Salambó

Es un lugar ideal si quieres empezar tomando un té y acabar cenando y tomando una copa sin moverte de sitio. Muy cerca de los cines Verdi Park.
Hay unos bancos de madera bastante cómodos y el ambiente es OK, he estado agusto. Puedes encontrar gente de todas las edades.
El camarero simpático, pero no venía!!! Me he tenido que levantar a pedirle y no íbamos con prisa pero es que tardaba mucho!
Hoy me he tomado un té, me he pedido el Taj Majal, un té indio que he encontrado muy fuerte. He ojeado la carta y, para que os hagáis una idea de precios, bikini 4 € y tiramisú 6 €.
Yo volvería, pero para tomar una infusión o té (no el Taj Majal!!) o tomar una copa, a cenar no creo porque por esos precios puedo encontrar sitios más cucos y no me inspira que hagan comida deliciosa aunque solo haya tomado un té…

Antes de venir ya había leído que este sitio no merecía especialmente la pena, pero la verdad es que su ubicación justo al lado de los Cines Verdi es un gran reclamo cuando te apetece tomar algo sin alejarte demasiado.
Nada más sentarnos, ya no me gustó la actitud del camarero. En general me suele dar bastante rabia que me pregunten al entrar cuánto voy a consumir para decidir qué tipo de mesa van a darte.
Tomamos un mojito (muy bueno, hay que reconocerlo) y algo para picar. Nos insistieron tanto y de forma tan poco sutil para que pidiésemos algo de comer (y eso que eran las 8 de la tarde) que acabamos marchándonos pronto. Eso sí, antes de irnos pedimos 3 cosas que estaban bastante buenas: mini-​hamburguesa, tempura de pollo con alioli y coca de espárragos verdes con queso de cabra. Pero sólo con eso la cuenta subió a más de 30 € y las tapas eran bastante pequeñitas.
Hay muchos bares por la zona como para entrar en uno en el que te tratan tan mal. No creo que vuelvan a verme por aquí.

Gute Küche, gemütlich (viel dunkles Holz), lockere Athmo.
Großer Gastraum und zu den Stoßzeiten knallvoll.
Die Bedienung ist schnell, die Portionen nicht knauserig und schön präsentiert.
Wer jetzt denkt das Salambó wäre nur eins dieser «na, dann treffen wir uns halt direkt da beim Kino”-Kneipen: Spätestens ein Blick in die Karte entlavt das Salambó als mehr als vollwertiges und vielseitiges Restaurant. Da kann man auch mal ohne Kino davor oder danach hingehen.
FAZIT:
Als große Kneipe «getarntes» Restaurant — und sogar ein gutes!

Me da un poco de pena darle solo tres estrellas a este sitio porque voy bastante a menudo y cuando voy es porque forma parte de mis buenas tardes-​noches de sábado y fin de semana en las que voy al Verdi a ver una peli y olvidarme de los quereseres semanales.
Pero sinceramente no creo que merezca más. De hecho es muy probable que si no tuviera esas ubicación privilegiada en la Calle Torrijos –al ladito del Verdi Park– no hubiera entrado jamás o solo alguna vez, y cuando lo he hecho ha sido para hacer tiempo, tomar un cortado, charlar un poco y enfilar al cine.
La decoración tiene ese aire noventero venido a menos de madera y espejos con poco carisma e identidad y se ve a la legua que pretende ser más un local práctico o de paso que un hotspot. La planta baja es en plan cafetería y la de arriba en plan coctelería con mesa de billar, un poco que ni chicha ni limoná.
Seguramente seguiré yendo y disfrutando de su café caliente, y este local seguirá siendo el tiempo de descanso entre una cosa y otra y la antesala de mis mejores tardes de la semana, pero poca más.

This review is based solely on the experience of being there, but not on the food…
since I read the other reviews (spanish) — I was prepared for an expensive outing… so I ate first.
But about this smart-​looking, elegantly designed bar/​restaurant — it was a nice place to visit. Our pretty large group ordered several bottles of wine, and other cocktails (the capirinhas were excellent!). The waitstaff was very accommodating as our group kept expanding and needing extra tables. It wasn’t too crowded when we first arrived around 10 — but when we were ready to leave and go clubbing, Salambo got pretty packed.
I know — odd thing to mention in a review — but the bathrooms were kinda cool. it was also nice to get free wi-​fi — since i was still on data roaming with my U.S. phone.

Es un bar completamente inapropiado para la clientela joven. Tiene aspecto de serio y responsable, un poco estirado y presuntuoso, amante de la fama y la celebridad. La distribución de los espacios tiene su gracia, pero la decoración no podría ser más impersonal y fría. Hay cientos de locales en Barcelona con el mismo tipo de ambiente. Tiene ese punto de querer ser elegante pero de quedarse a medio camino. Se le ven a leguas las intenciones y las ganas de ser original y atractivo. Recuerda un poco a aquellas personas que tratan de gustar a toda costa, y para ello emplean mil maniobras. En el Salambó suben los precios para que los clientes piensen que se encuentran en un lugar distinguido, pero yo creo que no engañan a nadie con esta estrategia; lo que allí se come se puede comer en cualquier otra parte a mitad de precio. Es un bar aburrido en el que solo se pueden tratar cuestiones muy convencionales: el tiempo, un artículo del periódico, la campaña electoral o los resultados de la liga de fútbol. Es un bar que no da para hacer abstracciones y desbarrar, tan apegado se encuentra a su entorno. Es un bar muy domesticado, obediente, que hace en todo momento lo que se espera de él. Deja poco espacio para la creatividad del cliente: allí hay que comportarse como es debido. El servicio tiene mucho campo por delante a la hora de mejorar, sobre todo en aspectos de simpatía y cordialidad, que no son precisamente su fuerte.

Quedaba al lado de mi piso en Gracia, a un costado de la Plaça de la Virreina y en la calle Torrijos, a la salida del Cine Verdi Park. Me lo topé una par de veces, pero no me sedujo lo suficiente, lo encontré pretencioso y vanidoso. Pasé.
Pero la curiosidad mató al gato, y yo, como me considero un poco felino para algunas cosas, insistí. Hasta que nos conocimos. Yo quería cruzar el umbral de su puerta grande y transparente, y que cuando entrase todo el mundo se girara a mirarme. Humos de estrella. Me senté en una de sus sillas, sillones de madera, que van de esquina a esquina.
El camarero, bastante borde, y mal educado, me entregó una carta, la verdad bastante breve con precios nada de baratos. Pedí una pasta al pesto, creo que el plato era muy grande o fue que la pasta se encogió. Nunca lo sabré, pero al verla, me dio un mal rollo. Luego, llegó un amigo que pidió raviolis y le trajeron espagueti. El no quiso quejarse, yo le dije al camarero y este, no vean como se puso.
Además de ser un lugar caro, los camareros ponen la guinda del pastel.

¡Qué noche la de aquel día!!! Nada, no me hagáis caso… Salambó es una histórica novela histórica de Flaubert, pero también (y probablemente por eso) un restaurante-​café-​bar-​local de copas-​centro de reunión cultural-​y más de Gràcia. Ya hace bastantes años que el escritor Pedro Zarraluki regenta este café de toque literario, y cada vez tiene más adeptos.
El local tiene dos ambientes (bueno, tres si cuentas la terraza): la planta baja es donde hay mesas más o menos informales para comer o tomar algo, y la barra; en el piso de arriba, el ambiente acostumbra a ser más oscuro (y no me refiero sólo a la luz, que también), se toman copas o cócteles, se juega al billar, se charla de la película que se acaba de ver en los cines de al lado o se espía las mesas de la planta baja.
La comida es más que correcta –hay unos platos de jamón espectaculares-​. Ahora bien, el problema de ser bueno y popular en Gràcia es que cada vez te haces más y más popular, y hay noches en que hay tanta gente que literalmente no se puede ni entrar.