Patxoca

Deambulaba por Barcelona buscando dónde desayunar y sin terminar de decidirme por ningún sitio hasta que una terraza apareció y en la luna del local vi que tenían desayunos.
Mi elección fue desayuno de café con leche y «mini de tortilla» (de mini nada, yo a eso lo llamo más bocadillo que montadito), con tomate. La tortilla de primeras no tenía pintaza brutal pero estaba bien buena.
El montante fue de 2,6 € en terraza, una terraza tranquila y agradable en medio de una calle no muy grande y bastante resguardada del bullicio. la camarera fue en todo momento muy agradable.

El restaurante Patxoca, está en el centrísimo de Barcelona (muy cerca de la catedral) en una calle bien pequeñita. Me encanta ir y sentarme en su terracita (más bien terrazota y ver la gente pasar). Los camareros son encantadores. Tienen varierdad de tapas, cervezas y vino. Yo soy fan de su hamburguesa vegetariana «la salsa que le ponen me chifla». Son bastante rápidos sirviendo y se agradece mucho! Así que si pasáis por la zona de la Catedral-​Mercat de Santa Caterina, no dudéis en pasar…

Buenas tapas y buena comida en general… Sitio muy recpmendable cerca de la Catedral.

A dos pasos del centro centrísimo, pero un pelín escondido. Ese es su primer encanto. El segundo, su terraza, de generosas dimensiones. El tercero, su interior, de dudoso criterio pero que encaja perfectamente. El cuarto, el servicio, con predisposición muy positiva. El quinto, la carta, redactada a mano, con mucho encanto.
He de reconocer que Patxoca pudo conmigo. No lo conocía de nada, ni de nadie, ni siquiera había leído las interesantes reseñas anteriores, pido perdón por ello. Es un local que te va calando, poco a poco. Tal vez son las mesas de antaño, aquellas de mármol. Tal vez, la garrafa de sifón que hay encima de ellas. No lo sé…
Me gustaron las explicaciones previas que nos dió la camarera. Con detalle, con amor de oficio. Se evidencia el trato cercano y que es un sitio casero. Una de patatas cabreás para empezar (peculiares y picantonas), junto una de croquetitas (bien por el precio). Unas hamburguesas de segundo. Buena mano la verdad. La clásica muy rica y la de pollo un tanto especial. Un coulant para rematar! Estupendo!
Lo califico como un establecimiento ideal para dejarse caer un día entre semana ya entrada la noche. Aquello de ir a cenar a partir de las 22.00 con tu pareja o algún amigo. La poca luz te hace sentir relajado y el servicio y la comida te encandila para animarte a repetir. Me gustaría tantear el menú de mediodía; seguro que es exitazo!
*** Bien de calidad precio. Es difícil descontrolarse ***

Es un local bien puesto, que llama la atención, si uno pasa por delante, y que entra por los ojos, gracias, en parte, a las botellas de sifón colocadas en cada una de las mesas. Lo de la hermosura se puede decir de prácticamente todo, en este local. La comida, además de tener muy buen sabor, es bella y simétrica hasta el punto que a uno le dan ganas de no comer y dejarlo todo tal como está, para no destrozar el orden y la proporción del plato. Uno se siente culpable, mientras come, porque tiene la sensación de estar estropeando algo, como si vertiésemos un bote de mermelada sobre un cuadro de Velázquez.
El día que yo fui se produjo un desajuste en los turnos de los empleados que hizo que el local quedase desatendido durante unos instantes. Afortunadamente un cocinero vio la situación y rápidamente se ofreció a resolver el desaguisado. Esto demuestra compañerismo, y una cierta versatilidad en cada uno de los empleados, capaces de sustituirse unos a otros, y ejercer funciones que en principio no les corresponden, como en el fútbol moderno, en el que los defensas juegan de delanteros y los delanteros de defensas.
Patxoca está situado en una calle peatonal lo cual nos libra del infierno del tráfico, y gracias a ello dispone de una terraza muy agradable, casi tanto como la decoración acogedora y familiar del interior. Me parece un buen sitio para ir en cualquier ocasión, pero se me ocurre que puede ser un lugar particularmente efectivo cuando tenemos visitas de amigos extranjeros, y, cansados de caminar de todo el día, no sabemos muy bien donde llevarles para cenar.

¿Ecococina popular en el centro de Barcelona, y a un precio asequible? Sin dudarlo, Patxoca es así, sorprende desde el primer bocado a cualquiera de sus exquisitos platos. Es un local muy pequeño y acogedor que puede resultar un poco difícil de encontrar, pero está a 5 minutos de la Catedral de Barcelona, y vale muchísimo la pena hacer un alto en el camino… sobre todo entre semana, cuando su menú de 9,80 euros por cabeza hace que sea especialmente recomendable. Hay que llamar para reservar si se quiere ir en fin de semana porque suele estar lleno, pero no es de extrañar dada la calidad de los ingredientes que usan y lo bien que los cocinan. La carta se renueva en parte cada día, pero hay algunos fijos, como las croquetas de pollo o los buñuelos de bacalao, que nadie puede dejar de probar! Y, para aquellos que gustan de comer a deshoras, la cocina abre de 8 de la mañana a 2 de la madrugada sin interrupción.