Séptimo Arte

Espléndido videoclub con un fondo más que notable en cine de autor, aunque tampoco hay que asustarse: en este caso también entendemos como cine de autor a los hermanos Coen, Michael Mann, Woody Allen y clásicos como Hitchcock o Chaplin; no se limitan a Weerasethakuls, Lisandros Alonsos o Carlos Reygadas, por ejemplo.
El local, además, empuja a querer ver las películas pues es espacioso, de diseño sobrio pero elegante, y la disposición de los títulos es lógica, intuitiva y de fácil ubicación.
La única pega es totalmente ajena a ellos: si no vives muy cerca es complicado beneficiarte de su buen hacer.

Al lado de los cines Verdi nos encontramos con este videoclub cuyo objetivo es acercase al mismo tipo de público: gente adulta, moderna y culturalmente formada que busca en el cine algo más que diversión (que no significa que sea para profesionales).
Poco a poco se ha convertido en uno de los videoclubs de referencia en Barcelona. El local es amplio, el ambiente reposado, ideal para dejarse llevar e ir saltando de dvd en dvd, decidiendo cual de ellos pasará la noche contigo.
Si bien reciben todas las novedades cinematográficas, el acento está puesto siempre en el cine de autor, independiente, teniendo un catálogo importante de aquella cinematografía que no es tan visible como un blockbuster cuando se estrena. Preparan unos ciclos de pelis muy interesantes y si lo que buscas es tan raro que ni ellos lo tienes se puede pedir ¡y tarde o temprano lo tendrán!

Un homenaje al cine de autor, con un fondo más que aceptable y sobre todo con una calidad y un nivel de exigencia altísimo. En Séptimo Arte no se encuentran tonterías; aquí solo hay películas firmadas por los más grandes. El espacio es muy agradable, una fantástica selección musical acompaña el paseo antes de escoger las películas que nos queremos llevar a casa, y la organización de los DVD’s, si uno conoce más o menos los directores de cine que allí se encuentran representados, es de una claridad meridiana.
Los mecanismos de funcionamiento para alquilar películas no son tan convenientes, por eso. En primer lugar hay que darse de alta en uno de los tres bonos que se ofrecen y que oscilan entre los 35 y los 120 euros. Dependiendo de nuestra inversión inicial tendremos 10 créditos o 50. Es un sistema demasiado complejo para mi gusto, y todavía más engorroso cuando los préstamos de películas se reducen a 24 o 48 horas, lo cual no admite demasiada flexibilidad a la hora de ver la película. O la ves aquella noche, o la siguiente o ya estás fuera de tiempo. Eso lo saben bien en Séptimo Arte, que no suelen poner pegas, ni montar dramas por el retraso en una película. Y es que los plazos tan cortos de tiempo no dejan margen a los imponderables. Si vives en Gràcia el problema es mucho más relativo, evidentemente, pero cruzar toda Barcelona para coger una película y volver al día siguiente para devolverla puede llegara ser un verdadero incordio. El local tiene un aire alternativo, culto y pseudo-​intelectual un poco molesto, y transmite la sensación de un cierto engreimiento. Un aire popular no le vendría nada mal.