Ahí está el Tomato, en uno de los puntos«canallas» de la ciudad, en la misma calle Tuset. La ubicación es sencillamente perfecta, entre Eixample, Gracia y Galvany, ¡aquí uno nunca se aburre! Otros locales de restauración muy cerquita y multitud de bares, pubs y discotecas para rematar la noche. El local se divide en dos plantas: nivel a pie de calle y nivel inferior. También dispone de una interesante terracita. Todo el establecimiento luce una estética minimalista y sobria. A lo mejor puede parecer algo frío, por la ausencia de tonos cálidos, pero ¡la vidilla y el rock and roll viene con sus preparaciones! Carta simple, hoja por delante y por detrás, de las que me gustan y una clasificación de plato esplícita: «entrantes…», «para picar…» y «para compartir(o no)…» Además tienen carnes, hamburguesas y otros platos de pasta. ¡Pero vayamos al lío! Los chicos que nos atendieron fueron muy correctos, tanto en timings como en consejos y resolución de dudas. Tal vez diría que se implicaron demasiado, preguntando qué tal había ido cada platillo, pero bueno, está bien estar cerca del comensal! Recomiendo tapear abiertamente, pedir varios platos y someterlos a rigurosa división, jeje, vale la pena probar los fingers de pollo con salsa guacamole(súper jugosos y nada aceitosos), la hamburguesa de wagyu(riquísima) y los huevos estrellados(de estética impoluta). La ensalada también venía bien cargada de tomato y de bonito y el pa de coca, por poner alguna pega, pues era algo gordito, pero bueno, ¡muy rico también! Y por último, ojito con los postres, los siempre olvidados… Están francamente bien calidad precio. Brownie rico y sopa fría de frutos rojos curiosa. Vamos, que hemos descubierto otro punto a tener en cuenta en la ciudad. Sin llegar a clasificarlo como un «must», yo lo tendré en cuenta y bien seguro que seguirá haciendo las delícias de los habitantes y oficinistas de la zona y de los intrépidos que se acerquen con ganas de marcha.