Big Bang Bar

Wonderful open mic on thursdays and sundays! Good vibes, smiling faces, and great talent!

El sitio está bastante bien, con música jazz y canciones que la gente podría tranquilamente bailar, sin embargo, nadie se movía, todo el mundo sentado o de pie con una copa y hablando, buen ambiente bastante tranquilo.

De localetos jevis reconvertidos en bares de modernos. El Bing Bang era toda una institución en esta ciudad y, como las personas, con los años se ha ido suavizando hasta adquirir una actitud más madura y menos rebeldona.
Aún así sigue siendo de esos bares con encanto y carácter que mola visitar de vez en cuando. Ya sea para tomarse unas birras –un poco a precio de oro — o para disfrutar de algún concierto que dan en la trastienda del fondo, un cubículo de techo bajo y poca ventilación en el que la música se vive de tú a tú, entre los que observan y los que tocan. Una experiencia de lo más curiosa y recomendable para todo aquél que valore un poco la música en directo, sobre todo porque allí se dan cita grupos pequeños de la escena barcelonesa que no están tan metidos en el circuito de conciertos de salas grandes de la ciudad.
Con el cambio de cara cambiaron también la decoración y ahora tiene un rollo de bar parisino bastante cuco, muy limpio y quizá un poco carente de personalidad. A mí no se me olvida que hace años a las tantas de la madrugada allí te chapaban la persiana y te quedabas dentro haciendo chupitos hasta que tu hígado te decía: «stop, in the name of love». ¡Aah, eran otros tiempos!

Mi amigo Pedro podría añadir en su currículum «nivel alto de Raval». Y si Pedro dice que su bar favorito es el bar Bar, yo no me lo pierdo. A pocos metros del Big Bang. Cañas a un euro, lugar de pequeñas dimensiones y un ambiente más que familiar, ahora entiendo todo.
Un pequeño con cara de bueno y con unos mofletes estupendos se asoma por la puerta de la barra y la camarera le sonríe mientras conversa con su madre. El niño se parte de risa y recula. La camarera se sabe los nombres de todos y cada uno de los que están allí, quizá por eso cuando me ve entrar por primera vez pone un gesto de extrañeza que fusiona perfectamente con una mueca de amabilidad, algo que yo interpreto como cálida bienvenida.

Otro local de jams jazzeras los viernes y conciertos majos en su Sala del Fondo, con un rollito muy afable. SIn ambargo, su espíritu es más bien Rockandrollero y hubo un tiempo en el que se veían más tupés y boogies de evocación cebra. Además, puedes saltar a la pata coja en su suelo de baldosas dámero blancas y negras.
Lo que no mola tanto es el precio de las copas y cervecitas… snif.

Un lugar agradable para tomarte un combinado y disfrutar de buena música. Suele haber casi todos los días conciertos de rock, blues, jazz y funk y también jam sessions. Un bar diferente, donde te puedes escapar de la música comercial y de la gente comercial.

Un buen lugar para tomar algo y escuchar un poco de música no tan comercial. Tienen un espacio donde tocan bandas en vivo jazz y sesiones de jam improvisadas pero se llena muy rápido, lo bueno es que si no quieres ver o escuchar la banda, con quedarte en la zona de mesas basta ya que no molestará tanto la música. Buen ambiente inspirado en las décadas del 40 al 60, pero las bebidas me parecen un poco caras.