La zona de Sarrià me gusta un montón y la zona de la plaza aún más. Yendo con hambre paseando mientras miraba los edificios y observaba a la gente me topé con este restaurante al que ya le había echado el ojo un par de días antes. Me senté en la terraza porque hacía un tiempo estupendo. He de decir que tuve la sensación de viajar un poquito al pasado cuando me senté, y lo digo con todo el cariño del mundo y como algo positivo. Rgresé a los 50, o a los locos 20. No sé, regresé a algún sitio mientras los camareros ciertamente dde otra época, de otra pasta y de increíblemente buenos modales me atendían. Eso sí, volví al presente cuando pedí la clave wifi y ellos, tan amables me la proporcionaro. Ntchs, muy del siglo XXI esto. La cosa se quedó en un Rap amb Crancs y Bolets, Pa i Mos, con el refresco incluído por = 29,15 € que no está del todo mal pero tampoco es de lo más barato que he comido. Eso sí, el sabor y la presentación: de sobresaliente. Me gustó. Regresé y volví.
Xavico
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Nos costó varios intentos fallidos conseguir comer en este pequeño y emblemático restaurante de Sarrià. El lugar tiene tan pocas mesas y conseguir una reserva para cuando uno tiene hambre se convierte en árdua tarea. Es un restaurante histórico de la ciudad, y lo cierto es que si uno piensa que para comer una buena paella, arroz o marisco hay que desplazarse a la Barceloneta, este restaurante es la mejor muestra de que no es así. Enormes almejas a la marinera, deliciosos berberechos al vapor, gigantes navajas a la plancha, hasta patatas bravas, buñuelos de bacalao o embutidos variados, pasando, obviamente, por sus arroces de todo tipo. No es barato, pero es un restaurante como los de antaño donde el cariño ‘casolà’ de la cocina se nota en cada plato. Valió la pena esperar.