Mirinda

Located in a plaza in El Raval where there are 3 restaurants to choose from, we tried Mirinda. The atmosphere of the whole plaza was lively, so it doesn’t really matter which place you choose — you get the same ambiance. Prices were fair and correct. What brought this down to 2 stars was there was an additional line item on the bill for 1,80 Euros. Small amount — not a big deal right? But was this a simple mistake or were they trying to up the bill because we were speaking English and drinking beers… They removed that charge when we questioned it… but still.

This place is cool; a hole-​in-​the-​wall with multi-​colored chairs flowing out onto the square. The prices are decent — I got a slice of quiche and a side salad for 6 euros. The clientele was made up of both young and old, but there was a definite alternative presence here. If you’re a hipster, get amongst it at Mirinda.

La Mirinda es una terracita en pleno Raval, y no es precisamente de las más tranquilas, o al menos no lo es a media tarde. Ayer martes todas las mesas estaban llenas y había mucho movimiento alrededor, incluso pude ver un grupo haciendo brakedance con su radiocasette en directo :) La verdad es que tiene encanto, se junta gente de todo tipo: guiris, gent de Barcelona, diferentes estilos… y las mesas, las sillas de colores y las plantas decorativas son lo más. Eso sí, abusan un poco de los precios aprovechándose de su situación… El bar por dentro es diminuto, solo está la barra y unos pocos taburetes, por lo que no se cómo lo deben montar en invierno. Pero como terraza de verano, está genial. Por cierto, vi que hacían quiches y tenían buena pinta.

¿Te gustan los gatos? Pues hay un muro cerca de las Ramblas que está lleno de pinturas con gatos, muy altas, muy arriba, pero también abajo. Ese mural está en una plazita y en esa plaza está el Mirinda. Es el mejor sitio para tomarse una cañita al sol en veranito. Además suele haber clientela muy sui géneris que le dan su punto al sitio, el mismo punto que le dan en el Mirinda a sus tapas. Cuando probé el tomate con mozzarella casi me caigo de la silla y además tiene unos precios muy buenos para ser ultracéntrico.

Bondadosos dioses del cielo, ojalá jamás regrese a este lugar.
Aquí, en el Mirinda, finiquité mi primera noche viviendo en Barcelona.
La cosa, en realidad, empezó algo más lejos, por ahi en Sant Andreu, por Fabra i Puig… me encontre con un par de amigas a las que hacía eones que no veía. El reencuentro fue emotivo y decidimos ponernos al día birras mediante. Eran, aproximadamente, las 7 de la tarde.
Fuimos a un bar y tomamos una par de cañas. Salimos, paseamos, encontramos otro bar, tomamos unos chupitos. Seguimos pateando, otro bar, unas tapas, unas cervezas. Otro bar. Otro paseo. Otro bar. Otro. Otro más. El Mirinda.
Llegamos hasta el Mirinda por pura inercia, únicamente siguiendo una senda no marcada de bares, sin prisa pero sin pausa.
Y en el Mirinda, lo liquidamos.
Lo recuerdo como un lugar… naranja, de iluminación escasa, con algunos guiris (una pareja australiana majísima, con quienes descubrí que domino mejor el inglés cuando voy algo pasado) y un chaval entestado en vendernos unos gorros peruanos, aunque nos negamos a ello muy educadamente.
Lo siguiente que recuerdo es despertarme en mi cama al dia siguiente, con una resaca terrible, un gorro peruano en la cabeza y unas fotos de esas de fotomatón cuanto menos, injuriosas.
Ya era martes.

A pesar de que una cerveza cueste más dos euros. A pesar de que un bocata cuesta más de tres. El Mirinda sigue siendo uno de los puntos neurálgicos del Raval. Tan cerca de las Ramblas y a la vez tan lejos. Hace años era mi bar de referencia pero ahora sólo lo visito de vez en cuando. Sin embargo, me gusta reencontrarme con los gatos dibujados en el mural de enfrente y esa peculiar terraza, donde puedo pasar un tarde entera conversando o bien viendo el desfile de la variopinta fauna que circula por el Raval.

Bar Ist wirklich nett, aber der Mojito ist leider nicht zu empfehlen.

Lustige kleine Bar nahe der Uni an einem der schönsten Plätze des Viertels. Eher alternativ. Wein ist gut und billig. Bierpreise sind üppiger. Drinnen ist kaum Platz, man sitzt draußen. Da ist einiges los, es gibt es viel zu gucken. Hauptsächlich Einheimische. Die Gruppe am Né-​bentisch hatte eine gut angezogene Gummipuppe aus dem Sexbedarfsladen dabei. Es gibt auch Tapas, die sind okay, aber nicht groß der Rede wert. Zubereitet werden sie vom Kellner. Unweit der Ramblas ist dies auch ein guter Ort, um sich vom Stadtbummel zu erholen und sich ein kühles Getränk zu genehmigen.