Eurostars Anglí

Llegamos allí por cuestiones laborales. El hotel es de 4 estrellas y todo es muy moderno, con una entrada acristalada. Te sientas en la entrada mientras te disponen las habitaciones y puedes tomarte un café o un refresco tranquilamente.
Disponen de un restaurante que no he tenido la ocasión de probar más que para desayunar, puesto que tampoco estaba abierto. Tienen una terraza desde la que hay unas vistas impresionantes. También tienes las mismas vistas del Tibidabo en determinadas habitaciones. Fuera, después del restaurante, también tienen una terraza muy guay, ideal para desconectar y hacerte un cafecito tranquilo mientras te recuperas después de un día intenso.
Las habitaciones no están mal. Son muy modernas para mi gusto. Todo demasiado frío, sin personalidad. Todo como si fueses a dormir en una cama preparada en medio de un quirófano. Aséptico. Los pasillos son tan modernos que cuesta encontrar la puerta de tu habitación, y una vez que la encuentras, la tienes que abrir, que para los catetos de pueblo como yo, se convierte en otra odisea.
El wifi es bastante regulero. No se puede uno confiar en que vaya a funcionar.
En general, el hotel está bien, corresponde a sus cuatro estrellas, pero este es el ejemplo de cómo una persona puede arruinar toda la experiencia que tengas en el lugar. Estuvimos comiendo en el restaurante, acomodando algunas mesas para poder comernos unos sandwiches que habíamos pedido (de un servicio externo), la que se ve que es la jefa de recepción, vino con los refrescos gritando como si fuésemos ganado. Diciéndonos que si empatía, que si estaba cansada de mover las cosas. Obviamente no es más que un malentendido que tuvimos, pero en vez de darse por aludida y hablar las cosas con tranquilidad, siguió gritando y hablando soezmente.
Entiendo que en ocasiones tengamos días duros en el trabajo y se nos escape la rabia y el estrés en algún momento. No entiendo que no seamos capaces de recular y pedir disculpas.

El Eurostars Anglí tiene una cosa buena que a su vez es su cosa mala: la situación. Ahí ahí entre Sarrià y Pedralbes, el problema es que llegar en transporte público se hace un poco complicado. Obvio que puedes usar el autobús, que te deja cerca, pero la realidad es que, como turista, pocas veces usas el autobús: la gente tiende a preferir el metro o, en el caso de Barcelona, también los Ferrocarriles de la Generalitat. Así que ten en cuenta que, en tu estancia (en mi caso esta era la tercera) vas a tirar bastante de taxi.
Las habitaciones son amplísimas, y con enormes ventanales. Punto a favor. Punto en contra, que el hotel es tan bajito que, con todos esos ventanales, la gente de la calle te va a ver. La privacidad es un tanto escasa, pero bueno, no pasa nada. Una cosa mala que tiene es que la zona verde más cercana está bastante lejos (si eres de los que gustan de hacer deporte aunque esté en un viaje de trabajo) pero, mi briconsejo para corredores, es que os enfundéis las zapas y os hagáis el trayecto hasta el Parque Cervantes y vuelta. Unos 7 kilómetros bastante consistentes.
El desayuno de buffet del hotel no está mal (aunque yo eché de menos un poco más de queso, tipo en lonchas) y la máquina de café es un poco errática a la hora de funcionar (un día dijo que no y era que no), pero en general bien. El hotel es tranquilo, y tiene piscina para el verano.
Eso con respecto al hotel. La última vez que estuvimos, también usamos una de las salas de reuniones, que la verdad, bueno. No tiene luz natural, por lo que es un poco triste. Encima las ventanas dan como a un pasillo que va de las oficinas a la cocina, así que bueno, ves gente pasar de vez en cuando. Aunque lo realmente malo es que la iluminación que tienen es verdaderamente mala, está muy mal pensada, sobre todo para crear condiciones de trabajo óptimas.

Tras varios años hospedándome en este hotel la última vez ha resultado en una enorme decepción debido principalmente a un trato déspota y soez por parte de la jefa de recepción que estuvo completamente fuera de lugar hasta el punto de recriminarme no-​sé-​qué-​cosa muy alterada acusándome de «falta de empatía» ¿???
Quizá le molestó que le pedí que pintaran o arreglaran el techo de la ducha de mi habitación porque estaba lleno de moho, negro, crecido considerablemente. O quizá fue el hecho de que, esta vez en el aseo, tuve que pedirles que arreglasen el grifo pues al abrirlo el agua se salía por fuera del mismo y caía al suelo encharcándolo todo habiendo de poner toallas en el suelo para no resbalar. También pudo ser que el tubo fluorescente vertical del baño funcionaba intermitentemente –como esos de las pelis de miedo– y tuve que desconectarlo, y comunicarlo en recepción igualmente.
Quizá estas tres cosas a la responsable de recepción le molestaron que pidiera, educado y por favor, que las arreglaran. También pudo ser otro detalle y es que les escribí una nota a mano a las camareras de piso dándole las gracias por hacer mi habitación todos los días tan bien, pero no la recogieron, así que la entregué en recepción para que ellos se la diesen a las personas de limpieza y les explicaran lo que ponía puesto que eran extranjeras y habían dejado la nota al no saber que era para ellas. Y como pregunté al día siguiente y aún no se la habían dado, se lo recordé. Sí, me gusta agradecer el trabajo bien hecho también de forma clásica, con una nota escrita a mano; un trabajo bien hecho, es de agradecer, especialmente si viene de personas que son prácticamente invisibles y su trabajo se da por hecho. Insisto, al no haberles entregado esa nota de agradecimiento al personal de limpieza les pedí que, por favor, lo hicieran.
Aunque estoy seguro de que lo que más le pudo molestar es que protestara porque cuando fuimos a inaugurar nuestras reuniones en la sala que habíamos alquilado durante 3 días tuviera que retirar con prisas el mantel que habían puesto ya que estaba totalmente sucio –como usado por una reunión previa a la nuestra– o que la pizarra donde se suponía que íbamos a escribir estuviera escrita con rotuladores imborrables y tuvieran que cambiarla. O que el segundo día, a las 9 de la mañana, momento en el que empezábamos las reuniones aún no estuviera ni limpia ni recogida del día anterior una sala que apenas tiene ventilación.
Así que sí, estoy seguro de que alguna de estas cosas fue la que le molestó a la persona responsable de recepción, es decir, responsable igualmente de todas estas cosas aquí numeradas. Entiendo que tantos errores, uno tras de otro, no dicen nada bueno del trabajo que esa persona ha estado realizando en la gestión de las necesidades de los clientes y del hotel y esto quizá no le guste al responsable de tantos atropellos.
Una experiencia muy mala, si esto no cambia yo no recomendaría el hotel nunca más.

Hace unos días celebramos aquí unas reuniones de trabajo que duraron unos 3 días aproximadamente.
El hotel tiene buenos precios y está en la zona alta de la ciudad, muy cerquita de Sarrià aunque bastante alejado del centro y con mala comunicación (hay una estación de ferrocarriles aunque queda algo lejos, y el metro no llega). La decoración es sencilla y moderna, agradable para mi gusto, y dispone de una zona de terraza y de un jardín con piscina. El desayuno es buffet libre y muy correcto, con opciones para todos los gustos (fruta, leche, zumos, huevos revueltos, dulces…).
En cuanto a la sala que nos asignaron para las reuniones he de decir que no me gustó demasiado… la sala es subterránea y apenas llega luz natural. Es un poco cueva. Además no tiene ningún tipo de ventilación y el ambiente obviamente se iba cargando a medida que pasaba el día.
Bueno, hasta aquí le pondría una valoración de 3 estrellas, ¿entonces por qué le pongo 2? Por el trato recibido por parte de la responsable de recepción. Hubo alguna clase de malentendido con las bebidas y le pedimos un par de veces que nos las movieran de sitio… pues mientras comíamos tranquilamente apareció por el comedor y con muy malas formas nos dijo que a ver que nos pensábamos, que no nos volvían a mover las bebidas de sitio, que ya estaba bien, que si se lo habíamos pedido varias veces… todo ello nerviosa y con un tono de voz elevado. Ni que hubiese tenido razón (que no es el caso) creo que no son las formas ni el momento, lo que tuviera que decir se lo podría haber dicho con más educación y a solas a mi responsable. Tuvo un comportamiento inadmisible para un hotel y que muestra muy poca profesionalidad. Además, después de que mi jefe le contestara muy correctamente que lo que tuvieran que hablar lo hablarían a solas y en otro momento, ella siguió con muy mala actitud.
Decir que durante los 3 días apenas vi a clientes por el hotel así que a los pocos que tienen deberían tratarlos mejor (bueno, en realidad, siempre hay que tratar bien al cliente).
En fin, no volveremos, y eso que era el hotel donde mis compañeros siempre se hospedaban cuando venían a Barcelona.

Recientemente (en concreto, esta misma semana), me he alojado en este hotel.
El hotel en sí, no está mal y las habitaciones, al menos la mía, eran bastante confortables y de diseño muy agradable…
Y entonces ¿por qué le doy dos estrellas? Por varios motivos.
— El baño de la habitación: eso de que el baño esté comunicado con la habitación, no me acaba de molar. Para ser sinceros, la ducha y el inodoro estaban separados por una puerta, pero el resto no. Pero esa no es mi queja, esa es una apreciación personal. Mi disgusto llega cuando la pila del lavamanos, no traga… Eso de cepillarte los dientes y tener un buen rato allí tus babas, mirándote desde el fondo de la pila mientras te pintas el ojo, pues como que no… y hablando de pintarse el ojo ¿Cuándo los decoradores de hoteles contratarán mujeres para diseñar la luz de los baños? Es algo que me pasa en casi todos los hoteles. La iluminación de los baños es pésima y acabas maquillándote en braille, con el peligro que ello conlleva de sacarte un ojo, maquillarte como una puerta o ir como un mapache con parches de maquillaje.
— WIFI: estar en una sala de reuniones y que el WIFI falle más que una escopeta de feria pues la verdad es que es bastante molesto. El WIFI hoy en día es algo de primera necesidad, sobre todo cuando contratas una sala de reuniones para trabajar allí durante unos cuantos días. Al final, a tirar de datos del móvil para poder realizar tu trabajo.
— Ambiente del hotel: estuvimos trabajando en una de las salas de reuniones que dudo mucho que se ventilasen entre sesión y sesión… No es que seamos unos zorrillos apestosos, pero nueve personas pensando y trabajando durante horas, pueden cargar el ambiente en exceso. Pero no sólo en esa sala, también en el hotel en general. El ambiente era denso, cargado… por los pasillos de las plantas, casi se podía cortar con un cuchillo, o a bocaos’… Cuando llegaba a la habitación, tenía que abrir la ventana para ventilar, no por el calor, si no por el ambiente cargado como ya he comentado.
— Atención al cliente: no, eso si que no… he trabajado durante muchos años en temas de gestión de calidad, entre otros, con hoteles, y nunca había visto algo igual… que una de las personas responsables de la recepción se encare de un modo tan chulesco y mal educado con un grupo de clientes, no tiene ningún sentido… incluso aunque tuviese razón. Digamos por resumir que, debido a un malentendido por ambas partes (por darle el beneficio de la duda), se generó una situación de confrontación entre ella y nosotros y acabó levantándonos la voz e increpándonos de un modo agresivo (verbalmente hablando)… incluso después de que mi jefe le dijese de tranquilo, pausado y excesivamente educado que ese no era ni el momento ni el lugar para discutir. En ese aspecto un menos tres, eclipsando la atención del resto de miembros del hotel. Ya sea por trabajo o por placer, no esperas nunca encontrarte con semejantes situaciones en un hotel.
¿Qué si volveré? Pues es una pena, pero habiendo tantos hoteles en Barcelona, incluso de la misma cadena hotelera, creo que no repetiré.

Das Hotel ist einer großen Kette angehörig und ein Designhotel, welches auch eine gewisse architektonische Kälte mit sich zieht. Die Lage ist ruhig in einem besseren Viertel Barcelonas, und der Bus fährt fast vor der Tür und auch drei Bahnen sind ums Eck in Sarrià, so dass man in 15 Minuten am Placa de Catalunya sein kann. Frühstück haben wir dort nicht genutzt. Es gibt eine gute Bäckerei «El Fornet» ums Eck, welche sehr zu empfehlen ist.
Der Blick auf den Tibidabo und die Lage ist allerdings dann auch schon fast alles an Positivem. Wir hatten zunächst ein Zimmer mit Dusche, wovon mehr oder weniger abzuraten ist. Wenn man nicht aufpasst, läuft das Wasser durch eine fehlende Schräge bis zum Eingang. Die Jacuzzi-​Dusche ist somit nicht nutzbar. Des Weiteren klapperte die Klimaanlage und ist oft nicht kontrollierbar gewesen. Hellhörig sind die Zimmer ebenfalls. Das freie WiFi ist wahrscheinlich frei, weil es oft zusammenbricht und kaum funktioniert.
Weiterhin wird anscheinend gern abkassiert, aber nix repariert. An vielen Stellen ist das Hotel einfach abgenutzt und ungepflegt. Dies spiegelt sich auch im zwar netten, aber schluderigem Housekeeping wieder. Wären wir nicht zwischendurch in den dritten Stock gezogen und hätten eine Badewanne bekommen sowie den tollen Blick, hätte ich wohl nur zwei Sterne gegeben. Das Hotel wird einem 4-​Sterne –Hotel nicht gerecht — eher 3*.

La chambre est grande et le lit king size. Deco moderne mais un peu défraîchie. douche a l’italienne. C’est un hotel noté 4* au prix d’un 2. Alors meme si c’est un peu loin du centre ville, je reviendrai.

Vine por trabajo a Barcelona y el hotel y estaba asignado: un cómodo, moderno y tranquilo lugar en Sarrià, alejado del bullicio de una ciudad como ésta. Tan alejado, que no tiene línea de metro cerca, sino de Ferrocarril a 10 minutos andando.
La habitación era muy bonita, algo desaliñada en los acabados, con toques modernos como un sistema de cortinas totalmente controlado por control electrónico remoto desde la cama. Sin duda, lo mejor de todo es la pared enorme de cristal que da al exterior, a una zona arbolada y una especie de residencia de mayores.
El WiFi del hotel es gratuito, aunque bastante malillo. No pude probar otros servicios como desayuno, pero el trato de el señor de Recepción fue exquisito y servicial en todo momento, un lujazo en los tiempos que corren.
El barrio es tremendamente tranquilo, bonito y alejado.

Hair all over the bathroom floor when we arrived. Bed felt like a cardboard box. Shower construction sends water pouring out into adjacent room. Couldn’t wait to leave.
Great location in quiet neighborhood on the hill and an interesting building but just no.