El Canalla

Local muy chulo decorado y la comida de tapeo muy buena. Los peros, la carta es muy corta pero sobretodo el servicio muy pero que muy poco amable. Además, cierran a las 12h con lo que no se puede alargar la cena a copas.

Fui recomendada por una amiga. El local es coqueto, aunque pequeño con un toque francés. Carta es pequeña, con ración de platillos para picar. Los huevos estrellados un poco sosos (las patatas mas bien cocidas que fritas), la ensaladilla rusa aceptable, el solomillo con foie pequeño pero muy rico, y el ultimo las setas con espuma de patata trufada muy ricas… pero por casualidad siendo un especial del dia en la pizarra no salia el precio y te clavaba unos 16 € en la cuenta. Ja!

El local está muy bien, tiene dos salas y ninguna de las dos es muy grande; en la primera sala, al entrar, encuentras la barra y alguna mesas alta, y en la segunda ya hay unas cuantas mesas y sillas para sentarte más cómodamente (el sitio no es muy idóneo para grupos, tiene varias mesas pequeñitas y cuando se llena quedas bastante cerca de los otros comensales).
Todas las tapas que pedimos estaban buenas (calamares plancha, huevos estrellados, mini burger con foie, alcachofas rebozadas, ensaladilla rusa, croqueta casera y tortilla de patata). Pero lo vi un pelín caro, sobretodo porque las raciones son bastante pequeñas (los huevos estrellados, sin jamón y ningún topping, cuestan 7 euros, y viene en un platito chiquitín). Lo mismo con algunas de las otras tapas…
El servicio es correcto aunque para la tortilla de patata tuvimos que esperar muchísimo… Para mi tendría una valoración de unas 3 estrellas y media.

Cene este jueves allí, y bueno muy bien la verdad, croquetas gigantes caseras, las barbas buenas, las alcachofas fritas ricas, el único pero es la mini hamburguesa .era efectivamente mini, pero encima solo te sirven la mitad y nada barata… eso me fastidio. pelin estafa… pero vaa en general todo bastante sabroso y precio… pfffffff no es barato seríà la conclusión…

Se nota el producto y se nota el carbón, se nota la amabilidad del personal y se nota que han respetado al viejo bar de Sarrià donde está emplazado El Canalla en la actualidad. Y eso se agradece.
Dos zonas, una a la entrada con alguna mesa alta, tiene terraza y barra en la que pedirte la birra. La otra zona, un saloncito interior de luz tenue y madera y recortes de periódicos en la pared. Entre lo industrial y el bar de barrio de toda la vida aquí lo que destaca es el buen hacer y el buen sabor de su cocina.
El personal me atendió más que amablemente y explico el porqué: en las paredes, además de los periódicos hay apuntados algunos de los nombres de los platos y tapas que puedes disfrutar dentro pero ¡ay! resulta que pedí una que, vaya por dios, no estaba en la carta… bueno, pues sin sugerirlo, el camarero me ofreció amablemente a ir a por el Steak tartar que pedí al bar de al lado –El Villano– que es de los mismos dueños y que es donde se prepara ese plato. Así que majez, rapidez y buen rollo. Ah, me encantaron esos cubiertos también antiguos con los que comes.

El servicio nefasto! Tardaron mas de 30 minutos en servir el primer plato — estuvimos mas de 1 hora y media para que nos sirvieran 5 platos de tapas. Ni se disculparon.

El Canalla ocupa el lugar del mítico Versátil, desaparecido de un día para otro, para desgracia de muchos de los que lo frecuentábamos. Pero de nada sirve lamentarse de las cosas que ya no son. Hay que superar el sentimiento de pérdida, y mirar siempre hacia delante. Ya se sabe que «a rey muerto, rey puesto», y ahora es el turno para que El Canalla haga su camino. Es un local que parte de una premisa un poco extraña (una extravagancia que para mi gusto, se habrían podido ahorrar), y es que el local queda divido en dos partes, con dos nombres diferentes. El piso de arriba se llama «El Villano», y es un restaurante serio con bastante pretensiones, mientras que en «El Canalla» se pueden tomar unas tapas, en un espacio que tiene más forma y espíritu de bar. Sea como sea, la propuesta, con sólo entrar, no deja espacio para la duda y deja bien claro que no se conforma con poco. Sin ser un local de altos vuelos, el ambiente, la decoración y el tipo de producto que se ofrece evidencia que aquí se busca una clientela selecta, lejos de la popularidad de la que antaño hacia gala el Versátil. Este me parece un local ampuloso, un poco creído, lo cual se manifiesta en las actitudes del personal, displicente, lento y bastante empanado. No se puede negar que la decoración tiene su gracia, especialmente la de la sala interior del piso de abajo, cuyas paredes están cubiertas de periódicos viejos, incluyendo algún ejemplar de La Vanguardia del año 1933. Así cuando esperamos a nuestra cita podemos pasar un rato repasando historia.

Dos bares en uno: el Canalla abajo, el Villano arriba. En el piso superior sirven el menú diario de 12 € y también se puede comer a la carta a precios bastante asequibles para la Zona Alta. La parte de abajo está pensada más para el tapeo, no precisamente el de toda la vida pero sí conservando una base, digamos, clásica con toques de autor. Y es que, de nuevo, otro caso de aleación de empresario joven con chefs de formación y bastante experiencia con ganas de hacer las cosas bien. Aquí puedes pedir desde una ensaladilla rusa hasta sepias pequeñitas en salsa pasando por huevos de calaf con jamón y patatas. Otra alternativa al menú es el plato del día con bebida y café por 9,5 €.
Tiene una terraza estupenda en la Plaça Sarriá y el ambiente, como puedes suponer, es bastante pijo aunque informal. Desde luego, si te toca estar por estas barcelonesas una noche o un mediodía, es una excelente opción para cenar o comer platos de calidad sin dejarte una fortuna.