Casa Paloma

He ido varias veces. Me encanta el ambiente y decoración que te hacen sentir como en casa. En su carta predominan las carnes y todo lo que he pedido siempre me ha gustado. Ahora bien, los entrantes son justos en cantidad pero los segundos acabaran llenandote :). Siempre pido la tortilla de patata y butifarra como entrante, pero ojo este plato es para aquellas personas que le gusta la tortilla media cruda por dentro! El provolone también esta super bueno — ambos como entrantes. De segundo, pues, la carne tanto los solomillos o chuletones o picaña o la hamburguesa son muy buenos. En cuanto a precio, siempre opino que es un sitio caro pero sigo volviendo cuando me apetezca llevar a alguien por su calidad en general y ambiente. Precio medio por persona unos 50 €.

Sigo manteniendo la misma opinión después de 3 años, pero no está de más actualizar mi reseña.
Si te gusta la carne este sitio es un «must», aunque eso sí, intenta ir cuando tengas el bolsillo en buen estado ;)
Recomiendo las croquetas, están exquisitas, y también la tortilla de butifarra (solo apta para personas que les guste el huevo de la tortilla muy crudo). Como plato principal aconsejo probar alguna de sus carnes, son todas de suprema calidad. Yo me pedí «tirita de Wagyu» (raza bovina originaria de Japón muy popular por el magnifico sabor de su carne), y estaba exquisita, increíble, sublime (me faltan adjetivos), aunque solo el trozo de carne subía 34 euros. Mi acompañante pidió otro trozo de carne que siendo más barato (unos 20 euros) también estaba delicioso.
No pedimos vino, ni cafés, ni postres… y nos subió unos 40 euros por cabeza, así que el sitio pica un poco pero ya sabemos que la calidad se paga, y el Casa Paloma no es una excepción.
El servicio es atento y eficiente. Recomiendo tomar una copa después de cenar en la planta de abajo, en la zona de sillones y sofás.

Si te gusta la carne, o mejor dicho, si te gusta la buena carne este es tu sitio! Eso sí, preparate para rascarte el bolsillo.
Fuimos como ocasión de celebraciones varias, aprovechando que estabamos por los alrededores. El sitio es grande, espacioso y cómodo. Nada más entrar te reciben con la sonrisa puesta (el servicio, excelente), nos dieron mesa al momento y medio segundo después ya teníamos la bebida servida.
Yo me pedí «lomo bajo» de un tipo de carne de la Europa Central, simplemente exquisita, de lo mejor que he comido nuncs. Suelo devorar los platos, pero este me tomé mi tiempo. Estaba tan obcecado con mi plato, que me olvidé del acompañiento (patatas al gratén).
Por cierto, para picar nos pedimos croquetas de ternera, deliciosas, muy melosas y una tortilla de butifarra que le iba a la par.

He estado tentado de darle 5 estrellas, pero el precio significativamente elevado me hace bajarle una estrella.
No malinterpretéis las 4 estrellas, la comida y especialmente la carne es francamente excelente. El steak tartar es una delicia, dificilmente mejorable, servido con pan tostado fino y con una onza de mantequilla es un plato imprescindible.
El solomillo estaba también muy bueno. Quizá este plato es algo mejorable. La carne es excelente, pero a 30 euros el plato podría exigir una carne algo más tierna. En boca, era ligeramente correosa o quizá no lo suficientemente blanda para que se deshiciera en la boca. Insisto que estaba muy buena, pero el nivel de exigencia debe estar al mismo nivel que el precio y, en este caso, no era de 10 sino de 9.
El servicio es muy correcto y la decoración sobria pero elegante. Es un buen lugar para una comida de negocios porque es un lugar con gran separación entre mesas.
Volvería a ir sin duda, pero quizá para muchos pagar 50 euros por persona es exagerado y aceptaría que me dijeran que hay otros lugares de calidad similar a un precio algo más moderado.

Sitio muy agradable. Servicio atento y buen ritmo en la salida de platos. Comimos chistorra a la sidra (muy buena), tartar de salmon (correcto) y un T-​bone excelente. Con un vino de 27 € la botella la cuenta subio a 106 € (pelin caro pero justificado con buen producto). Volveremos

Urbane, rustikale Atmosphäre. Laut und tolle Steaks.
Empfehlung des Hotels: 380 g Simmentaler Sirloin Steak — 60 Tage gereift für 29 Euro.
Ich komme wieder.

Este restaurante se ubica en el tramo alto y final de la calle Casanova, tocando a la Plaza Francesc Macià, lo que le confiere una ubicación premium, justo en los inicios de Galvany y con el potencial vecindario de Turó Parc al acecho. Se trata de un restaurante de cierto nivel, gastro, socio y económicamente hablando. Con eso no quiero decir que sea caro, ya que la carta es amplia y variada que permite opciones para todos los bolsillos.
En Casa Paloma la materia base es la carne. Piezas seleccionadas con mucho mimo y elaboradas más cariño. Probamos unas empanadas, correctas, el steak tartar, previa pregunta de grado de picante por parte del camarero que estuvo sabroso y luego nos decantamos por el T-​Bone que estaba brutal. Finalmente pedimos un lomo bajo de raza wagyu, también sensacional.
Cabe decir que el servicio es muy atento y explica con mucho entusiasmo la procedencia, la maduración (en días), el corte y la manera de asar cada pieza. Esto, para los poco entendidos como es mi caso se agradece por encima de todo.
Entre plato y plato recomiendo mirar el local. Aunque es algo frío y austero en apariencia, encierra detallitos. Es una pasada ver cómo hay una persona sólo dedicada a los steaks, con su propio «corner», luego otro cocinero sólo para la parrilla, otro para la coctelería, etc. Todo a la vista para deleite de los comensales.
Como anécdota, os recomiendo bajar al nivel inferior, que está francamente bien ambientado como si de club inglés se tratase. Hay varios «chesters» y cómodas butacas que generan una atmosfera idal para la copa previa y para el postpartido, ya sea a base licores o combinados. ¡No os lo perdáis por favor!

Una carne espectacular, una presentación sobresaliente, un servicio impecable y una salsa bernaise difícilmente superable. Excelente

Servicio muy bueno, platos deliciosos, decoración exquisita y precios significativamente elevados. Las croquetas de jamón y ternera estaban ricas, eran hermosas, pero la unidad costaba 4.50 €. A mi parecer un precio ridículo.
La carta de carnes es extensa y muy detallada, con productos de denominación de origen y una interesante descripción. Atención a los números, porque os podéis encontrar piezas de unos 300gr a casi 60 €. Pica, pica mucho. La calidad es perfecta pero la presentación escasa y solitaria. El tartar de salmón era meloso y jugoso. Aunque costaba 17 € el milímetro del plato.
Probamos la tarta de queso para postre y nos enamoró. Galleta golosa de mantequilla con una construída capa de queso fresco y una bola de frutas del bosque. Una verdadera delicia.
Lo recomendamos, sí, pero para ir a principios de mes. Calidad de los platos y servicio perfecto, pero precios algo esperpénticos.

A rare restaurant good enough that after dinner, I decided to come back for lunch the next day to try a few more dishes. The main prep table is almost like the sushi bar, with the chef front and center carving away and preparing the tartares surrounding by an array of spices and sauces to mix.
The tapas selection is similar to what you’ll find in other restaurants and well prepared, but I’d focus on ordering the tartares or the house special items. The French Mond tartare was quite interesting with just a hint of whiskey used in the preparation and the tartare with the fried egg was also excellent.
Between the two, I would recommend the fried egg tartare if only ordering one.
Service was excellent overall. If you’ve got a hankering for beef, this would be the spot to visit in Barcelona.

Si resulta que un proyecto tuyo le ha servido a una empresa para apuntarse el tanto de que desarrollan cosas nuevas, dinámicas, frescas… jamás te reconocerán el esfuerzo invertido, ni se harán eco de todas las trabas y pegas que te ponían durante la etapa de desarrollo. Pero una vez haya «triunfado», ellos se pondrán la medalla sin ningún problema y a ti te invitarán a comer.
Una se acostumbra al menosprecio y, sin llegar a aceptar una comilona como recompensa coherente, se propone comer hasta hartarse, por si fuese la última vez que la flauta suena.
La celebración de la venta del proyecto fue en Casa Paloma, mi jefe es carnívoro por definición y, aunque yo soy más de pescado, no le hago ascos a un buen chuletón.
Al entrar a Casa Paloma tuve la sensación de que habían encontrado un equilibrio sutil entre rústico y moderno, me gustó y me pareció muy acertado. Quizá la única pega es que en la mesa no había mantel y en los sitio caros, acostumbra a haber pero… no seré yo quien juzgue la decisión de prescindir de este detalle, seguro que hay un motivo.
De los entrantes de aquel día necesito resaltar las Anchoas de Santoñana Marinadas, iban por unidad, y pensé que ya que el éxito había sido gracias a mi esfuerzo, pedir tres anchoas para mí sola no era pasarse (la cara de envidia y reprobación de la secretaria de producción no tuvo precio, ¡qué gusto!) y las acompañé con Queso Manchego: ¡Bendita combinación! Patrimonio de la Humanidad… ¡Ya!
El momento de la carne fue espectacular: mi jefe se hincó una chuleta de 1 kilo de Frisian (ternera centroeuropea) y obvió la ensalada de acompañamiento. Evidentemente, el hombre no pudo moverse durante hora y media… Cuándo entenderá que la ensalada está de guarnición para facilitar el tránsito de tal barbarie… Yo fui más modesta y pedí lomo de una variedad oriental de ternera; me gustó, creo que estaba muy rica, de hecho, pero… como soy más de pescado, no sabría qué nota ponerle, alta en cualquier caso.
¡Ah! Se me olvidaba… Una de las especialidades de la casa es el Tartar… Yo no lo había comido en mi vida y cuando me explicaron en qué consistía, me acerqué cual colegiala a observar cómo lo preparaban en la barra. La secretaria de producción/​cara-​de-​chupalimones-​constante pidió uno de ternera y, según ella, estaba rico, aunque su semblante seguía siendo el de acabar de chupar un limón (cosas de gente amargada, supongo)
De postres me pedí una tarta de queso. Desde aquí le digo al cocinero una sola cosa: Chapó.
Si tuviera dinero iría más a este sitio a comer. Como no lo tengo, esperaré a que mi mente vuelva a idear algún proyecto interesante y vendible… (si mi vuelta depende de esto, puede que no vuelva más…)
Un detalle a destacar, alejado de la comida, es el espacio CONFIDENTIAL, que los jueves, viernes y sábado se alarga hasta las 2:30 de la madrugada. Se trata de un espacio en el que disfrutar de unos buenos cocktails, con inspiración cinematográfica. Esta información la apunto y no la valoro, porque yo fui a comer y no hubo cocktail. Aunque lo prefiero, mi jefe con dos copas de vino ya decía tonterías, no quiero imaginarme si llega a tomarse un Negroni…