta zapatería es que sólo vende productos confeccionados con materiales de primera; sus diseños no despuntan demasiado, se mueven entre la sobriedad y el clásico básico. Aunque, bien pensado, los zapatos que más acabamos usando(por lo menos yo) suelen responder a este patrón. Y en cualquier cadena de zapatería baratera ya te están clavando 35 € por unos zapatos que, ni son tan bonitos, ni conseguirás ir a gusto con ellos. Conclusión: echar un vistazo a esta zapatería no está demás. Palabra.