El raco de Hoffman es un lugar genial para desayunar y almorzar. La carta tiene tortillas hechas cada día, bocadillos muy originales y unos croissand rellenos excelentes. La comida y el precio muy adecuado, la decoración del local es precioso, mi única crítica se refiere al servicio que es parco, escaso de simpatía y amabilidad. Si cambian el camarero con cara de velatorio sobra en un lugar tan cool y chic.
Eugenia A.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Merece la pena pasarse un día para probar alguno de sus platillos, algunos de ellos espectaculares! Además de lo que hay en la carta tienen otros platos del día que merece la pena probar. Las croquetas de rostit están muy buenas y las alitas de pollo también, en general todo está muy rico! Las únicas pegas serían la lentitud del servicio, no apto si tienes poco tiempo para volver al trabajo, y el tamaño de los platos que hacen que quizá te quedes con hambre, aunque eso te anima a pedirte dos postres :)
Alejandra A.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
La calidad y el sabor son de otro nivel, cierto. Aunque la espera para que tomen comandas y sirvan es exasperante, 20 minutos para una cerveza con solo 4 mesas no es normal… Íntimo es poco, el espacio es tan reducido que parece un anuncio de Ikea-viviren20m2! Ahora bien, el arroz costra de conejo y alcachofas y las croquetas de cocido eran para beatificar al cocinero! Para rematar, el postre de chocolate y el milhojas iluminados con lámparas de Tom Dixon es el auténtico Nirvana ^^. No obstante, los platillos son demasiado raquíticos, tanto que resulta hasta rídiculo…
Jose Mari T.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
Un rincón gastronómico informal adjunto al restaurante Hofmann. Refugio foodie para oficinistas que trabajan en el barrio. Sus míticos y memorables croissants que ya son leyenda para desayunar. Al mediodía platillos para disfrutar. La presentación en bandeja de los postres es todo un homenaje al clásico carrito de golosinas.
Valentina T.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
El Racó Hofmann es el nuevo bar de tapas del restaurante adyacente(que está a una puerta más adelante). El restaurante tiene estrella Michelín y por lo tanto es imposible comer sin reserva. Pero el Racó es nuevo, no lo conoces casi nadie todavía y las tapas salen de la misma cocina. Los precios son más accesibles que en el restaurante y la calidad de la comida está de muerte. La carta la subo en foto, así que podéis echar un vistazo a la selección. Nosotros comimos 5 tapas y 2 postres con agua y vino y pagamos 50 Euros en total, una inversión más que justificada si cuento todos los aaaah’s y ooooh’s que nos generó la comida. Recomiendo especialmente el pulpo frito. Es uno de los pocos lugares que consiguen que el pulpo sepa a pulpo y no a chicle viejo. Y la espuma de patata que lo acompaña es un poema. ¡Ojo! No te olvides de dejar lugar para el postre, que te lo traen a la mesa para que puedas elegirlo en vivo(cabrones). La tarta de mascarpone y manzana está muy buena, aunque fue eclipsada por el Tiramisú. Crujiente, cremoso, orgasmático ;) Enfin, volveré seguro.