Descubrí este restaurante al volver de viaje de Senegal hace ya unos cuantos añitos, entonces estaba un poco más destartalado que ahora, y al entrar me dio la sensación de volver a estar en mis primeras vacaciones fuera de Europa, no sólo por la comida, también por el aspecto del local, los camareros… Me encantó! Des de entonces he vuelto varias veces, durante un tiempo iba bastante a menudo, sobretodo en mi época universitaria cuando me emancipé, se come bien y barato. Hace un tiempo remodelaron la sala interior y ya no está tan destartalada como antes, pero sigue teniendo su encanto y te puedes seguir sintiendo en un corto viaje a África. Se entra por el bar, se bajan unas escaleritas y tienen unas pocas mesas donde se puede comer de manera íntima. Pero si acabas de entrar te encuentras con la sala interior que es grande e ideal para ir en grupos aunque sean muy grandes(creo que una vez éramos unos 30!) La carta no es muy extensa, pero tienes combinaciones de arroz o cuscus con diferentes carnes, pescado, tofu o seitán y salsa con verduras. Me encanta acompañar el plato con las espinacas con yuca. Y siempre que voy me pido el bisap, bebida típica de Senegal, es el sabor que junto al ambiente del local me acaba de transportar de viaje!