Escac

Mis relaciones con la ESCAC han sido esporádicas, pero constantes. Creo que a estas alturas del partido nadie puede negarle el crédito a una escuela que en los últimos años ha sabido encumbrar talentos como Bayona e incluso erigirse como productora (Escándalo Films) en tiempos de crisis. Aparte del reconocido prestigio que tiene como formadora.
Quizás desde mi punto de vista le falle lo que a toda escuela oficial de cine, peca de demasiada endogamia. Si el cine español (o catalán) anda de algo sobrado es precisamente de endogamia. No quiero decir que en la ESCAC a nivel de formación no se apueste por nuevas propuestas, que se apuesta, sino que se sigue aislando al alumnado del mundo real, protegiéndole en un líquido amniótico.
Aunque tampoco critiquemos demasiado, después de todo en muchos sentidos se trata de un gran centro empezando por el profesorado y no es cuestión de tirar piedras sobre nuestro propio tejado.

La Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya ha abierto un nuevo espacio en Barcelona. Su sede sigue estando en Tarrassa, donde se cursa la carrera, pero los masters, posgrados y el departamento de desarrollo de proyectos se vuelven a Barcelona.
Si estáis al día en el panorama cinematográfico español habréis escuchado a hablar de la ESCAC. De ella han salido los recientes premios Goya Mar Coll (dirección novel), Lluís Castells (efectos especiales), Bernat Vilaplana (montaje), Marc Orts (sonido)…
Su profesorado tiene una cosa buena y otra mala: está formado por exalumnos, con lo que en ellos tienes la prueba de que la escuela lleva tiempo nutriendo la industria de profesionales que van teniendo cada vez un peso más específico. La mala es que esto crea un mundo cerrado en el que parece que no haya nada más allá de las paredes de la ESCAC, cosa que no es cierta (sobretodo en algunas especialidades).
Lo que no se le puede negar, es que a día de hoy se ha convertido en un referente y una marca de calidad en la enseñanza cinematográfica.