Hace unos meses me invitaron a cenar en este restaurante. Medio en broma, medio en serio me insistieron en que no le contase a mucha gente de su existencia. Para los asiduos es uno de esos sitios que prefieren no compartir con nadie, no vaya a ser que se ponga de moda y pierda su encanto. Como veis me he saltado la recomendación de mis amigos, pero es que venir aquí y no contarlo es un delito. Can Pineda es un pequeño restaurante, en otro tiempo bodega, situado en el barrio del Clot, justo detrás de la Farinera. Todos sus platos son cocina de mercado con los productos de temporada, aunque no falta una buena selección de pescados frescos. Aquí no hay carta. Cuando llega el camarero te va cantando todos los platos disponibles y tu te dejas aconsejar, faltaría más. Cenamos un salteado de setas con foie que quitaba el hipo. De segundo, un estofado de rabo de toro. Lo mejor estaba por llegar. Un postre para enmarcar: mouse de chocolate con láminas de caramelo. Por supuesto, todo regado con un buen vino tinto. La cuenta no pasó por mis manos, pero se de buena tinta que fue un tanto elevada. La ocasión lo merecía, la verdad es que sí. Espero repetir pronto aunque ya sea un secreto a voces.