Brusi

Sin duda el mejor bar de la zona, y sin ninguna duda los mejores callos del mundo como me comenta su dueña conocida por sus callos!!! idela para ver los partidos de fútbol.

Bar Brusi es sin duda una de las joyas que quedan en el Barrio Gótico de Barcelona. Es el clásico bar de toda la vida, donde los vecinos se toman su quinto, su vasito de vino o su carajillo. Me gustó la sensación de estar sentado en la barra sintiendo la Barcelona más clásica y ver a través del amplio ventanal el bullicio de los turistas con sus mapas y cámaras. Llámame nostálgico…
Cuando entras, lo primero que te sorprende es ver a una cocinera de unos 70 años dando el «callo» en su cocina abierta al final del Bar. Ella es Montserrat Sabadell y según mi parecer hace los mejores callos de esta ciudad (Ración 4 €). Son suculentos, picantitos, sabrosos y deliciosos. Vienen acompañados con unos trocitos de pan donde el hecho de sucar se convierte en una acción adictiva. Me quedé con las ganas de toda su gama de tortillas, que por supuesto estaban hechas al momento.
El servicio es familiar, atento. Me sentí como si mi abuela me estuviera cocinando otra vez. El precio es asequible; agua, bocadillo de jamón, café solo (potente como los de antes), callos… Unos 10 €.

Do you remember Groundhog day? If Bill Murray had to be in bar in Barcelona during that movie, it will probably be Brusi. It is amazing how a place located right in the center of the city, 50 – 100 yards far from Plaça Sant Jaume, has not been caught by a chain, or become a trendy bar. I am pretty sure the place is exactly as it was 30 – 50 years ago. It is run by the mother and her son (they look the same) and it is what we call in Spain a Bar Manolo, the one you can find in the main square of all spanish towns. I have to admit that I admire and worship this kind of places. Ask for a mediana and try their famous tortilla de patatas. It is made by the mother and you can feel and see how perfect it is. And that is because to master something, years of experience is probably the best way to do it. Hats off for these guys!

El ruido de las bolas golpeando los laterales de las mesas de billar. Si cerrases los ojos podrías imaginar carambolas, desafíos… hasta el polvillo de tiza caer sacrílegamente sobre el tapete. La barra, rectangular, en el centro del local, con el camarero sirviendo a destajo a los que nos apostamos a su alrededor. Una escena de Edward Hopper en el corazón de Ciutat Vella, con el calendario anclado en los setenta.