Que vienen los patitos ¡pachín! Que viene mamá pato ¡pachín! ¡pachín! ¡pachín! Y así, como si de las mayores danzas de nuestra infancia se tratara, llegó mamá pato o el primo o la vecina(no sé exactamente quién es) a ponernos los cafés a los humanos del barrio. Y es que hace apenas unos días que se ha inaugurado la cafetería L’Ànec. Suerte la mía que me enteré de la inauguración justo cuando ya me había pedido mi café en el bar de enfrente(y suerte también la de su dueña que no tenía cara de muy buenos amigos). Así que como ese día no pude probarlo gratis, tuve que ir por mi cuenta y por mi escote(véase la metáfora). Lo miraré por el lado bueno y es que así, sin tanta aglomeración de gente(ya se sabe que cuando algo es gratis la gente se vuelca), he podido disfrutar del sitio. Es un sitio pequeñito pero a mí me pareció acogedor. Y así, cerquita de la ventana he visto la lluvia caer y de fondo se escuchaba música del televisor. Y cuando me han puesto la canción de mi Bustamante ya me he enamorado del pato, la pata y si me apuras hasta del camarero… a mí es que con poco se me gana! Si mi comentario te ha convencido y decides pasarte por allí, te recomiendo que lo hagas de buena mañana ya que cada nueve desayunos, el décimo te saldrá gratis. Y si eres más búho que pajarito, si te tomas seis copas, la séptima(por ser tú) es gratis.