Bardot

We came here with FoodLover and it was incredible.
The red wine comes from the region and was the right balance for the meal. To start off, we had croquettes and octopus with potatoes. We then had beef medallions that were slow cooked and finished off with rice paper around the meat — not my favorite dish as the meat come out quite tough. The highlight for me was the main course and dessert — duck with potatoes. Duck was cooked a beautiful medium rare — one of the best duck dishes I’ve had in a really long time and the dessert was chocolate tortilla with pop rocks and crema catalana with cinnamon ice cream. I would come back just to get the cinnamon ice cream.
Thanks FoodLover and Bardot for a lovely dining experience

El Bardot tiene una de esas terrazas en las que apetece sentarse a charlar y cenar en medio de Enric Granados para ver pasar la vida :)
Me encanta la buena atención del personal y cómo cuidan cada detalle. Saben recomendarte buenos vinos y, aunque el sitio no es barato, tienen botellas interesantes a un precio razonable. Y como para mi una terraza y un bien vino son una combinación perfecta, pues confieso que he pasado más de una tarde de sábado así.
Si te apetece comer, estarás en un gran sitio para probar todas las exquisiteces que tienen en la carta y que sabrán recomendarte según lo que te apetezca. Así que puedes dejarte guiar.
El local, aunque parece estrecho en la entrada, tiene mucho espacio y muy relajado para comer en el interior. Además puedes curiosear cómo están cocinando sin tener que temer por los olores en tu ropa.
Un sitio que reúné todos los requisitos para esos días en los que te apetece darte un pequeño capricho y comer muy rico.

Cocina con imaginacion empleados agradables y local muy comodo rabo de toro, pulpo, tapas muy elaboradas precio alto pero calidad tambien

En el tramo por excelencia de Enrique Granados, entre Diagonal y París; un oasis peatonal lleno de vegetación, fincas modernistas y oportunidades gastronómicas.
Bardot goza de una amplia terraza que hace las delícias en la primavera de la Ciudad Condal. Pero el verdadero encanto se esconde cuando traspasas la barra y desciendes los cuatro escalones. Un comedor totalmente ciego, donde la iluminación y la decoración son verdaderos protagonistas. Está francamente logrado, lleno de detalles. Aunque las mesas están muy juntas, hay una mesa circular con su sofá perimetral que hará las delícias de grupos de unas seis-​siete personas.
Los platillos que conforman la propuesta de Bardot son una auténtica gozada. Elaboraciones que buscan realzar y potenciar el producto y su sabor. El rabo de toro es una santísima obligación. Doy fe! Ya no tanto por la carne, que de melosa se deshace en boca… Esa salsita es la clave… la recordaré algunos días. La ración de pan es obligatoria para rebañar ese jugo concentrado. ¡Hereje quien la deje pasar!
Otros: risotto de ceps muy rico, la ración de pulpo con patatinas consigue una curiosa y apetecible simbiosi y los paquetitos de ricotta, bien encontrados.
Bardot me ha dejado con ganas de más. Seguro que volveremos para seguir probando platos de carta y recomendaciones del día. A tener en cuenta para darse un homenaje de vez en cuando.

Stopped by for lunch. They have some nice bar seating and also spots outdoors. We choose the bar (it was a rainy morning). They serve you a bunch of olives to start while you wait for your food. We ordered a burrata salad that had balsamic, sweet sun dried tomatoes (so good!) and olives on lettuce mix. Then we shared a bacalao fish in spinach and garlic sauce. The piece of fish was a bit small for the price (4 stars) but it was perfectly cooked and went really well with the spinach and garlic
Service was a bit slow but overall nice

Coté Bar, j’ai apprécié le choix des vins, les tapas sont délicieux, on comprend qu’il y a vrai chef cuisinier derrière. Cela manqué un peu de confort, pas de terrasse … Mais rien que pour les tapas, j’y retournerai volontiers !

I highly recommend this restaurant. I had an amazing dinner, the best meal I’ve had so far in barcelona. The resturant is walking distance from the Provenca and Diagonal metro stops. The waiter recommended a tapa that consisted of grilled octopus and papa bravas, don’t remember the exact name, but it was awesome.

Did not expect such a fancy ambiance, but the food was good. The cheese platter came with a variety of Spanish cheeses, leading me to wonder where can I find the blue cheese that the restaurant served. The calamari were also tasty, but over breaded. For an entrée my mom and I shared the burutta with salmon. It was good, but not great. Food came out on time and we were well taken care of. What more could you ask for?

We were on a small tapas tour that landed us here for our final bar. They saved the best for last! Everything was fantastic! I wish I knew everything I ate from here so I can list ot out for you.
I must state, we stayed at Barcelona 5 more days and each day we talked about the Tapas we ate from here. If our schedule was not already so booked, I am sure we would have went back! Indeed, if I’m fortunate enough to go back to Barcelona, we are scheduling a stop here Day 1!

Très bon restaurant, prix tout à fait honnête pour une qualité haute de gamme. Service très sympa. Je conseil l’entrecôte (à partager). A faire absolument.

Muy bien. Me encantó la decoración, los camareros era muy agradables charlando con la clientela. Muy buena átmosfera. El local ofrece una selección bastante importante de vinos y tapas elaboradas por lo visto.

Bardot está en la resurgente calle de Enric Granados y es uno de los restaurantes que le sube el «caché». Lo habíamos visitado para tomar algún vino ya que tiene una buena y amplísima carta y, sobre todo, la opción de tomar vinos de cierta categoría sin necesidad de comprar la botella. Pero nos quedaba pendiente probar su cocina que prometía dada la afluencia al local y los platos que veíamos pasar. Ahora, ya saldada esa deuda, podemos decir que se debe visitar Bardot para disfrutar de una buena comida o cena con un buen vino. La entrada al local es estrecha, con una gran barra y algún barril que hace de mesa, pero hay que llegar al fondo donde están las mesas. Allí se ensancha y grandes vitrinas exponen sus tesoros: vinos y destilados para los más exigentes, siempre y cuando lo puedan pagar. La luz es escasa, personalmente le daría un punto más de iluminación, por lo menos por el día. Es la idónea para una noche romántica, pero creo que no para una reunión de negocios… Probamos varios platos a compartir de la carta, aceptando alguna sugerencia que nos ofrecieron de sus últimas incorporaciones. Todos fueron platos compartidos, no fue un primero, segundo y postre, aunque no faltó de nada. Empezamos con unos buñuelos de verduras como aperitivo. Hechos con Massala que le daban ese toque exótico y muy bien fritos. Crujientes y nada aceitosos, no es habitual encontrar buñuelos de verduras y menos tan sabrosos. Se apreciaba la Massala y los hacía especiales. Un pulpo a la brava, una tapa clásica que es una mezcla entre unas patatas bravas y un pulpo a feria. El pulpo tenía un toque picante del propio pimentón pero no en exceso y reposaba encima de unas extraordinarias patatas con forma cilíndrica, como las bravas Arola. Una curiosa fusión entre dos platos. Encontramos algo más de sofisticación en los Chupa Chups de Codorniz con crema de patata trufada. Unos jugosos muslos de codorniz confitados que se deshacen en la boca, aderezados con sésamo y acompañados de una salsa agridulce de patata. Un manjar al que, si debemos ponerle un pero sería añadirle un poco de sal a ser posible Maldon, que aunque casi no aporta sabor, sería suficiente para redondear el plato a nuestro gusto. Como muchos ya podréis imaginar, este no lo probé: Provolone con caviar de albahaca. Visto desde la barrera: recién hecho, aderezado y jugoso, algo confirmado por quienes sentenciaron este plato. Unos Tacos de Atún con Espárragos y Fresas Deshidratadas: pasados por la plancha para marcarlos junto con unos espárragos trigueros. La originalidad la aportan las fresas deshidratadas y las virutas de atún «bailongas», esas escamas que al servirse en la comida caliente se mueven. Toques diferentes para un plato clásico. Y un Risotto del día, en esta ocasión tocaba de espárragos: a la vista se veía cremosidad y el grano de arroz tenía aspecto de cocción en su punto. Y para rematar la comida, dos postres. Empezamos por la Tortilla fea de chocolate: un nombre nada sugerente (por lo de fea) pero que despierta la curiosidad de cualquiera y que lo sitúa como uno de los más originales que hemos probado. Se trata de una tortilla francesa pero de chocolate y con peta zetas. Divertídisimo. Por su textura, por su originalidad y por su sorprendente sabor. ¿Comerse una tortilla de postre? pues sí, ¿por qué no?. Iba acompañada de un helado de caramelo para reafirmar más su rol de fin de comida. El otro postre es un clásico que cada mañana reciben en Bardot desde su origen, Llavaneras. Hablamos, como no de la famosa Coca. Sobran las palabras, tanto si la habéis probado alguna vez como si no. Es una coca de hojaldre, piñones y azúcar básicamente, además de otros aromas y aderezos que según que receta encontremos se le añaden. La que nos sirvieron en Bardot era auténtica y, por lo tanto, buenísima. La comida la regamos con Garnacha, un vino del que ya os hemos hablado en la Bodega de Baco: La Comedia D. O Montsant y en esta ocasión las copas fueron servidas de un Magnum. En resumen, un lugar a tener muy en cuenta. Una visita redonda sería ir a hacer un aperitivo, comer (o cenar) y continuar con cualquier copa para los amantes de los destilados de gama alta. Pero como es más difícil dedicarle una jornada completa, quizá hay que ir por fases. En cualquiera de ellas disfrutaréis. El precio de esta comida: 45 Euros por persona.

Nice and original food, not the traditional tapas but modern revisited ones, but no so cheap

Bardot was the venue for our «proper Catalan dinner» — meaning a series of substantial courses beyond your usual pintxos or tapas. Upon entering, you are welcomed by a very long bar that had stretches and stretches of stools that could easily make patrons happy — especially those who came by to watch the World Cup while enjoying their drinks.
Dinner was out of this world with some of the most inventive food that capitalized on local ingredients. We had several starters including these delectable squid that was filled with black rice, melt-​in-​your-​mouth croquettes, and fried goose egg with plenty of truffles on top (that was simply accompanied by slices of crusty bread for dunking)! But the piece de resistance was the bone-​in steak that was served sizzling on an iron skillet. Forget mashed potatoes or mac and cheese, the only side dish this steak needed were the freshest slices of tomatoes and cubes of perfectly seasoned cubes of potatoes.
And for dessert, you ask? The simplest yet most divine crepes that were filled with sugar, honey, and butter. I may truly have to change my last meal on earth menu to this one!

Bardot, cocina de temporada gracias a su propietario Rodrigo Varela. Él llegó de Argentina en el 2001 y su trayectoria es más que notable en el Grupo Tragaluz con apertura y dirección del Bar Mut, Hotel Villa Emilia, Bodegueta de Provença y por primera vez, como propietario del Bardot.
Me gusta demasiado este restaurante, tanto como sus mas de 600 referencias en vino. Bardot es de aquellos lugares que sales por la puerta y estas deseando de volver en otro momento. Su barra es perfecta para sentarte a tomar un copa de vino mientras quedas embobado por su decoración antigua y recatada cogiendo forma de bodega.
Lo que realmente es una pasada son sus tanques de 500Litros donde se almacena cerveza Estrella Galicia, ¿increíble verdad? es una pena que no tenga una foto para mostrarlo, prometo la próxima vez que vaya enseñaros ese pequeño monumento.
De sus platos no puedo hablar puesto que yo las veces que he pisado Bardot es para hacer una copa con los colegas, así de chulo soy yo!

¡Me encantó este sitio! Un restaurante para ir y repetir… El interior hace una U y al fondo encuentras la cocina que es abierta y para que puedas ver cómo lo preparan todo. El ambiente que se respiraba un miércoles al medio día era muy agradable, y gran parte del mérito la tiene la decoración, muy elegante y sobria aunque con toques modernos. Los lavabos llenos de rejas, tan típicas en Barcelona, me encantaron.
Nosotros quisimos comer fuera porque aún hacía buen tiempo, y el camarero que nos atendió es simplemente «lo más» (ya lo conocía de otro restaurante y me alegró volver a verle). La terraza es muy agradable también, rodeada de plantas, casi tocando a la Diagonal.
Pedimos 2 platos del día: unos «callos con cigrons» para compartir entre 2 (escpectaculares, y el choricito les daba un sabor que pa qué), y de segundo pedimos un «arroç amb llamàntol i bolets» que nos gusto mucho también (además estaba a muy buen precio, solo 15 euros).
Para mi ha sido un gran descubrimiento así que volveré seguro, para comer y charlar un poco más con el simpático camarero.

We stopped into Bardot one morning for an alfresco breakfast. The waitress was very friendly. It’s located in a prime location on Granados, smack-​dab in the upscale Eixample District. Our simple and straightforward breakfast (eggs, bacon, bread) was all tasty and well-​presented. The only thing that hinders me from giving Bardot 4-​stars is simply that the wait-​time to get our breakfast was exorbitantly lengthy — I mean, we were starving by the time the food arrived!!! Again, though, really friendly waitress…

A caballo entre un bistrot parisino y una bodega de las de toda la vida pero rejuvenecida al estilo de «la Bodegueta» y «Bar Mut». Planta en forma de U, distribuido el espacio en dos alturas, mesas bastante juntas al estilo de la capital gala y aunque se pierda intimidad tiene un encanto especial que me gusta. Consiguen un ambiente cálido retro con los sofás de terciopelo beige, sus techos bajos, las baldosas hidráulicas, las lámparas industriales y las alacenas de madera que sirven de exposición de la amplia y bien escogida selección de vinos de la carta. Barra en la entrada para tomar una cañita y algún picoteo rápido previamente a la cena.
Platos degustados: patatas bravas y erizos de mar con trufa para compartir de entrantes. De principal: dados de entrecot y huevos estrellados con trufa. Para el momento dulce de la cena unos deliciosos canutillos de crema y una coca de Llavaneres. Todo regado con una botella de Summa Varietalis 2010.