El Cafetó

Desastre total nos sirven un bocadillo de pan con tomate sin aceite y tiene la encargada la desfachatez de discutir que se ponga aceite. Con todos mis respetos solo para que se pueda entender y sin ningun animo discriminatorio como una persona no nacida aqui discute a un barcelones como se hace el pan con tomate. No solo eso no tienen hoja de reclamaciones ademas uno tiene que esperar de pie a que te hagan el bocadillo y pagar antes de sentarse. Antes funcionaba bien ahora es un verdadero desastre bordeando la falta de respeto, arrogancia y nada de humildad.

Buscando un sitio en el barrio donde desayunar algo gordo y rico, nos decantamos por el cafetó y su terracita oculta. Ya habíamos venido en otra ocasión pero no me convenció el ruido y el caos que había incluso en la terraza, por lo que no hice reseña achacando el hecho a un día puntual. Efectivamente, esta vez no había caos ni ruido y así y todo no me terminó de convencer.
Pedimos un desayuno usual, café con leche de soja y un coissant vacío. La calidad del café es buena y que tenga leche de soja le da puntos. También la atención de las chicas que son muy eficientes y simpáticas. Pero la terraza sigue siendo algo a mejorar. Yo no fumo y entiendo que los fumadores necesitan un sitio, pero la terraza del Cafetó no tiene una ventilación suficiente como para que un no fumador pueda estar ahí tranquilamente. Nunca me había pasado el sentir en una terraza sensación de ahogo a causa del humo del tabaco. Nos marchamos más rápido de lo normal por este motivo. Si mejorasen este aspecto sería un sitio genial para desayunar y pasar un buen rato solo o en compañía.

Cafetería-​panadería ubicada en la esquina Indústria-​Paseo Maragall, justo delante de la parada de metro Camp de l’Arpa. Es un sitio que frecuento bastante porque lo tengo cerca de casa y porque me gustan los productos que elaboran, tanto los salados como los dulces (en especial su croissant de chocolate blanco, buenísimo!). Además, al fondo del local tiene una tranquila terraza donde se está de lujo en verano.
Por las tardes acostumbra a estar bastante lleno, pero es una muy buena opción para merendar si estas por la zona.

Cuando se dice «el abito no hace el monje», Cafeto’ es el ejemplo perfecto: un bar cuya entrada no dice nada, no te invita a entrar. Pero una vez dentro: después del pasillo hay una gran terraza donde aislarse dal caos ciudadano del Camp del Arpa.
La verdad que no te lo esperas!
Cafeto sorprende pero también decepciona.
Sí, porque a parte la terraza todo los demás es bastante mediocre. Pedimos café con leche, capuccino y un par de bollos.
Como decía mediocres y tendente a malos. Especialmente mi canya, que por cierto la pedí de crema y me trajeron de chocolate xD. Estaba seca y como si fuera de hace días.
Raro porque a parte de ser cafetería, Cafeto es también panadería y además todo lo que enseñan al ingreso tiene buena pinta.
Total: si buscas un desayuno de los buenos no vayas. Si estás por la zona de Camp del Arpa y buscas un oasis, un lugar donde aislarse y pasar un rato animate porque puede valer la pena!

¡Como engaña el Cafetó! Si no fuera por su nombre hubiese pensado que era una panadería normal y corriente de barrio.
Pero a medida que vas adentrándote, entre bollos, croasanes y magdalenas, por un estrecho pasillo hasta el fondo del local te vas sorprendiendo. Primero llegas a una pequeña sala llena de mesas bastante juntas entre sí con señoras tomando el café con leche.
Hasta aquí no dejaría de ser la típica cafetería — panadería (o viceversa) donde compras el pan y te tomas el café. Uno más de estos locales multifuncionales que tanto han proliferado en los últimos años en Barcelona. Pero al final de todo…¡Taxan! ¡El oasis de la ruidosa calle Indústria! Un pequeño patio interior que han aprovechado para poner unas mesas y crear un ambiente bastante agradable considerando las limitaciones físicas que tiene el lugar. ¡Pero sobretodo no te esperes un jardín o un patio de diseño!

Desde fuera es una panadería multifunción al uso, de las que venden pan, pasteles y sirven café con leche de cafetera pequeña en una barra pequeña. Nadie daría un rábano por ella, más que para meterse a golpe de pito la dosis de caféína diaria y comprar el pan sin ganas. Pero entonces uno entra y ve algo al fondo, un espacio que se ensancha, una tenue luz natural, un sinsentido de señoras entrando y saliendo. Descubrimos al fondo un patio interior que da al lugar varios puntos más y que hace comprensible el ir y venir de personas. Un espacio confortable, acogedor, pero estrecho y frío porque no le da la luz del sol, emparedado como está entre dos edificios. Claramente, a no ser que hayan puesto estufas exteriores, a nadie se le ocurriría tomarse un cortadito allá en invierno.
Otra pega es que, a pesar de ese gran haber que es el patio, el servicio se centra más en la barra y en vender pan que en aquellas mesas, probablemente porque a su clientela se le presupone un ánimo más pausado. Lógica tiene, porque la mayoría de los que allí se quedan son padres de familia con cochecitos de bebé o señoras jubiladas de tertulia, de forma que si pasamos al fondo a desayunar o merendar más vale tomárselo con calma. Luego el producto es el que es, sin más. Café y cruasanes de calidad estándar, aunque una cierta variedad de bocadillos.
En cualquier caso, no se quejen: la mayoría de panaderías usarían ese espacio abierto como almacén.

El Cafetó es como La Divina Comedia (lástima que la calle Dante caiga algo lejos): entras en una zona infernal, estrecha, donde vas viendo los cruasanes y demás pastas y salados sin poder tocarlos; continuas por un purgatorio de mesitas, agradable si hubiera una mesita menos, donde jóvenes chismorrean y abuelitas ligan (y al revés también) y acabas en una especie de paraíso final, en un patio interior que es exterior, en un respiro a tanto coche y tanta gente dentro de El Cafetó.
Las camareras te siguen allá donde acabes situándote, son amables y relativamente rápidas. Tienen bollos de todo tipo más que dignos, y salados (porciones de pizzas, bocadillos, el cruasán con frankfurt de toda la vida; y alerta, un menú de mediodía más que digno) de lo más correcto. Y pan. Ah!, y un cafetó.