Cocina italiana, centrada en las pizzas, puedes llevártelas, y las crepes. Tienen platos variados, ensaladas, poca variedad. La calidad es buena. Amables pero un poco lentos, mucha gente.
Guillem R.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Restaurante muy normal. Tiene platos muy flojos y alguno de muy buenos, es difícil acertar.
Laia T.
Évaluation du lieu : 1 Barcelona
En Tan-taran-tan uno no disfruta comiendo, simplemente se alimenta. Es un restaurante bastante mediocre, en cuanto a la calidad de todos los platos. No es un lugar donde poder degustar buena comida italiana porque todo está elaborado de forma muy muy sencilla, desde la pasta, pasando por las ensaladas y las pizzas. Eso si, la relación calidad precio es buena, tampoco se paga mucho. Ideal para ir con niños y cenas de grupos(aunque probablemente yo no iría ni con unos ni con otros).
Luis C.
Évaluation du lieu : 3 Londres, Reino Unido
Las pizzas están buenas. La pasta está bien. A veces también tienen ensaladas especiales y platos fuera de la carta que están bastante bien. Es de esos sitios que vas cuando no quieres cocinar en casa. Acostumbra a estar lleno de grupos de adolescentes aunque no hay problema para encontrar sitio. Además hacen pizzas para llevar. Uno de los secretos son las crepes, que están muy bien. Tienen tano dulces como saladas, vale la pena dejarse un hueco!
Álex R.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Un restaurante para esos adolescentes que empiezan a salir con sus amigos y que no saben donde cenar después de haber visto una película de acción. Es un restaurante para aquellos que todavía viven un plato de pasta o una pizza como un acontecimiento extraordinario. Y es que en el Tan-Taran-Tan se apela a un cierto infantilismo en los gustos, limitando su oferta, como reza en el mismo cartel de entrada, a pizzas, pasta, crepes y ensaladas. Para un adulto todo esto carece de alicientes salvo el de revivir los menús de infancia, del tipo macarrones con salsa de tomate y carne rebozada con patatas. Son platos, en conjunto, no muy elaborados, como se puede ver, pero muy aceptables, y en verdad que no hay nada malo en querer volver a la gastronomía de esos tiempos, por un día. La decoración, como si supieran de antemano que a los niños les da igual el color de las cortinas, es muy funcional y poco detallista. En definitiva, es un restaurante sin pretensiones, simpático por lo que conserva de la inocencia infantil, y que en dosis pequeñas, no hace daño a nadie, e incluso se disfruta.