Peimong

He ido un par de veces con amigos a comer, por recomendación de uno de ellos. En ambos casos he salido muy saciado del local. La comida es riquisima, y lo dice alguien que no es muy fan de los cebiches, el de este restaurante me gusta. El lomo encebollado ha sido mi elección en ambos casos, me gustó mucho la primera vez y repetí. Las papas rellenas son un buen acompañamiento. El local es austero, pero acojedor, y los dueños son encantadores. No dejeis de probar el pisco si sois bebedores y os gusta probar cosas nuevas. Se me antoja un poco caro, pero entiendindo que esa zona lo es. Merece la pena.

Los dueños son peruanos y el trato es inmejorable. Comida peruana fantástica a un precio contenido. Muy recomendable.

Ante todo decir que no cumplió las espectativas creadas, nada de lo que comimos llego a convencer, fue un coitus interruptus culinario a precio de final feliz. El ceviche estaba muy pasado y el resto como lomo saltado, pato al ají o el pescado a la chorillana… No nos pareció estar comiendo comida peruana. La carta muy corta y la gente muy amable.

A mí ya me pueden recomendar un peruano, que me da igual, me quedo con el Peimong. Hace unos ocho años que lo conozco y durante una temporada le mantuve fidelidad, hasta que nos creció la familia, pues en los «viejos» tiempos solía ser de fumadores, y no es cosa de hacer que la nena trague humo de tabaco por el cebiche que se quieren meter los padres.
Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no volvía y ayer mi mujer decidió que quería volver y punto y convocó a la familia en pleno, hermanos y cuñados incluidos. Como el chupe de gambas (sopita para los no iniciados) es una cosa como para salir volando de placer, llamo para reservar y sobre todo para preguntar expresamente si lo prepararían. Casi se muere de alegría cuando le preguntaron simplemente «¿para cuántos?»
Llegamos con las expectativas tan altas que temimos una decepción, pero no, señores, no. Como bien nos dijo su amabilísimo dueño, que atiende con las atenciones de quien recibe invitados en casa, esta cocina tiene más de 15 años bajo el mismo mando y los platos no cambian.
Tampoco cambia la carta, que es más bien breve pero, con lo buena que es, por mí que no cambie. Aunque no estuvo en nuestra mesa de ayer, puedo recomendar ciegamente el sudado de mero que sirven con arroz blanco y siempre ha estado francamente increíble (mi preferido número dos), y sí con el sabor aún en la boca, los tamales, el cebiche y la jalea de mero. Por otra parte, postres caseros deliciosos, atención impecable de parte de una encantadora pareja, como no, peruano-​japonesa.
¿Precios? Los 28 euros por cabeza mejor pagados en mucho tiempo, Pisco Sour, postres y algún café incluido.

¿Comer decente y barato en el centro de Barcelona? En muy pocos sitios lo consigues. Si la cocina de fuera es lo tuyo el Peimong es uno de ellos.
Hacen comida peruana, sencilla y tradicional. No encontraremos cosas raras en la carta que, por otro lado, es bastante escueta.
Recomendable el ceviche, los spaguetis y el bistec encebollado. Por 15 euros puedes cenar perfectamente y no suele haber problemas de sitio.