Roque

Solo se lo he leído al dibujante de cómics Santiago Valenzuela pero es un buen calificativo para un perfil urbano arquetípico. Hablo del Torrezno, que toma el nombre del aperitivo de tocino pero que se refiere al tipo con trabajo, familia y vida aproximadamente solucionada, que alarga las horas en el bar mamando cañas y quintos sin más placer que el de apoyar el codo en la barra.
Aunque probablemente sea más propio de otros lares que de Barcelona, el Bar Roque es feudo evidente de torreznos. Está en un barrio popular, a los pies de un enorme edificio destino de reubicados de las antiguas barracas del Carmelo, de modo que su parroquia es gente de clase obrera, herederos de la ciudad de Marsé. Allí se juntan a ver el fútbol y a pasar la tarde con la puerta abierta; con el codo en la barra, como torreznos que son, pero con una pata también en la calle, dispuestos si hace falta a pegarle un grito al niño, que hace el garrulo fuera.