Ivorra

Es el hermano de El Tomás de Sarriá, pero para mí la versión mejorada por varios motivos:
El local. Es más tranquilo y aunque tal vez más pequeño, está mejor distribuido ya que había más espacio. Fuimos en grupo y había menos gente, lo que ayudó a que nos sirvieran bastante ràpido.
Además de los platos combinados y las tapas, también cuentan con bocadillos y ensaladas.
Las bravas? Igual que las de Tomás que para mi gusto no son las mejores ni mucho menos; la patata es muy aguada aunque la salsa es buena.
Porque 2 estrellas? porque no deja de ser un bar regulín, aunque es aún mejor que el Tomás. Tienen la misma dinámica de no ponerte ni mantel (de papel) ni cubiertos si no pides plato combinado y me parece de lo más cutre que hagan eso.

Muy recomendado ir, aunque si te sales del menú es caro.

Como ya se viene mencionando en los comentarios ya escritos, el Ivorra comparte cocina con el Bar Tomás, el número 1 en bravas de Barcelona, así que si alguna vez has ido y te has encontrado con el bar Tomás cerrado (los miércoles cierra) not e preocupes, en la misma calle tienes el Ivorra que está abierto y sirve las mismas deliciosas bravas.

Es una buena alternativa para comer las «patatas del Tomás» pero estando en un local algo más cómodo y bien acondicionado. Los dos locales comparten cocina (creo que son dos hermanos y cada uno lleva un local). Sí que el Tomás es el más antiguo y el que tiene más nombre, vamos, el que todo el mundo conoce, pero yo prefiero el Ivorra. Dispone de mesas alargadas para ir en grupos, y la chica que te atiende es un encanto. Además ofrecen platos combinados que están muy bien y vienen acompañados de las mágicas patatas (para mi gusto, las mejores de Barcelona, con un all i oli y una salsa picante que «se te va la olla»). Eso sí, se repiten, por lo que ten cuidado si después tienes una cita romántica o algo por el estilo, porque aseguro que ni con mil chicles se te va. Además tienen aire acondicionado por lo que en veranito se está genial.

Para no calcar los comentarios que he leído por aquí, tengo que añadir que, además de todas las verdades como puños que se han dicho:
–Abre los miércoles. El Tomàs no.
–La camarera es supermaja, rápida, educada y eficiente. El Quique (no sé si se ha jubilado ya) del Tomàs es un gruñon que hasta tiene grupo en Facebook. Yo porque le conozco hace años, hay buen rollo, y siempre me cuenta el mismo chiste (superverde), pero con los guiris es flipante como se pasa.
–Hay aire acondicionado :)
–Casi siempre hay mesas libres
–No le ponen tanta salsa a las bravas como en el Tomàs, así que solo te repiten durante un lustro, en vez del siglo reglamentario del mítico Bar.

El Ivorra es el bar al que he ido más veces sin querer ir. Me explico: siempre que quedo con mis amigos del instituto, decimos de ir al Tomás, ya que en la época que éramos íntimos nos gustaba mucho ir probando las bravas de los locales y ninguna nos parecía que estaba a la altura.
Ya en esa época (y actualmente sigue) subíamos por Major de Sarriá, asomábamos la cabeza por la puerta del Tomás y al comprobar que siempre estaba (está) lleno, acabábamos entrando en el Ivorra. Porqué? La razón es bien simple. En el Ivorra tienen las bravas del Tomás. Los dos locales son siameses y están unidos por la cocina.
Mucha gente dice que no es lo mismo, ya que el Tomás tiene mucho encanto y que el Ivorra es un bar cutre. A esta gente les digo que sí es lo mismo. Las mismas patatas, la misma salsa y la misma cerveza. ¿Y el encanto? El encanto está en que si estás en el Ivorra también estás comiendo las mejores bravas de Barcelona.

Es el doctor Jekyll del Bar Tomás/Mr.Hyde. Dos caras de la misma moneda. En el Ivorra se comen las mismas patatas bravas que en el Tomás –los locales comparten cocina– pero la puesta en escena de uno y otro no tienen nada que ver, debido principalmente a que el Ivorra es el hermano pobre, el que nadie hace caso, el que nadie felicita cuando hace bien las cosas y el que se despacha con un bufido cada vez que osa manifestar una opinión. Siempre en una esquina en las reuniones familiares, sin decir nada, mientras el Bar Tomás se lleva toda la pompa, los aplausos y las palmaditas en la espalda. El servicio se encuentra en las antípodas del Bar Tomás, muy humano, muy afable, y muy cumplidor, y además preparan unos platos combinados la mar de completos. La alternativa perfecta, si el poder y el éxito no tuvieran el magnetismo que tienen.

En el barrio de Sarriá, se encuentra el primo hermano del bar Tomás. Ni Marketing, ni publicidad ni nada por el estilo. Solo unas patatas bravas buenísimas hacen que Ivorra sea uno de los sitios de referencia en patatas bravas. El bar es algo más agradable que el bar Tomás y es ideal para ir a comer un plato combinado. En cada uno de los platos van esas maravillosas patatas bravas. La camarera es muy rápida y agradable. El bar no está nada mal de precio, y con unos 8 € sales lleno.