La comida sigue siendo buena, pero la falta de estar al «Loro» de que la nevera se encuentre bien surtida, reponiendo lo que se va agotando lo dejaron de lado este 15 de agosto. Marchamos al final con un extraño sabor agrio, máximo cuando se puso el joven a discutir con el señor de cabello blanco, detrás de la barra a la vista de todos. Esta bien un ambiente rustico e informal, con buena comida, pero no hay que dejar de lado las formas, fue muy lamentable presenciar la falta de respeto del joven al adulto, muy desagradable.
Álex R.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Es un bar para personas ya muy curtidas, que han visto de todo, y que pase lo que pase lo único seguro es que no les va a sorprender nada. Evidentemente lo llenan clientes del barrio, de todas las edades, pero lo definen más concretamente aquellos que se encuentran en la barra, personajes de película, de rostros gastados, afianzados en los taburetes durante horas y horas, con un cubata en la mano que aparentemente nunca se termina pero que en realidad se engulle antes de que el resto de mortales podamos siquiera parpadear. Siempre parece que traman algo, los sospechosos habituales, y que comparten una serie de códigos a los que somos ajenos todos los demás. Era un bar en el que se fumaba mucho, lo cual contribuía a magnificar ese aire granuja tan divertido, pero ahora, con las nuevas leyes antitabaco la cosa ha perdido algo de autenticidad. En todo caso, vale la pena pasar unas horas en compañía de una concurrencia tan experimentada, tratando de pescar ideas a botepronto, aunque sea muy difícil(y no sé si del todo deseable) entablar conversación. Más vale, pues, estar atento, pasar desapercibido, y tomar nota, porque en esa barra se resuelven mucho de los misterios de la vida.