Aferro

Llevaba bastante tiempo deseando probar Aferro, porque me habían hablado muy bien de las tapas que allí servían. Así que una vez más rompimos el cerdito de los restaurantes (a sabiendas de que Aferro es un pelín caro) y allá que nos fuimos mi pareja y yo.
Sólo comimos de tapeo, ahora que, como siempre nos pasamos, y pudimos comprobar que la buena fama está bien merecido, revuelto de boletus, dos pinchos de kokotxas que se deshacían en la boca, morcilla de burgos (perenne en cualquier cena nuestra de tapeo), secreto ibérico, hipertierno, y rabo de toro, era la primera vez que lo probaba y me fascinó. Buena materia prima.
Acompañamos la cena con un tinto crianza Campillo, muy afrutado y bueno.
El postre me decepcionó un poco, (por ello no se lleva la 5 estrella). Pedimos tiramisú. Falto de amaretto y de mascarpone, parecía más una tarta.
El local es muy agradable, la decoración es sencilla y moderna, es pequeñito y se suele llenar, por lo que es recomendable la reserva, lo cual hace que las mesas estén quizá demasiado juntas.
Aún así el resultado es de ¡Quiero volver!

Aferro es una restaurante que ha triunfado desde su apertura… lo mejor es que se centra en comida mediterránea elaborándola a la parrilla, algo sano y ligero para cenar.
He ido un par de veces porque me parecen un poco elevados sus precios pero se cena muy bien.
Normalmente solemos pedir dos o tres tapas a compartir y después un plato para cada uno. La bebida, no suelo tomar vino porque no tengo paladar así que me quedo en mi querida rubia que nunca me falla! Por lo que no puedo opinar sobre la calidad de los vinos que se ofrecen. De postre no puedo evitar tener que pedir un tiramisú ¡tremendo!
Lo recomiendo, tengo intención de ir dentro de no mucho porque como dije, la base de la elaboración de sus platos, montaditos, tapas, etc. Parten de un respeto máximo a la dieta mediterránea con los mejores productos que puede dar esta tierra.