El local está ambientado como si fuera un café ruso del siglo XIX con una decoración muy cuidada. Fuimos con un descuento que cogimos por Internet. Escogimos un menú degustacion para probar más platos. La comida está bastante buena y no te quedas con hambre. Destaco la sopa de remolacha, deliciosa. Puedes probar una cerveza báltica, eso sí de medio litro y 8 grados de alcohol. El servicio muy atento. Si no vas con descuento es algo caro. Lo recomiendo por probar algo distinto y por su calidad