El Rouge

Our hostel leaders introduced this bar to us as having a Moulin Rouge theme, but apart from the red wall paint, I couldn’t really see any identifying features! It was a nice place to hang out before the club though– crowded but not overly crowded, and great throwback tunes playing! I was shocked to discover that pints were € 2. We had a great time mingling with our sister hostels and barely wanted to leave to go to Under. It’s a nice time, but don’t be too excited to experience an authentic Moulin Rouge-​style bar!

Penumbra exquisita y paredes empapeladas, alfombras y cuadros de pintura tipo Flamenca o Siglo de Oro? colgando sobre las cabezas de las gentes en las butacas del pasillo y el salón.
Podría haber una otra puerta (igual existe) que condujese a alguna otra sala de iluminación azul o verde. O a un dormitorio. O a un laboratorio. O a los años treinta.
Es verdad que la barra a veces se complica, de pende de quién esté. Pero yo siempre he encontrado gentes o conversaciones o música o un sillón bonito o algo interesante que acompañe a mi copa en una ambiente agradable.

Lo conocí recién llegada a Barcelona y es un sitio que no he dejado de ir. Y eso que la primera vez fue todo un reto porque de repente te encuentras frente una puerta pequeña que parece que sea de otro tipo de local, no la de un bar. Suele estar cerrada y tienes que llamar al timbre para que te abran y para que lo rojo te invada. Porque desde luego es el rojo vivo lo que da nombre al sitio. Al entrar verás que te encuentras en un pasillo más bien estrecho y decorado con butacas y mesitas y lámparas con aire rococó. Al llegar al final, está la sala: una barra, unos sofás antiguos y puede que un dj en una esquinita. Alguna vez me ha pasado que al ser tan pequeño, te sientes extraño al principio y te dan ganas de irte corriendo porque el ambiente es tan íntimo que te puede resultar un poco incómodo. Pero si vas con tu pareja o con un grupo de amigos reducido y pillas un buen sofá de estos, te aseguro que tardarás en levantarte porque los cockteles están deliciosos. La música muy muy suave así que si buscas ambiente movidito no vengas aquí pero si lo que quieres es tomarte algo como si estuvieras en una casa de citas de los años cincuenta, el Rouge no te decepcionará.

Ingrid quería festejar su cumpleaños entre amigos y pensó en el Rouge. Fue íntimo (al principio, después se llenó), fue familiar, hubo buena música… Pedí una caipiriña. Me apetecía sofá, uno de esos que parecen reciclados del comedor de la abuela. Otros se sentaron en pufs, taburetes y otras sillas bajas de formas y colores dispares. Porque en el Rouge cada silla, cada sofá y cada mesa es singular; no hay ninguna igual. Domina el color rojo, eso sí, y todo queda armonizado bajo la calidez de lo recogido. Los recovecos del largo pasillo de entrada estaban ocupados. Son rincones para las confesiones, los besitos y otras complicidades. En las fiestas de Ingrid siempre hay sorpresas. Ayer también las hubo.