Droguería

Todos sabemos lo que es una droguería y en general sería difícil distinguir unas de otras, pero en este caso estamos ante un lugar especial. El local es extremadamente reducido, el material está por todas partes, aunque muy ordenado. El espacio para la clientela consta de un estrecho pasillo de unos ochenta centímetros de ancho y unos cinco metros de largo. En este contexto, el propietario-​dependiente único tiene prácticamente todo lo que un hogar necesita en productos de limpieza y mantenimiento doméstico. El servicio es exquisitamente profesional y las esperas, a veces largas por la cantidad de clientes que se amontonan, están amenizadas por una magnífica selección de música clásica de fondo. Ir a comprar limpiacristales y encontrarse con la Sinfonía «Titán» de Mahler es todo una experiencia de como lo sublime consigue colarse entre lo más banal y cotidiano.