El fuerte olor a hierbas y ungüentos te embriaga solo al traspasar la puerta de esta conocida herboristería. Un paraíso para los sentidos. Nariz destapada, ojos abiertos. Un sinfín de estímulos. ¿Para qué servirán estas flores? ¿y esta crema? ¿Henna? ¿Flores de bach? ¿Aceites? La simpática dependienta, como si fuera una bruja en la Edad Media, sabe cómo utilizar todas las plantas, conoce todos los trucos y remedios caseros. ¡Pero atención! ¡En el Manantial de la Salud no venden ojos de sapo!
Luís María G.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
El yelmo le pesaba, su lanza rastraba dibujando una infinita línea en la tierra y su pobre cuerpo se cimbreaba a la voluntad del galope de Rocinante. — El… bálsamo, amigo Sancho. -¿Qué mascuya usía? — El bálsamo de Fiereabrás, Sancho. Un ungüento traído por los sarracenos al caer Roma. Contiene restos del bálsamo con que se amortajó a Jesucristo, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna. — Chico, perdona… hola… ¡¡Eh! — ¿Ein? — Toma, aquí tienes tu té rojo. — ¡Ah! Gracias, perdona me había quedado embelesado un momento mirando la tienda.
Paula M.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Si te pasan«cosas» aquí tiene remedio natural para todo, infusiones para un roto y gotas para un descosido. El catálogo de plantas medicinales es selvático. Yo tengo una cierta fijación con los aceites esenciales… por ejemplo. Su éxito ha sido tanto en los últimos años que hay varias tienditas en Bcn. La madre está en Xuclá, 23. Pero ésta de Mercaders es igual de bonita y la mujer que despacha es encantadora, cariñosa, eficaz en sus explicaciones y te sentirás mejor y más persona sólo después de ver su sonrisa.