M’encanta esté bar. Tengo buenos recuerdos… Una copita de vino blanco y unas lonchas de manchego y jamon fueron un placer total. El servicio es super agradable, el camarero no sabia como satifacernos, y esta situado en la Plaza de Sol, llena de buena gente, ambiente simpático
Marta A.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
— El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía, es una de las mejores. — Ahá… — Sí, el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír. — Ya… — ¿Te he dicho que el cerebro es el más sobrevalorado de los órganos? Si Woody Allen se pasease por la Plaza del Sol de Barcelona(aunque cuando se pasea por Barcelona, lo suele hacer por el Hotel Casa Fuster) seguramente entraría en el Woody, pediría un zumo y nunca se atrevería a decir alguna de sus frases más emblemáticas sobre sexo a una chica(eso sólo sucede en sus libros o películas). Pero lo que está claro es que le gustaríà la intimidad del local y la música. Jazz.
Daniel N.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Melancolía trasnochada. Me senté y pedí el trago de siempre. Mi vodka tónica. El camarero, tardó un rato, y lo trajo a la mesa, Era tarde, veníamos del Dorado, de bailar la música caribeña de Lucrecia y esa canción que habla de que no le coman la cabeza a su gente. Yo me sentía igual, no me quería comer más la cabeza. Estaba agobiado, y el vodka, me puso a tono poco a poco. Tú mirabas el lugar, sin decir palabra. Yo intentaba estar alegre. De fondo, jazz, que me transportaba a ese oscuro sentimiento, que es la pasión, pero nada de eso quedaba entre nosotros. Encendí un cigarrillo y me fui a la barra. Pequeña, solitaria, taciturna. Como estaba yo, el barman me regaló un chupito. Yo tarareé la canción y nos miramos a los ojos. Quedábamos pocos solitarios en aquel lugar, en aquella noche. Te miré y brinde por ti, brindé por mí. Dejé el vaso en la barra y salí.
Álex R.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Un local para terminar la noche, un espacio para la última copa, generalmente callado y circunspecto. El Woody Bar se disfruta, sobre todo, cuando ya esta todo dicho, y la noche ya no da para más que mirar las musarañas, contar los dedos de una mano, o deleitarse con las fotografías en las paredes, llenas de actores de Hollywood y músicos de jazz, pensando en como deben ser sus vidas de maravillosas y de tristes, y como habría podido la nuestra propia, con un poquito más de suerte. Es un bar para estar solo, para sentirse solo, y en caso de hablar, para hacerlo con monosílabos, o frases muy cortas. Es un bar encerrado en sí mismo, introspectivo, anhelante de otros tiempos y bastante indiferente a los que corren. Es un bar para personas que se sienten de otro mundo y que se encuentran desubicados y en parte, hastiados por todo lo que acontece a su alrededor. Mientras todos los bares de la plaza se abren al mundo, el Woody Bar es como el Bartleby de los bares, y con buen criterio, prefiere no hacerlo, quedándose en su cueva recordando los tiempos pasados, que siempre fueron mejores.