La Fourmi

Sitio altamente recomandable, fuimos la noche del sábado y la verdad es que tubimos mucha suerte en encontrar sitio ya que estaba lleno de gente.
Éramos un grupo de 6, y todos nos decantamos por coger los naans, cada uno a su gusto.
Para compartir cogimos unos nachos con queso y guacamole que estaban muy buenos, también cogimos unos con queso y carne picada y unas patatas bravas también muy buenas.
Los nans són como pizzas con una massa muy fina y crujiente, tipico de la índia.Encima del pan le ponen los ingredientes deseados a modo de pizza. Cogí uno de pollo con tomate y la verdad que acabas bien lleno, tienen una medida adecuada para gente con hambre, con poca hambre es demasiado grande.
El servicio es bueno, sin nada que destacar.

He ido a este sitio un par de veces a comer a mediodía y es una opción fenomenal. Tienen un menú de 9 € y está todo bastante rico.
Eso sí, no vayas con demasiada prisa porque te atenderán muy bien y se preocuparán por la calidad de lo que van a poner en tu mesa… pero no son especialmente rápidos sirviendo así que si tienes poco tiempo es fácil que te acabes desesperando.
Para tomar un café o un té soy muy fan de los dos sillones que tienen junto a las cristaleras que dan a la calle.
Y si lo que te apetece es una copa en un sitio tranquilo y de luces que invitan a quedarse también es una buena opción. Creo que los dueños son los mismos que los de La Cigale así que no podía ser de otro modo.

¡¡Menuda suerte, la de los #YelpNovatos, que @YelpBcn se lleva ahí esta semana! ¡Porque lo mío ha sido, sin ninguna duda, amor a 1ª visita! Local muy de típico del barrio de Gràcia, pero sin ese toque «hipstercioso”(cruce entre hípster y pretencioso), con un maravilloso cariño tanto en la preparación, como en el precios del género, en general. (¡Valga la intencionada redundancia!)
No tienes más que ver cómo prepara el bartender los mojitos, o comerte un naan de esa cocinera tan maja que viene a preguntarte cómo estaba de picante el tuyo, para apreciar que se hace con mimo y cuidado y no precisamente por clavarte luego.
Un par de súper-​cañas Amstel, del mejor color ámbar que he divisado últimamente, un naan (enorme) de brie, nueces y dátiles conocido como «Camella» y un mojito generoso — 15,50. Y así no sólo te llevas el contento del alcohol; es que el rollito que se llevan los 3 chicos que lo llevan es muy, muy bueno.
Y por cierto, para viernes o sábados noche, así como para brunch tardíos, se recomienda reservar.
¡¡Me he fijado que entre semana tiene menús a 8,90 y me han chivado que no se llena como los viernes y fines de semana por la noche, así que se aceptan apuestas sobre cuántas horas tardo en volver esta semana!

Cómo no voy a ser admiradora de La Fourmi siendolo también de la Cigale. La verdad es que hacía tiempo que no iba y me ha vuelto a transmitir eso de que se está como en casa.
El joven dueño es muy cercano, aunque los demás tampoco te atienden mal, todos son muy majos. He tomado un te rojo y traen los dos tipos de azucar: moreno y blanco. Pero además la forma de servirlo es como si estuvieras en casa, nada de sobrecitos. A mi estos detalles me gustan mucho.
Además es como un lugar muy polivalente: perfecto para traerte el ordenador y currar o reunirte con alguien (se está muy tranquilo) o por las noches para tomar una copa y comer algún platico tipo: hamburguesas, nachos (brutales también, tenéis que probarlos), etc.
Lo único que hoy ha pasado, es que al pedirle un batido de fresa (que decían que estaban muy buenos) el camarero ha dicho que era algo que se servía a la noche, como los daiquiris. Y yo me digo: y qué más da!!! si te lo piden hazlo hombre!!! lo que yo creo es que el pobre estaba solo y cuando él está solo, ciertas cosas, no se le pueden pedir porque tiene que abandonar la barra. Digo yo… ;)
Bueno, a parte de eso, siempre tan encantadores ellos ;)

Como está abierto entre semana hasta las 2 o las 3, siempre que he llegado a este local ha sido para tomar la última, o penúltima copa, y siempre he estado muy a gustito.
La decoración del local me encanta, todo muy vintage, y si el grupo con el que vas no es grande hasta te puedes sentar en un sofá, como en casa, y si no hay demasiada gente desde luego es como estar en el comedor de unos amigos!
Hay todo tipo de bebida, la caipirinha, no era la mejor que he probado, pero estaba buena.
Dicen que también hacen comidas, tendré que ir algún día a una hora más temprana para probarlas, pero para tomar una copita el lugar es muy agradable y siempre que he ido he escuchado buena música.

Últimamente suelo ir hacer la penúltima copa después de cenar y es que se está realmente a gusto, el personal es cercano, amable y la atmósfera y la iluminación invitan a quedarse.
Además, si fumas puedes salir a la puerta con tu copa y vigilar tu sitio desde fuera ya que las puertas son de cristal. Recomiendo mucho los 2 sillones vintage que quedan casi al borde de la calle, cuando hace bueno te llega la brisita y también es muy fácil salir para fumar, e incluso puedes seguir charlando con los de la mesa desde la acera sin necesidad de hablar alto.
Preparan buenas copas (gin tonics, daiquiris con fruta natural, mojitos…) y tienen cerveza artesanal y de importación. El menú ha subido un poco, antes valía 7 euros y ahora 8 y pico pero también es más completo que antes. Tengo ganas de probarlo.
Dispone de wifi y hay varios enchufes. La verdad es que siempre estoy muy a gusto, vaya a la hora que vaya.

La relación calidad precio es correcta para comer algo y tomar una cerveza.
La decoración y el ambiente de clientela son agradables.
Por desgracia depende del turno de camareros para q suene una u otra música y algunos no son muy profesionales.

Super petit bar!
Ambiance cosy à souhait, petits canaps super confortables, belle décoration, etc…
C’est pas cher, on s’y sent bien et c’est un endroit parfait pour boire un verre avec un pote sans avoir à lever la voix.
Bref, j’ai aimé et je le recommande à toute personne à la recherché d’un endroit calme pour prendre un verre ou manger un morceau pour pas très cher.

Un lugar acogedor, bonito, tranquilo. Fui para tomar una copa de vino antes de esperar en el frío al Ramen Ya Hiro a unas manzanas más abajo en la misma calle. Tienen una gran selección de bebidas, y dos zonas (una más de comida y otra más bien un «lounge» para tomar algo). La atención al cliente era amable, y el ambiente agradable y tranquilo. La próxima vez que me encuentro por la zona, seguro que pasaré para disfrutar de algo.
Una sugerencia: ya que la iluminación es romántica, y el rollo muy tranquilo, he visto que este es un buen lugar para ir con pareja. De hecho, era yo el único cliente sin pareja en el bar!

Le voy a poner 3 estrellas y quizás más adelante cambie mi opinión. Es la segunda vez que voy a La Fourni y después de haber salido muy contento la primera vez, hoy no tanto…
Hemos pedido un brunch para comer algo y han tardado como 45 minutos en traerlo, básicamente porque el cocinero había salido a comprar… es como ir al cine y el que pone la pelicula se ha ido a dar una vuelta…
Bueno, salvando este «incidente» y como he dicho antes, la primera vez salí muy contento, La Fourni es un local muy majo, dividido en dos pequeños salones, con sillones, y desde fuera al verlo, apetece entrar porque resulta acogedor.
Los fines de semana hacen brunchs por 9,50 €, bastante completos (yo me pedí el americano: huevos revueltos, frankfurt, bacon, quesos, embutidos…) y entre semana hacen menu baratos.
Tienen wifi!
Al estar cerca de casa, siempre es una buena opción para ir, tomar algo o algún día si da palo cocinar, comer algo (espero que no tarden tanto la próxima vez)

Ambiente agradable y decoración curiosa (merece mención especial las láminas que decoran a la entrada). Lugar para hablar con una copa en la mano. El mojito había sido una especialidad de la casa, aunque la ultima vez no fue para tirar cohetes. Aun asi, un bar recomendable para escapar de aglomeraciones.

Por alguna extraña razón siempre he tenido debilidad por la calle Milà i Fontanals. Me gusta como suena el nombre y me gusta porque es una calle de Gracia con mucha vidilla de barrio, pero de barrio de toda la vida. La Fourmi es la excusa perfecta para bajar de vez en cuando a la zona sur del barrio, la Gracia gitana. Es un bar de decoración ecléctica, con mesitas pequeñas y algunos sillones de la calle, donde tomarte un té tranquilo por la tarde o unas birras más animadas por la noche. La música no está mal y enseguida se va creando ambientillo.

Es un bar-​restaurante que tiene la enorme virtud de estar alejado del corazón comercial del barrio. Se agradece, por ejemplo, que no este rodeado de otras tiendas y restaurantes. Da la sensación, por estar aislado del barullo, de tener más personalidad, y en verdad que uno puede pasar una tarde muy a gusto, con tranquilidad y sin aglomeraciones, sobre todo en la sala de la entrada, con unas pocas mesas y algún que otro sofá recogido de la calle. Con dos ventanales que dan al exterior y que permiten el acceso de mucha luz, uno se siente en un entorno abierto y fresco, nada agobiante, un poco apartado del mundo y sus vicisitudes. Es un buen lugar para leer o para identificar los posters de las películas que hay colgados en la pared, mientras hundimos la nariz en la espuma de una cerveza alemana. Traspasado el umbral de la primera sala, lo que hay más allá tiende a ser algo anodino, incluida una comida que tampoco me parece nada del otro mundo. Insisto en la idea que me parece un bar-​restaurante de tarde, que pierde bastante cuando oscurece.

Cada vez que alguien dice el nombre de este restaurante del barrio de Gràcia, no se porqué, tiendo a repetirlo unas cuantas veces, cada vez poniendo más voz de pito y afrancesando a más no poder el acento.
El sitio es más que correcto, sin caer en el masificado diseño minimalista pero tampoco con estética de bar de barrio, dispone de wifi gratuito y una generosa carta de ensaladas y pizzas. El lugar perfecto para comer bien y no gastar excesivamente, para dejar de lado por un día los kebabs o simplemente para tomar el café después de comer.