Kiehl’s

En un mundo donde todo es «bio» y «con historia» no está de más conocer un lugar donde así sea!
Retiraron su producto estrella (esa crema imperial ES-​PEC-​TA-​CU-​LAR) simplemente porque su ingrediente principal estaba menguando peligrosamente (ojo, menguando que no en peligro de extinción).
Usan tecnología espacial y tienen una extensa gama de cuidados masculinos más allá de cuidados barbudos de ingenioso etiquietaje.
No está de más entrar y dejarse aconsejar, desde luego sus tónicos y mascarillas tienen mucho que contar!

Love Kiehl’s and have been to them all over the world. Nothing stand-​out about this location. Same great products; same great atmosphere; same high prices. If I could afford to outfit my bathroom with Kiehl’s products, you bet I would.

Kiehls es el Templo de los potingues. De las cremas y de los serums y de los tónicos faciales hidratantes, revitalizantes, relajantes, exfoliantes y así hasta el infinito y más allá.
De Kiehls me gusta todo: su puesta en escena de parafarmacia del siglo XX, la dependienta francesa que un día me dijo que le encantaba mi abrigo y con la que tuve una genial conversación sobre ropa vintage y que siempre me regala muestras de cosas con aceite con argán –que son asquerosas, pero la intención es lo que cuenta-​, los productos, claro, que son la monda: caros como un coche de más de diez años pero efectivísimos. Un día probé la hidratante facial para condiciones extremas y nunca más utilicé otra (y el hecho de que la dependienta francesa me convenciera para utilizar una crema facial para condiciones extremas en Barcelona tiene un mérito de la leche, ése es el nivel).
En definitiva es un sitio genial al que ir recién cobrada o con la moral alegre (que no distraída, que también).
Eso sí, es un capricho caro. No tienen productos de ésos de los que te compras para salir del paso, lo que te llevas a casa te lo llevas a conciencia y lo disfrutas hasta que cae el último chorrazo.
El que más me llama la atención es una esencia con olor a pachuli que huele a perro muerto por la que piden cincuenta euros. Nunca lo entendí. Algún día le preguntaré a la chica. Seguro que me cuenta algo muy creíble…y me la acabo comprando fijo.

Hay un Kiehl’s en Barcelona que está ahí. Y sí, la tienda tiene esa cierta decoración decimonónica que siempre mola.
Realmente, me gustan sus cremas en general. Son un poco caros, pero me parece que realmente hacen buena cosmética. Y no quiero hacerles publi, así que lo cuento de forma llana y cruda: yo tengo unos cuantos, que me fueron regalados, y champús, crema de manos, protector labial, exfoliante facial, etc. todos son muy amables, suaves y eficaces. Te puede gustar más o menos el aroma o la textura, pero siempre son muy amables.
Dos cosas que se agradecen: ingredientes naturales y pack simple con imagen clásica.
Kiehl’s es un marca americana que empezó siendo una farmacia de barrio en NYC. Con el tiempo (since 1851) se fueron especializando en cosméticos creados con productos lo más naturales posible y, actualmente, llevan una actitud de «empresa solidaria» con toda suerte de causas. Eso sí, han sido comprados por L’Oreal. Lo cual nos corta la inercia de la levitación transcendental que estábamos cogiendo.
Igualmente, si buscas un body milk que funcione y no te altere ni la cromática de tu cuarto de baño ni tus diversas sensibilidades, visítalos. Además, tiene una política de asesoramiento y atención personalizada también súper amable (no es porque conozca a alguna de ellos, pero son muy majos!)