El Celler del Nou Priorat

Restaurante muy acertado, una carta muy buena y con una calidad y frescura que da gracias encontrar lugares así por Barcelona. Cerca de la estación de Sant, podremos encontrar esta pequeña joya

Un restaurante/​bar de tapas al lado de la estación de Santa, un lugar sin llamar mucho la atención. Pues por qué entré entonces? Será la barra, en la se exponen todo tipo de ingredientes como quesos, embutidos, frutas… (eso si, estuvimos dos horas y no desapareció ni una manzana… tal vez solo es decoración o Marketing?). Tal vez entré por lo acogedor que es su interior… Voy al grano: la comida es rica, bien elaborada, pero algo escasa — para estos niveles de precios. No veo la razón por la que este Rte. puede permitirse cobrar un 20% por encima de lo aceptable, pero alguna razón oculta habrá porque estaba lleno a tope. El servicio muy amable con un toque caribeño (la cámara es cubana, de las guapa ;-) pero la velocidad del servicio también es caribeño.

The food was excellent, the ingredients are very fresh and the service outstanding. The chef is very creative and the plates are very tasty and great presentation. Both owners are from Cuba and the food is great and the cocktails mhhh yummy!
I loved the ambiance!

Si la cercana La Bauxa es el bar, digamos, jipilongo y piesnegro, El Celler del Nou Priorat es el local de tapas refinadas y ligeramente esnob de la parte baja de la calle Vallespir. Pero ojo, que nos tiren atrás las apariencias, puesto que éstas son malas compañeras de viaje cuando no pasan de eso mismo, de apariencias. Y aquí hay algo más; lo más importante, vamos: calidad. Las tapas que preparan y sirven en este local de impecable diseño (a pesar de suponer esto una pequeña incomodidad en falta de amplitud) son entre buenas y deliciosas, y además existe la posibilidad de regarlas con alguno de las buenos vinos que posee su extensa bodega (celler es bodega en catalán).

Un local en el que se pueden comer tapas elaboradas y, aparentemente, de calidad. Por lo general tengo la sensación que aquí todo está muy bien presentado. Todo entra por la vista (ambiente joven y enrollado, tapas exhuberantes, etc…) tanto la exposición de los productos, antes de ser colocados en los platos, como una vez servidos. Acerca del sabor tengo mis dudas, y es que, pasados unos días, no recuerdo nada especialmente impactante o delicioso (tampoco nada digno de queja). Es un lugar al que llevar a alguien para dar una buena impresión. Sospecho que la excelente impronta que deja el restaurante es exagerada y no se corresponde con los méritos estrictamente gastronómicos. Pero hoy en día no se trata únicamente de cenar bien, sino de tener una cierta imagen y presencia. Entran en juego los intangibles y en este sentido me parece un restaurante con el que mucha gente le gustaría ser identificado.