Trato excelente a cargo de dos hermanos Esteban y Laura, con dosis de humor controlada. Magníficas las empanadas caseras con productos de buena calidad realizadas por su madre Ana. Excelente café Illy. Buena música, ambiente familiar, mucha tranquilidad, buen nivel cultural. Aseos muy limpios. Asientos duros con sillas de tijera plegables como las que ponían en los cines de barrio de verano(por eso no califico con 5 estrellas). Algunas mesas redondas diminutas para dos personas. El resto bien. Muy recomendable.
Óscar S.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Ah… el Raval… ese antiguo barrio chino convertido en el cuartel general del ejército gafapasta, una vez abandonado casi por completo sus posiciones en GRACIATOWN Bien, el Mamma café… cuanto arte, literatura y cine pasan por los anteojos de los señoritos y señoritas que lo frecuentan. Cuanta genialidad. Una cafetería «argentina» cerca del Macba que hace las veces de restaurante de menú. No es un sitio caro de menús donde apuestan por lo mediterráneo, qué originalidad, ¿no? Fui a comer por allí con unos amigos extranjeros para quedar bien y lo conseguí, eso sí, pero no sería el sitio al que yo, personalmente, volvería.
Raül R.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
¿Un café llevado por argentinos?(Un café tranquilo, con gente de todo tipo que lleva consigo la tranquilidad, menos alguna mujer mayor que grita porque no oye, o algún bebé que llora porque no sabe hablar.) No parece muy habitual. ¿Empanadas? Sí, eso ya es más habitual. Pero lo que quizá no es tan habitual es que estén buenísimas. Para empezar, es una cafetería y tetería –tienen numerosos tés; yo no soy mucho de pedirme tés en los bares, pero una de las veces que he ido, como en la entrada pone tetería, me he tomado un té y estaba bueno, té lo aseguro– y cafés variados –los sospechosos habituales, buenos y bien hechos-. También ofrecen las pastas recurrentes, más que dignas. Pero si queréis venir hasta aquí, moveros de vuestro círculo de locales habituales, es para las empanadas. No tienen tampoco muchas variedades, la de jamón, queso y cebolla, la de pollo, una sólo de queso, y alguna más que os dejo en suspense. B-R-U-T-A-L-E-S. Más sabrosas, imposible. Ni muy grandes ni muy pequeñas, en su temperatura perfecta. Jugosas. Arrgg… No puedo decir nada más, me tengo que ir a comprar unas cuantas, para comérmelas, para guardarlas, para regalarlas, para congelarlas –no sea que cierren o cambien de dueño, y dejen de hacerlas de repente-. Em-pa-na-dasss… –y cafés y tés-.
Adrián C.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Una cafetería así, con esa paz envuelta en mantequilla que se respira nada más entrar, atrae como es natural a gentes con gafas que quieren leer y apuntar cosas importantísimas en sus molesquines. Algunos hay, con las piernas cruzadas y la mirada perdida; a su lado parejas despeinadas vaya usted a saber porqué; más allá tres o cuatro jubiladas, muy educaditas y silenciosas, tomando té a la inglesa. Y tras la barra, ni un señor mayor con anteojos ni una joven aprendiz de bibliotecaria, sino dos hermanos argentinos, rápidos como pulgas, y su madre, responsable de las empanadas y los olores pegajosos y dulzones. Una familia con muchos brazos que ha convertido ese local casi en un club. A su alrededor, al otro lado de la barra, muchos clientes, amigos, que han ido acudiendo al Mamma a tomar café en los últimos años y que algo tristes deberán estar ahora que saben que el local se traspasa. Un servidor, que conoce a Esteban, y a su hermana Laura, y a Ana, su madre, y a su cuñado Martín, y a sus sobrinos, todo por la afición compartida al póquer, también se apena. Pero sé que si hacen bien la transición, el Mamma seguirá ahí para el tipo de la molesquine, para las parejas y para las jubiladas. La variedad de tés seguirá en las estanterías; incluso esa curiosa máquina de helado cremoso de café, y la cafetera, y el molinillo con Illy dentro. Dudo, sin embargo, eso hay que reconocerlo, que podamos conservar las empanadas.