While in Barcelona for our honeymoon, my wife and I decided to stop into Bar Tómas for some of their famous bravas. It was extremely crowded, so after a quick cerveza and some bravas while standing at the bar, we decided to try to find a place we might be able to sit down in order to enjoy our food and drinks. As we started meandering down the street, we came across a small green door with a chalk board. We were able to see in to the restaurant, and it appeared to be a cozy room with a handful of tables and a small bar. It looked inviting enough with a few patrons sitting around chatting and enjoying drinks, so we decided it was worth giving a chance. After being greeted and handed a menu, we realized the small menu written in Catalan, something with which we are not very familiar. After asking for an English menu, the server(who we think was the owner, Nacho?) explained he only had the one, but between his rough English and our limited knowledge of local Catalan menu items, we were able to order a handful of tapas. The calamares a la Andalusia were the most tender we’ve had so far in the city. Tender and mildly sweet, the breading was a bit salty, but not so much as to be a real concern. We also ordered the tempura veggies. These were piled high and were crispy and delicious. Despite not being sure what exactly we were ordering, we also ordered one of each of the 4 pinxtos. This was a great idea, because they were all delicious. The one with the fried quail egg was great, but our favorite was by far the morcilla. This was probably the best morcilla I’ve had in Barcelona, and if I wasn’t so full from all the other food I would have ordered more of these delicious treats. The server/owner came over to speak to us a couple times, and was very happy when we told him we were on our honeymoon. After we were done eating he came over with some sort of desert, pieces of crusty croissant with chocolate and powdered sugar, and told us they were a present for our honeymoon. He couldn’t have been nicer and more welcoming. This place that we stumbled upon was probably the best meal, at one of the most reasonable prices that we have had in this city. This will be a recommended spot for anyone who asks us about Barcelona.
Sharon A.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Quedé con un amigo por temas de trabajo en sus oficinas de Sarriá, por lo que pensé en ir al Ivorra o al Tomás –necesitaba mi dosis de bravas tras un largo periodo sin probarlas-. Pero cual fue mi sorpresa al llegar, ¡estaban los dos cerrados por vacaciones! Me tendríais que haber visto la cara. Creo que me estuvo a punto de caer una lágrima pero opté por disimular ya que prefería que mi amigo no se diera cuenta de lo enferma que estoy con la comida ;) Caminamos un poco por la misma calle del Ivorra y vimos este pequeño bar-restaurante y una pizarra con el menú del día que no estaba nada mal por 9,30 €. De primero pedimos spaguetti a la carbonara y ¡resultaron estar buenísimos! De segundo libritos rebozados con patatas fritas, también muy buenos y la verdad es que las raciones estaban muy bien(sobretodo para un menú que no llega ni a los 10 €). Comimos bien y pudimos charlar tranquilamente.
Álex R.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
No hay nada más agradable que sentarse en un bar con una cerveza y unas olivas, dejar pasar las horas, y escuchar las conversaciones de los demás clientes. Este bar tiene la peculiaridad de estar compuesto por una sala pequeña, con lo que todos los clientes comparten espacio. Esto facilita enormemente la tarea de inmiscuirse sin permiso en las tertulias de los demás grupos, y saber qué temas están tratando. Eso cuando hay suerte, porque en caso contrario, como alguna vez ocurre, se hace un silencio muy incómodo en todo el bar, cuando nadie habla, y todos se miran, a ver quien encuentra algo que decir. El nivel de las conversaciones, en el Gerbard, es elevado. No tanto los temas, que suelen ser banales(futbol, política) sino el enfoque que se les da. La última vez que fui me quedé con una frase que me parece trascendental, y que se repitió en varias ocasiones durante la conversación entre el camarero y los clientes(que allí son más bien amigos de la familia). Todos ellos repetían, una vez tras otra, la expresión: «No todo vale», y cuanta razón tenían, porque en verdad hay cosas aceptables y cosas que no lo son en absoluto. Otra cosa que me gusta mucho del bar es que, como en los pueblos, tienen la televisión puesta, y todos los comensales la miran. Aquí se añade la particularidad que dejan la retransmisión sin sonido, con lo que nadie puede escuchar las declaraciones de tal o cual político, porque han bajado el volumen. Y a pesar de no oír nada todo el mundo sigue mirando, analizando tal vez la comunicación no verbal, o la composición del plano. Un bar simpático, acogedor y familiar, al que no resulta complicado, por campechano y por pequeñín, cogerle cariño.