Punto y coma

Ustedes saben de esas situaciones en las que uno o varios amigos dicen «¿no conoces ese lugar? no lo puedo creer, pero si es un clásico». Y entonces te sientes un poco fuera del tema y la broma y etcétera.
Bueno, me cansé de que este lugar fuera un referente común para mi círculo y decidí ir a comer ahí. Era curioso porque me recordaba a un lugar en DF que se llama «Pare y coma», me sonaba igual de imperativo.
Lo es. Dentro de un mercado, rodeada por la vida álgida del comercio y el movimiento constante no hay tiempo de cuestionarte nada, sólo pides sin pensar «2 de relleno negro y 2 de poc chuc»… y tarán. Estarás satisfaciendo la necesidad primaria del alimento.
Si quieres romper la rutina de cafecitos franceses en montejo, este es el lugar. Vas, comes, conoces gente, bromeas, y fluyes con la cotidianidad.

Me gustan las metáforas. No sé de donde proviene el nombre de «Punto y coma», pero yo le atribuyo una (metáfora). Según las reglas gramaticales, el punto y coma (;) es un signo que representa la separación entre dos enunciados, pero que continúan con la misma idea, se utiliza para hacer una pausa más larga que la coma (,), pero no tan larga como el punto (.). ¿Ya entendieron? Al ser un puesto de comida, puedes detenerte un rato para comer con tranquilidad, sin tanta prisa y después continuar con tus actividades cotidianas. O bien, puede ser una orden: «¡Punto! Y coma su salbut». Bueno, ése no es el punto (perdón, tiendo a analizar el origen de las cosas y desvariar un poco).
El punto es que, este pequeño establecimiento ubicado en el interior del Bazar García Rejón, ya tiene varios años de experiencia, es otro de los lugares que es tradición y una obligación visitar. ¡Qué recuerdos! Cuando era pequeño… bueno, cuando era niño iba mucho con mi padre, recuerdo a los salbutes, o esos tamales colados y las tortas de pavo, acompañado de la ahora extinta sidra pino, era lo que más me gustaba. Pero nada se compara con el muy generosamente servido Mondongo, amado por muchos, odiado por otros, idolatrado por mí.
Hoy en día, «punto y coma» sigue con la misma popularidad y, sobre todo, con la misma calidad, el lugar casi siempre está lleno, cientos de personas visitan los locales (sí, es más de uno) diariamente. Obviamente con algunos cambios, como por ejemplo, el precio, si hacemos una comparación con lo que se cobraba antes, podemos decir que ahora es un poco carito, pero ¿vale la pena? Sí, por supuesto que vale la pena, sobre todo por tratarse de tradicional comida yucateca.
Si te animas a entrar, ten muy en cuenta que comerás en los pasillos del bazar, en unas pequeñas mesas pegadas a la pared, posiblemente compartas esta experiencia y te sientes junto a completos desconocidos, pero conviviendo como una familia, puede ser que hagas nuevos amigos, punto.

Comer dentro de un mercado siempre lo asociamos a: sabor autentico, buen sazón y economía, la verdad es que a este local si debemos ponerle las tres palomitas ya que su comida cumple con todo para ser autentica cocina regional, con excelente sabor, a un precio justo.
Y aunque los panuchos y salbutes son (creo) lo más famoso del puesto, yo me voy mas por los guisos que ahí se pueden degustar, sobre todo el relleno negro que hacen… ¡es una delicia! El saborcito picoso y la sensación terrosa de un buen relleno negro están ahí. Muchos lo prefieren en salbutes pero nada como tener tu ración con tortillas y chile habanero frente a ti para comerla a tu gusto.
Otro platillo por el que babeo es el poc chuc, y es que siempre he creído que el punto de diferencia entre un buen poc chuc y una carne asada con naranja es la cebolla, es un ingrediente importantísimo para este platillo y aquí la tienen en su punto, así como también el tomate tatemado del chiltomate; acompañado de arroz y tortillas estas en el cielo.
Espero alguien se animé a probar estos platillos y me cuente su experiencia.

Debo decir que estoy aprendiendo mucho de mis amigos scouts meridanos. A través de ellos he llegado a lugares clásicos que el yucateco va, que valen muchísimo la pena y que si no fuera por ellos que acercan la info, sería complicado conocer, más si están lejos del centro como en más de alguna situación.
Por ejemplo, en el caso de punto y coma, está en pleno centro y ya había pasado por allí, pero no me había detenido a probar su sazón, ya que leí las reseñas tan buenas, no me pude aguantar la curiosidad, ya sabía donde estaba, así que decidí ir en busca de la tan afamada sazón. La verdad no hubiera esperado mucho del lugarcito, aunque al llegar te das cuenta de lo concurrido que es el localito y agradeces haber llegado temprano.
Los salbutes y los panuchos, que para mi son casi lo mismo, sólo que uno lleva la carne por dentro y el otro por fuera, me supieron deliciosos, me pedí uno y uno y después repetí mi pedido, estaban exquisitos. ¡Gracias amigos scouts! ¡MUY BUEN SAQUE!

Este lugar tiene una larga historia y tradición al ser uno de los negocios de comida yucateca más populares. Desde que tengo uso de razón he disfrutado de los antojitos regionales de aquí de hecho ¡Esperen! casi puedo asegurar que aquí comí mi primer panucho… siii es más, recuerdo que cuando pequeño pensaba que «coma» hacía referencia al verbo «comer» y no al signo de puntuación, tendría unos seis añitos entonces. Mis papás nos traían a cenar casi todos los fines de semana aquí, en ese tiempo me comía un panucho o un salbut solamente.
Ahora ya no vengo tan seguido pero cada vez que como aquí es como un viaje al pasado, los panuchos saben igual que como los recuerdo en mi infancia solo que ahora me como hasta cuatro, a veces me gusta pedir un caldo de pavo igual de sabroso. Es probable que generaciones enteras se hayan deleitado con la comida de este modesto establecimiento.
El local es pequeño, se ubica en el interior del bazar García Rejón cerca de otros locales de comida pero este es definitivamente el más famoso y concurrido del lugar. Todo lo que sirven aquí es delicioso y tiene el sazón perfecto e inigualable de la comida yucateca, un gusto que, tal como dice María José, saca a relucir tus raíces mayas… hasta puedo decir que el sabor auténtico de la comida yucateca es el de este tipo de establecimientos y no el que nos hacen creer los grandes y afamados restaurantes, entonces ¡Tal vez todo este tiempo hemos vivido engañados!

El punto y coma se usa cuando quieres recuperar aliento, o hacer una pausa no tan larga antes de continuar, ¿o no… pues, a Punto y Coma voy a eso mismo. Recuperar el aliento atacado por el hambre, y hacer pausa en un almuerzo justo y merecido.
Cuando almuerzo aquí con mis amigas, nos pasa un extraño fenómeno: el acento yucateco que cultivamos durante nuestra vida se hace más pronunciado, empezamos a hablar ligeramente aporreado y terminamos haciendo nuestro show mágico cómico regional a la vista de meseros y comensales. ¿Por qué? Simplemente porque la comida regional que sirven aquí te aumenta el orgullo yucateco. Sus panuchos y salbutes son deliciosos, hay de pavo, carne molida y relleno negro. También puedes devorar una ración de relleno negro, caldo de pavo, poc chuc o tamales colados, torteados o vaporcitos. Todo es delicioso y a un precio muy bueno.
Si pasas por el mercado de artesanías, busca las bancas verdes y détente un rato a comer en Punto y Coma. Su original nombre es sinónimo de sabrosura y calidad 100% yucateca.