Esterri

Small bar on a street corner with outside corner side seating. Service is good with a limited but interesting array of tapas. But the best is the artisanal vermut, served with huge ice cubes, olive and orange

Le lendemain du reveillon du nouvel an, nous sommes tombés totalement par hasard sur ce restau de l’eixample et nous n’avions vraiment aucune attente, autre que de né plus avoir faim après le repas. Le restau né paye pas du tout de mine. Nous avons donc été très surpris par la qualité des tapas: c’était très bon !
Notamment les patatas bravas — dont je n’arrive toujours pas précisément à cerner la recette tant elles changent d’un endroit à l’autre — étaient particulièrement bonnes: bonne pioche. Je vous conseille aussi les bombas, sorte d’énormes croquettes à la viande et aux légumes arrosées d’une sauce bien relevée. Le rôti de porc n’etait pas mal non plus.
Tout ca n’est évidemment pas très léger, on parle bien de tapas espagnoles. Il y a également à la carte des bocadillos (sandwichs) et des plats. En résumé, c’est l’endroit parfait pour se restaurer dans un cadre assez typique, je doute que vous croisiez beaucoup de touristes mais plutot des familles espagnoles. On a été enchantés par ce bon premier repas de 2015.

Ante tanto elogio y alguna decepción, pues nada, yo, ni fu ni fa.
Mola pillar terraza, pero bueno, eso como en el 99% de los chaflanes de la ciudad con el buen tiempo, el terraceo es el deporte mediterráneo por excelencia.
No le veo nada especial excepto, como ya se ha dicho:
–La proximidad a los cines.
–El servicio, que es, si más no, curioso.
Y añado por aquí:
–Las bravas psé, psé (una sola salsa, y demasiado salada para mi…).
–Los choricillos, correctos, sin más.
–Las bombas, ricas (pero claro, viviendo cerca de La cova fumada, pues…).
–Los calamares plancha, buenos
Tal como está el negocio, dar una calidad media está guay, pero no sería mi opción por la zona.

La cosa prometía después de haber leído las estupendas críticas de Unilocal de este bar. Iba con las expectativas muy altas y quizá por eso salí bastante decepcionada.
Pedimos varias cosas para comer: una ensalada Walton (con apio, manzana y nueces), para mi gusto excesivamente cubierta de mayonesa; unas bravas bastante normalitas; unas croquetas de pollo, ricas sin más, una bomba, calamares a la plancha (que sí estaban bien) y un bocadillo de lomo y pimientos, quizá lo mejor de la comida.
Acompañamos todo con un pan con tomate, bien recubierto de tomate pero un poco duro, como si estuviese cortado desde hace bastante tiempo.
El precio, unos 24 € más o menos. Un sitio para ir a comer si no se nos ocurre nada mejor. Correcto, sin más.
Eso sí, me gustó mucho la decoración del salón interior, muy rústica y acogedora.

great food and good value i had plato 1 which was grilled pork, tuna potato salid, and fried potatoes topped by a fried egg 9 e. W has a verde salad full plate and very fresh 4.50 e House red good at 1.7

Downside is Catalin or Mandren are the only languages No english menu

This place is okay, but I didn’t think it was worthy of the rave reviews others are giving it. I actually found it expensive for the quality of food, and the vibe wasn’t so great (lots of banging of dishes and chairs from staff). Look for the hidden seating in the back if you come with a group.

I would come back just for the pimento. It was amazing, I killed the whole plate without sharing with my siblings. There are plenty of standout tapa plates. but the pimento had me a first bite. The owners are very nice. Since our Spanish was inadequate, my sister was able to communicate with the owners in Mandarin. Don’t let it fool you, because they whip up some pretty damn tasty plates.

The food here was really great, and the staff was incredibly helpful. We speak very little Spanish, and they didn’t speak any English, but because the dishes were showcased in a glass case behind the counter, we were able to point to what looked good.
The meatballs and empanadas were really tasty, and we ate outside at one of the restaurant’s café tables, which made for a great experience. We tried this place because it was one of the few restaurants within walking distance of our hotel that had been reviewed in English, and we are so glad we did!

This was the first tapas place my friends and I went to while in Barcelona. I have to admit, given the price and quality, it was my favorite tapas experience.
First off, it was one of the few restaurants/​cafes/​bars that were open on the national holiday (Assumption of Mary). We Unilocaled whatever was near us and landed upon this place.
The staff was extremely accommodating and very patient as we struggled with the menu. The waiter took his time to answer all of our questions despite our limited Spanish. In the end, we asked him to pick his favorite 6 – 8 dishes and he certainly picked the best ones!
The food was absolutely amazing. Unfortunately I don’t remember the exact names, but two dishes do stand out in my mind:
1) The mushroom dish was definitely my favorite. It was seasoned perfectly.
2) The calamari dish was another favorite of ours. We devoured it.
The clara that I had here was also very nice — my friends ordered local beers and they really enjoyed them as well.
If I’m ever back in Barcelona, I would definitely come here again. This is not a fancy restaurant — it’s very small and we ended up sitting outside because there was no room indoors. It’s a very nice low-​key place to just sit, eat, drink and talk!

Etwas abseits gelegen, haben wir diese von Asiaten (Chinesen?) geführte Tapas Bar an einem Sonntag gefunden. Die Tapas taten nicht weh und die Preise waren okay. Allerdings reicht ein Besuch aus, wenn einem nicht gerade der große Hunger überkommt.
Der Service ist fix und freundlich, das Ambiente sauber und spanisch gediegen.
Meine Wertung: irgendwo zwischen 3 und 4 Sternen.

Bar corriente, pero con una increíble decoración modernista, que crea un ambiente encantador.

Se puede hablar de bares con encanto y bares que me encantan. No siempre se dan los dos factores, pero en el caso del Esterri sí.
Es el bar al que voy siempre que pillo unas entradas para ir al Renoir Floridablanca. De hecho, se ha convertido en un ritual inconsciente. Voy una hora antes y pillo las entradas. Como las palomitas no me satisfacen, prefiero entrar en el Esterri y pedirme una tapilla, para ir haciendo boca.
Su terraza no es lo mejor que tiene, ya que está metida a presión en una esquina y no es espaciosa. El interior tampoco lo es, para que nos vamos a engañar, pero consigue hacerte sentir confortable, arropado y protegido.
Como si fuera un refugio de montaña.

¿Cómo hablar de l’Esterri y hacer una mención al magnífico catalán que gasta su principal barman sin pisar terrenos resbaladizos? Pues elogiando sin reservas todo lo demás que tiene de bueno. Ahí va una muestra limitada: bombas, chipirones, simpatía, solomillo al horno, su mesa con sofá junto a la ventana, boquerones, limpieza, bravas, precios, champiñones, situación, tortillas, ambiente…
Solo una cosa mala: si todo el mundo me hace caso y acude, tendré que hacer más cola de lo normal. Así que no me hagáis mucho caso y como decían Public Enemy, «Don’t Believe The Hype!»

Hace años, cuando hacía de camarero, tenía un compañero chino que siempre decía que si montaba un bar lo haría como lo hacen los locales, luminoso, con platos de aquí, nada de comida china. Poco después empezó a cambiar la propiedad de los establecimientos que antes regentaban gallegos, andaluces, catalanes, y proliferaron los bares de tapas llevados por chinos. Uno de los cambios más emblemáticos fue el del Esterri, un clásico del barrio de Sant Antoni decorado con fotografías y dibujos del Pirineo catalán en coherencia con el nombre, que conservó todo tal y como lo dejaron los antiguos propietarios. Tapas de calidad en una carta extensa, servicio impecable y un ambiente tremendamente acogedor a pocos metros del Raval y a apenas unos pasos del cine Floridablanca. Cosa curiosa, para los que suelen tirar de tópico y ponen en duda la integración de los chinos en la vida de la ciudad, es que los camareros hablan mejor catalán que cualquiera de sus clientes. No hay que tomar este dato como un motivo más para ir, más bien como un signo de la normalidad de algo que aún se ve como problemático.