Amigó Cascarilles

Barato no es, vaya por delante. Pero calidad tienen, así que podríamos decir que calidad y precio van acordes, aunque el plato sea un platillo.
El local tiene una decoración muy maja, me encanta que el suelo sean las típicas baldosas de Barcelona. La terraza es grande (unas 8 mesas) y acogedora.
Pedimos unas birras y un plato de calamares. El plato no llegaba a la medida de postre (al menos, en comparación con los de mi casa) pero estaba rebosante y los calamares estaban muy buenos.
El porqué no le doy más estrellas es por la suma de pequeños detalles como:
1) A pesar de haber personal, las mesas de la terraza estaban muy poco atendidas. Tuvimos que levantarnos dos veces para pedir un poco de pan para acompañar los calamares y para pagar. Y eso que el local no estaba en absoluto lleno.
2) Cuando el camarero nos puso el plato de calamares, la servilleta y un tenedor, nos preguntó si queríamos cuchillos. Hombre, si ya lo has traído todo. ¿tanto te cuesta traerlo todo de una vez?
3) No hay servilleteros en ninguna mesa.
4) No nos ofrecieron carta o menú para pedir. De hecho, pedimos gracias a las fotos que vimos colgadas en Unilocal.
Teniendo en cuenta que por dos cervezas, un Nestea, un platillo de calamares y un poco de pan pagamos 20 € creo que sin ser incorrecto, el servicio podría mejorar.
[CAT] Barat no és, vagi per davant. Però qualitat tenen, així que podríem dir que qualitat i preu van concordes, encara que el plat sigui un platet.
El local té una decoració molt maca, m’encanta que el terra sigui les típiques rajoles de Barcelona. La terrassa és gran (unes 8 taules) i acollidora.
Vam demanar unes cerveses i un plat de calamars. El plat no arribava a la mesura de postres (almenys, en comparació dels de la meva casa) però estava ple i els calamars estaven molt bons.
El perquè no li dono més estrelles Unilocal és per la suma de petits detalls com:
1) Malgrat haver-​hi personal, les taules de la terrassa estaven molt poc ateses. Vam haver d’aixecar-nos dues vegades per demanar una mica de pa per acompanyar els calamars i per pagar. I això que el local no estava en absolut ple.
2) Quan el cambrer ens va posar el plat de calamars, el tovalló i una forquilla, ens va preguntar si volíem ganivets. Home, si ja ho has portat tot. tant et costa portar-​ho tot d’una vegada?
3) No hi ha tovalloneres en cap taula.
4) No ens van oferir carta o menú per demanar. De fet, vam demanar gràcies a les fotos que vam veure penjades en Unilocal.
Tenint en compte que per dues cerveses, un Nestea, un platet de calamars i una mica de pà vam pagar 20 € crec que sense ser incorrecte, el servei podria millorar.

RIP OFF! € 75 for a very salty low quality tapas (6) and drinks, mostly water, served by a angry stormed girl! 0 stars!

Bar con muy buen producto local de mar. Enlatados gourmet y marisco delicioso. Tienes que pedir las tallarinas.

Tengo q decir, que aunque me sentí un poco incómodo con las sillas, el reducido espacio de las mesas y el frío que pasé, se me ha ablandado el corazón y le he puesto las 4 estrellas que no acaban de merecerse por los motivos acabados de citar.
Puntos fuertes:
— El trato de los camareros fue correcto.
— Son muy sinceros a la hora de decirte si el producto es fresco.
— La comida es de calidad.
— Se puede encontrar platos originales.
— No es barato pero tampoco me parece caro si eliges bien.
— El servicio fue rápido, aunque no había casi gente
Puntos débiles:
— Encontré caro el precio de algunos platos.
— Las sillas y el espacio disponible te hacen sentir algo incómodo.
Recomendación: tallarinas o mix de moluscos y sardinas
¡Repetiré!

Bueno, pues tendré que agradecer eternamente a mi amiga Anna que me descubriera este pequeño templo de las tallarinas (y otras muchas tapas) en Sant Antoni.
Quedamos un grupo de amigos y Anna reservó la mesa del «privado» donde caben hasta unas 10 personas. La mesa es una puerta que tiene más de 300 años recubierta de cristal y que queda justo detrás de los fuegos de la cocina, todo un lujo (teníà la sensación de estar en una casa).
El resto del local es de decoración sencilla, hecha con muy buen gusto y pensada para que el cliente pueda estar cómodo. Puedes sentarte tanto en la barra o en las mesas de dentro o de su terraza (¡sí sí, dispone de una pequeña terraza y en invierno tienen estufas!).
Solo llegar nos pedimos un vermut que estaba delicioso. A la hora de pedir comida nos dejamos aconsejar por Anna y pedimos varias tapas. He de decir que las tallarinas son las mejores que he comido en años y probablemente las más buenas que haya probado nunca, no podíamos parar de pedir platos y platos y nos las comíamos como si fueran pipas! El resto de tapas estaban muy buenas también (croquetas, jamón, patatas con salsa picante, alcachofas rebozadas, ancas de rana…). La tapa de solomillo a dados me sorprendió mucho ya que cuesta unos 13 euros, estaba tierno y sabroso y la ofrecen mucho más barata que otros locales donde también lo sirven.
Todo lo que tienen, todo, es fresco, nada congelado. Todo el marisco es de las tierras del Ebro y llega diariamente de la lonja a diario. Me encanta que en la carta hayan conservado los nombres de la zona como polp y ostró entre otros :)
El servicio, desde el propietario hasta los cocineros y camareros son profesionales y cercanos y nos hicieron sentir realmente a gusto.
La verdad es que hemos empezado este 2015 con muy buen pie, espero repetir muchas veces durante todo el año, y que sea pronto, porque me declaro una ADICTA a las tallarinas de este local.
Enhorabona Pere per fer les coses tan bé!

Really good food and even some craft beers! Stick with seafood. Though rovellons are quite good. Drink craft beer! Excellent service. Recommended
Outdoor tables too! Busy on weekends…

Fui una sola vez, cuando todavía no estaba reformado. Pidimos de todo: pan con tomate, almejas, tortilla, jamón, aceitunas, queso, choricitos, todo todo lo que se nos ocurrió y que ahora no puedo recordar. La verdad es que estuvo muy bien. Éramos 4 y pagamos algo como 60 euros pero muchas cervezas incluidas. No sé si siguen la misma línea que antes, estos días me acercaré para comprobarlo…

Veo que está renovado. Lástima, estaba mejor antes. Pero no importa: lo que importa es lo que queda detrás y lo que ofrecen dentro.
¿Qué queda detrás? Mi pequeña historia con este bar. De pequeño, cuando vivíamos por la zona, la parte de arriba del Mercat de Sant Antoni empezaba a ser la zona de nadie (a partir de la Gran Via ya era terreno prohibido). Así que cuando alguna vez me llevaban al Amigó –que a mí, me gustaba llamarle Amigo, sin acento-​, era como una pequeña victoria contra las fronteras. ¡Y con premio!
Para darle más valor aún, varias veces mi padre se iba a dar una vuelta en domingo, y al cabo de un rato volvía con latas de berberechos o navajas del Amigó (esto enlaza con lo que ofrecen dentro, como podéis deducir). A mí, me encantaban y me preguntaba de dónde venía, de dónde las sacaba.
Así que ahora, para hacer un remember when, miento y digo que voy al Mercat de Sant Antoni a comprar tomates, o algo, y voy al amigo Amigó a tomarme unas navajas, o algo. Mmm…

Al llegar a Barcelona me enseñaron una costumbre a la cual me adherí con apego, tomar el vermut cada dominguito era sagraó!!!
Uno de los rincones que me gustaba era este local, un buen plan es (siempre cuando el sábado has tenido fuerza de voluntad y te has ido a la cama pronto) pasear por al mañanita por el Mercat de Sant Antoni, y después tomarte a eso de las 12.30h el vermut en Amigó.
Es todo una delicia saborear un buen vermut acompañado de unas patatitas, y sí tuviste suerte en el Mercat igual hasta tienes un libro nuevo que acompañe este disfrute.
Yo al final, perdí esta costumbre pero ahora al recordar estas mañanas de domingo estoy deseando que llegue el fin de semana para volver a las andadas

Ah… que delicia los domingos por la mañana!
Cuando era niña, el ritual era siempre el mismo: una vez al mes, mi padre me llevaba al Mercat de Sant Antoni a cambiar cromos. Y al terminar, nos sentábamos en la terraza de madera del Bar Amigó. Él con su vermut (del bueno, a granel…), yo con mi limonada. Al solecito. Con unas patatitas delante. Y eso era gloria bendita.
Hoy sigue siéndolo, a pesar de que la marquesina ya no es de madera.
Como antes, las colas para entrar hacen que sea habitual leer el periódico en la calle mientras esperas mesa. Como antes, las señoras mayores vestidas de domingo, se mezclan con los niños que corretean sin parar y reclaman la atención de sus padres. Como antes también, parejas de más o menos edad, miran atentamente ese libro-​tesoro que han encontrado en alguno de los puestecillos rodean el mercado.
Creo que los camareros son los mismos. Antes no tenían prisa. Ahora, más mayores, menos aún. Siguen sirviendo el vermut a granel con los berberechos, o las almejas, o las patatas, a paso lento, como siempre.
Una cosa ha cambiado, y es la cantidad de «ofertas» de video-​juegos, DVD’s y demás que hay en los alrededores… Antes eran cromos, hoy, ya se sabe!
Al final, todos, los que intercambian cromos, compran libros o trapichean con lo que sea, acabamos en el mismo sitio: en el Amigó, uno de esos rincones a los que da gusto llevar a los que vienen de fuera, porque allí pueden ver perfectamente como es esta ciudad.