El Bocinet

Si no fuera por la terraza esquinera de que dispone, este bar-​restaurante sería bien poca cosa. El local tiene un handicap importante gracias a una gran columna que nace y se levanta justo en medio del local, un local que ya de por si no es muy amplio, así que inevitablemente uno tiene que escoger el mejor sitio para esconderse.
Ni dispone de un gran servicio ni de una comida memorable (disponen de un menú diario ajustado tanto en precio como en calidad). Así que la mejor opción se reduce a tomar lo que apetezca bajo el sol de la mañana.

Así en minúsculas es como lo ponen ellos en sus tarjetas… No sé por qué, a mí me pareció un bar de barrio mayúsculo. Durante unos meses fui cada día a desayunar antes de ir a trabajar, ¿por qué esa fidelidad?, por un lado porque fueron tiempos hermosos en los que no me importaba si ganaba unos gramos de más, y por otro lado porque la oferta de desayuno que tiene este bar es muy buena, bocadillitos de todo tipo, embutidos, tortillas, atún… Pastas o frutas, zumos, café con leche… Lo que quieras. Cuando llegas a las 07.30 ya lo tienen todo hecho, miras los bocadillos y las pastas y dices, «¡esto!». No sé cómo se debe comer al mediodía, pero si el nivel es el mismo debe ser un menú digno de camionero, no sé si me entienden… La señora que hay por las mañanas es una mujer de armas tomar, una auténtica jefa, que el segundo día ya me dio instrucciones sobre cómo debía pedir, pagar o coger sitio, y a mí estas cosas me hacen mucha gracia, adoro la gente decidida. Ojito, a la hora de desayunar está hasta los topes.