Thales

Went here for a small lunch and drink and to get out of the rain.
Food
Menu is small with some deli style sandwiches, salads, eggs with does and a few other things. We just ordered fries and calamari. Both weren’t that great and the fries tasted like fish (used the same oil). The sandwiches and other small plates didn’t look that great either.
If you are from North America or the UK this isn’t a pub that you would be accustomed.
Service
Mixed feelings on this. There was only one person working. We sat ourselves and the worker came over immediately. We hadn’t a chance to look at the menu for drinks and asked for a minute. He took off visibly annoyed. Every time we ordered something or brought an order out he looked pissed off at us. Not sure why as we were quiet, polite and minded our own. Food came fast.
Id look elsewhere unless you’re coming in for a cheap and quick beer. The décor isn’t all that great either.

I found Thayles as I find most places… by accident.
It was late, and for Barcelona that’s saying something, but I wasn’t ready to turn in yet. Wandering back to my hotel Thayles appeared as a beacon of light in an otherwise shut down part of the city. So, I popped in for one last brew before bed.
There is nothing special about Thayles and I guess that’s exactly what made it special for me.
This is a typical neighborhood Catalan bar designed not for tourists but for patrons who go by first names and enjoy spending quality time together.
As a plus they do have a remarkable selection of Trappist Ales (I’m a sucker for them) and while the ambience is basic at least you’re not paying for it.
If it’s late you’ll find me here.

Increíble no encontrarlo lleno de turistas, considerando que está a pocos pasos de la Plaza Sant Jaume. Es el típico bar de barrio, pero repotenciado con varias neveras llenas de una gran selección de cervezas importadas, en su mayoría belgas (oh, Bélgica… adorado paraíso cervecero. Así que a modo de self — service, puedes coger tu birra preferida y luego llevarla a la barra para que te la destapen y te den la copa que corresponda a tu cerveza, que es como se debe tomar!
No es del todo barato, pero vale la pena darse un gusto de estos de vez en cuando.

El Thales está situado en una zona donde abunda, en un extremo, la oferta encarada al turismo y, en el otro, los baries de barrio más bien oscuros, más bien poco confortables. El hecho de situarse en el medio de ambos polos ha hecho que le frecuente bastante a menudo, también para ver el fútbol, pero lo cierto es que no me parece muy remarcable.
Los precios son tirando a altos, aunque merece la pena rascarse el bolsillo por el bocadillo de jamón ibérico que preparan; el futbol no se ve muy bien, pues la tele es pequeñita; el servicio pierde a menudo los papeles cuando hay un poco de gente…
Ya digo, un recurso para huir de según que tipo de establecimientos muy prolijos en la zona, pero nada del otro mundo.

Insisto: donde esté un bar que hace esquina, que se quiten los demás. El Thales parte de ahí y nos ofrece un eficaz camarero con bigote y una carta completita de cervezas. Algún bocadillo y alguna tapa sin más, y sobre todo, la posibilidad de refugiarse del centro de Barcelona en pleno centro de Barcelona. En realidad es un recurso muy fácil si por cosas de la vida acabamos por las calles de Ciutat Vella, cualquier día entre semana, preguntándonos dónde echar la mediana prescriptiva antes o después de cualquier evento o fiestecilla. Se está tranquilo aunque todas las mesas estén llenas y ponen el Barça y la MTV en la tele del rincón, razones suficientes para que con el paso de los años haya acabado yendo tanto (lo de la MTV entretiene, de verdad, pruébenlo en grupo). Si me paro a pensarlo, ya más en plan autobiográfico, el Thales es uno de esos pocos sitios que nunca tengo en cuenta pero en los que con la tontería he pasado grandes tardes y noches de mi vida, con gente a la que quiero. Un poco como si fuera familia.

No sé si los dueños del local trataron de resolver el teorema de Thales y dándolo por imposible decidieron dejarlo y dedicarse a ofrecer buenos momentos a la gente. Este es un bar cercano a la plaza Sant Jaume, sencillo, de puerta negra con ventanales, ideal para tomar cervezas de importación. Es más conocida su entrada de la Calle Ciutat, de más fácil ubicación. Acostumbra a estar lleno y son muchas las celebraciones que aquí han acontecido. Por ejemplo, el bar se llenó de gente, simpatizantes de AnimanNaturalis, el año pasado 29 de Julio celebrando la aprobación del decreto de protección de los animales, con la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Y es que, ubicado como está detrás de la plaza de la Generalitat y el Ayuntamiento, este mítico bar da cobijo a manifestantes de todo calaña.